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Esperaba a que ese hombre sirviera algo en esas copas. Su casa solía ser tan linda como siempre. Nada parecía fuera de lo normal, a pesar de que él se quejaba como Messi lo trataba. Escuchó que ese omega solía ser muy problemático, más por haberse separado de su pareja y olvidarse de sus niños.

Pero todo su egoísmo acabaría en cuanto sus planes estuvieran fijos.

—Toma —Venía en su dirección, ofreciéndole la bebida. Ella lo tomó y agradeciendo el detalle, le otorgó una larga sonrisa.

—Entonces cuéntame qué tal ese chico.

—Pensé que sería mucho más fácil dominarlo, pero no es un omega común —Dijo Cristiano refiriéndose al quien consideraba su pareja— Es rebelde, no tiene alguna pizca de ser sumiso como cualquiera de su fenotipo ¿Puedes creer que no ha cocinado en todo el tiempo que llevamos juntos?

—Suena terrible —Negó con su cabeza tomando un sorbo de la bebida. Si ella fuera una buena amiga, le diría que se separara de ese hombre. Pero no podía hacerlo, no cuando ella había arreglado todo eso— Odio que los omegas traten de creerse fuertes.

—Y es aún peor porque Messi siempre tuvo un papel importante en el fútbol. Demostraba que su fenotipo no lo pararía. Lucho para que los omegas sean aceptados en las competiciones oficiales.

—Que se jodan ¿Creen que tienen la misma capacidad que ustedes como para competir? Me los imagino llorando por una simple caída. Es una tontería. Deberían quedarse en casa cuidando y dándole de comer a sus bebés.

—Opinó lo mismo, Georgina. Tendré que someterlo más. Debe aprender que las cosas no son de la manera en las que él quiere.

—¿Hablaste con su madre? Dijiste que habías conseguido una cita para hablar con ella.

—Lo hice. Pude hablar cosas muy generales, pero siento que falto algo para convencerla. No pudimos hablar mucho, Messi se había ido en cuanto volví a la mesa. Ella también se despidió apenada. Supongo que lo haré de nuevo.

—De todas maneras, tú eres el alfa de su hijo. Messi no tiene que estar ahí para que hables con tu suegra ¿No?

—Supongo que si. Pero estoy harto que Messi no me obedezca como quiero. Si quiero que él esté ahí, él debería estar.

—Cuando oficiales tu relación con él, no tendrás porque preocuparte. Tendrás a ese omega rebelde con una correa en su cuello. Nadie te cuestionará si sometes tu poder como alfa ante él.

—Muero de ganas de hacerlo. Pero debo esperar a que esa marca desaparezca de su cuello. Seré un chiste si me creo dueño de él mientras sigue con esa maldita mordida. Han pasado meses desde que ese mexicano se fue de su vida, pero no hay ni una señal de que esa mancha sobre su piel desaparecerá. Creo que ese alfa tiene una pareja. Por eso no entiendo cuánto tiempo más tengo que esperar para decir públicamente que su vida me pertenece.

—Si ese mexicano tiene una pareja y esa marca de su cuello aún no desaparece, es porque su ex alfa aún mantiene sentimientos vivos por él. Será tarde sino te encargas de desaparecer esa mordida. Solo llévalo a una clínica y pide que la borren con láser. En unas semanas ya tendrás la oportunidad de clavar tus dientes en él.

—Siempre pienso en eso. Pero tampoco quiero llevarlo a la fuerza hasta una clínica. Dejaré que pasen unos días y trataré de hablar con él —Era otra manera de decir que manipulará su mente tan débil para que siga al pie de la letra sus órdenes— Mientras tenga mis dientes grabados en su cuello, estaré contento de que todos sepan que él me pertenece.

—No me imagino que será del mundo en cuanto oficialicen su relación. Seré la primera en reír.

—Todo es paso a paso. Primero quitaré esa suciedad de su cuello, pondré mi marca y lo presentaré como mi omega. Luego, dejaré que pase el tiempo para luego hacerlo mi esposo. Pero mientras, debo aplazar esa demanda lo más que pueda. Se supone que ese trámite ya debió pasar por la embajada de Mexico, pero aún no quiero que ese tema del juicio se resuelva tan rapido.

¿Qué hora son, mi corazón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora