Capítulo Final

91 8 0
                                    


Siwon detuvo el coche bruscamente en el cruce con una carretera por la que pasaba un viejo camión cuyo motor sonaba como un elefante herido.


—Todavía no está muerto.


Heechul opinaba lo contrario.


—¡No pienso seguir casado con un hombre que no confía en mí cuando digo la verdad! —dijo, optando por olvidar la mentira que había elaborado antes de marcharse.


Cuando el camión pasó, Siwon soltó el freno y giró en la misma dirección.


—¡Has tomado el camino equivocado! —protestó Heechul—. ¡Iba a ver a Nikos!


Siwon apretó los dientes y aceleró, Unos segundos más tarde, tomaba un camino que ascendía por la colina hasta pasar las villas de lujo. Consciente de lo que había al otro lado de la colina, Heechul se irguió en tensión.


—¡No! ¡Siwon, no puedes hacerme esto!


Siwon lo miró desde detrás de sus gafas de sol.


—¡¿Cuándo te vas a enterar de que puedo hacer lo que se me de la maldita gana?!


La frialdad con la que se expresó dejó a Heechul sin palabras. Por primera vez sintió miedo al darse cuenta de que Siwon no hablaba metafóricamente.

Tal y como había percibido al entrar en el despacho, era un hombre completamente distinto al que había creado una fantasía con él en la casa de la playa. De pronto, la burbuja había estallado y se encontraba frente a un desconocido con una determinación de hierro para alcanzar sus objetivos.


—Quiero ir a ver a Nikos —imploró.


Siwon se sacudió como si le hubiera clavado alfileres, pero continuó conduciendo sin cambiar de rumbo. A los pocos minutos atravesó una verja de seguridad que se abrió automáticamente a su paso.


Heechul se encontró en el helipuerto privado de los Choi-Markonos. En la pista de despegue había un helicóptero que los empleados ponían a punto en aquel momento. Siwon aparcó junto al hangar, donde esperaban su llegada el resto de los empleados.


—¿Cuándo has organizado esto?—preguntó él con voz temblorosa.


—Antes de salir a buscarte.


Bajó del coche de un atlético salto y rodeó el coche para abrirle la puerta. Al instante, el motor del helicóptero se puso en marcha y las hélices empezaron a girar.


—No pienso subirme ahí —protestó Heechul cuando Siwon tiró de él para que saliera del coche.


Sin soltar la muñeca de Heechul, él se giró para tirarle las llaves del coche a uno de los trabajadores. Él intentó soltarse, pero no lo logró. Siwon volvía a actuar con brutalidad, pero en aquella ocasión no lo llevaba a una casa dentro de la isla, sino que pretendía hacerlo subir a un helicóptero para llevarlo a donde le viniera en gana.


—¡Escúchame carajo! —gritó desesperado, alzando la mano y quitándole las gafas de sol. La mirada que descubrió le hizo perder toda esperanza de llegar a un acuerdo—. ¡Si crees que me voy a subir ahí sin que me expliques a dónde me llevas puedes irte a la mie**a con tus alucinaciones!


—¿Alucinaciones? Ya veremos si esto es o no una alucinación.


Heechul supo lo que iba a suceder, pero al ver el brillo acerado de los ojos de Siwon supo que no podría hacer nada para evitarlo. En cuanto agachó la cabeza y lo besó, el aguijón del deseo se clavó en sus entrañas, haciendo que todo su cuerpo vibrara hasta alcanzar cada milímetro de su piel. Siwon lo besó con ferocidad, llenando aquel beso de todas las frustradas emociones que lo poseían. Lo besó hasta que las piernas le flaquearon, hasta que dejó caer la mano en la que sujetaba las gafas de Siwon y elevó la otra para asirse a su cuello. Él lo sujetó por las nalgas, estrechándolo contra su ingle, dejándole notar lo que le hacía sentir...


Y todo ello sucedió ante los trabajadores. Cuando finalmente Siwon rompió el beso, esperó hasta que Heechul abrió los ojos con la mirada perdida.


—¿Te ha parecido lo bastante real? —preguntó con aspereza.


—Sí —fue todo lo que Heechul pudo decir.


—¿Piensas seguir protestando? —preguntó él. Heechul apretó sus hinchados labios y negó con la cabeza—. ¿Quieres ir andando o prefieres que te lleve en brazos?


—Andando —susurró él.


Al verlo tan abatido , Siwon resopló y dijo, irritado:



—Cambia de actitud. Sabes perfectamente que nunca te haría daño.



A pesar de todo, Heechul sabía que podía creerle y optó por subir al helicóptero sin organizar un escándalo.


Como todo lo que pertenecía a los Choi-Markonos, el interior del helicóptero era lujoso y elegante, una muestra más de la riqueza y del poder que poseían, una razón más para confirmar que Siwon y él pertenecían a mundos muy distintos aunque durante los últimos días no hubiera vuelto a pensar en ello.


—¿Y Kyuhyun? —dijo de pronto cuando Siwon le indicaba dónde sentarse.


—Tu hermano está perfectamente, se divierte de lo lindo con Hyukjae y los hermosos mellizos herederos Lee-Kadros, deberías de ver como babea por los hermosos ojos azules del mayor de ellos—le tranquilizó él.


—¿Qué quieres decir? —preguntó él con suspicacia.


Siwon sacó un teléfono móvil del bolsillo.


—Uno de mis hombres lo vigila desde que le di permiso para quedarse en el hotel.


—¿Uno de tus hombres? ¿El mismo que me espió a mí cuando huiste?


Siwon apretó los labios.


—Cuido de mi gente —fue todo lo que dijo.


A continuación dejó el teléfono en el regazo de Heechul y tomó las gafas que él le había quitado y que sostenía entre los dedos.


—Tienes tres minutos para asegurar a tu hermano que todo va bien entre nosotros —ordenó, alejándose de él—. Dile que vamos a Atenas y que volveremos al anochecer.


—¿A Atenas? Yo no quiero ir a...


Heechul calló al darse cuenta de que protestaba en vano ya que Siwon se había metido en la cabina del piloto sin pararse a escucharlo.


Indignado, se apoyó en el respaldo del asiento con un resoplido y tomó el móvil.
Para cuando la conversación llegó a su fin, el helicóptero despegaba.


**







Heechul no volvió a ver a Siwon hasta que llegaron a Atenas. Durante todo el viaje se esforzó en recordar todos los sufrimientos que le había hecho padecer, de manera que para cuando bajaron del helicóptero para tomar la limusina que los esperaba en la pista, tenía los nervios a flor de pie.

Como no había separación entre el conductor y ellos, tuvo que morderse la lengua para callar todo lo que había planeado decirle, y su furia fue en aumento a medida que se acercaban a los apartamentos de lujo de Kolaniki.


—No quiero ir a ver a tus padres —masculló cuando tuvo la sospecha de que era allí a donde se dirigían.


Siwon siguió callado y a Heechul le cosquillearon los dedos con el deseo de abofetearlo. ¿En qué demonios estaba pensando?

Siwon sabía perfectamente lo que había planeado hacer, pero no pensaba decírselo. No era lo bastante valiente. Tragó saliva al dejar atrás la calle que conducía a las lujosas mansiones de Kolaniki, con sus magníficas vistas de Atenas, y sentir que Heechul se tensaba. Sabía que estaba arriesgándose en exceso y temía cometer algún error.


—Te odio ¿sabías? —susurró él cuando el coche entró en el patio de su bloque de apartamentos. Heechul estaba pálido y abría los ojos desmesuradamente—. No sé cómo eres capaz de hacerme esto.


El conductor bajó del coche.


—Te aseguro que los dos necesitamos hacer lo que voy a hacer, agapi mu —dijo Siwon con voz ronca.


Heechul se preguntó en que podía beneficiarle que le rompiera de nuevo el corazón, pero el conductor abrió su puerta y no le quedó otra opción que bajar.


Apenas habían tardado una hora en realizar un viaje que ya había hecho cinco años atrás, y del cual no se había recuperado en todo aquel tiempo. Respiró hondo para no vomitar.

Siwon bajó a su vez del coche e hizo una señal al conductor, que desapareció tras el lateral del edificio, donde se encontraban los garajes. Siwon y Heechul se quedaron solos, mirándose.

Siwon era grande, fuerte, fibroso... y su rostro trasmitía determinación. Conociéndolo y dado que lo había coaccionado para llevarlo hasta allí, Heechul estaba seguro de que si se resistía, no tendría reparo en recurrir a la fuerza. Así que, dando un suspiro y alzando el mentón, cruzó la distancia que los separaba y caminó hacia el edificio.


En el momento en que llegaba al elegante vestíbulo, sintió la mano de Siwon en su espalda y se estremeció. No estaba dispuesto a dejarle hacer ningún gesto que le diera poder sobre él, así que se sacudió para librarse de su mano. No quería que lo tocara. No quería estar allí.


Entraron en el ascensor y subieron en silencio, como si fueran dos desconocidos; Siwon con la vista fija en él, Heechul, sin apartarla del suelo mientras se concentraba en no vomitar.


El ascensor se abría directamente al diáfano y lujoso apartamento. Todo seguía exactamente igual que aquel fatídico día, excepto que estaba ordenado en lugar de salpicado por los restos de una fiesta. Tenía el mismo estilo masculino que había tenido siempre porque Siwon había vivido en él mucho antes de que Heechul formara parte de su vida.

La puerta del ascensor se cerró a su espalda y Heechul se estremeció al tiempo que se rodeaba la cintura con los brazos como si con ello quisiera protegerse del exterior.

Pero la tortura todavía no había terminado. Siwon volvió a colocarle la mano en la espalda y, en lugar de retirarla cuando él se tensó, la usó para empujarlo hacia una puerta que, tal y como Heechul recordó con horror, daba acceso al resto de la casa.


—No... —suplicó cuando Siwon se detuvo ante la puerta de su antiguo dormitorio.


Sin mediar palabra, Siwon la abrió de par en par y empujó dentro a Heechul. Durante varios segundos, él temió desmayarse. 

Nada había cambiado. Todo seguía igual, incluida la gran cama con refinadas sábanas de lino cuya visión le obligó a llevarse la mano a la boca al instante.


—Habría preferido morirme a que vieras lo que viste la última vez que visitaste esta casa —oyó decir a Siwon a su espalda—, pero estaba tan desesperado que no pensaba que pudiera serle de utilidad a nadie, ni siquiera a mi esposo, que se merecía un hombre mejor que yo y no un pelele.


Lo había dicho él mismo, no él. Heechul apretó los labios y notó que le temblaban.


—Quiero suplicarte que me perdones —continuó él.


—No has elegido el mejor escenario para pedirme perdón —susurró él, para quien volver a aquel dormitorio era retornar a la escena de un crimen.


—¿Al menos aceptarás una explicación? —insistió él.


Heechul no estaba seguro de querer pasar por ese suplicio. Se volvió hacia él con gesto tenso.


—Escucha, no hace falta que hagas nada de esto. Ya he asimilado lo que vi aquí. Si no...


—Deja de mentir —interrumpió él.


Heechul sabía que estaba pálido. El corazón le latía con fuerza contra el pecho y...



—¡No tengo por qué aguantar esto, Siwon! ¡Sólo quiero marcharme de aquí!


—Pero yo necesito hacerlo —dijo él, sujetándolo por los hombros—. No creo que te haga daño escucharme.


—¿Estás seguro? Puede que confesarte te haga bien a ti, pero a mí no me beneficia en nada.


—¡Te amo! —gritó él—. ¡Siempre te he amado y no quiero dejar de amarte! ¿Te hace eso sentir mejor?


Con un resoplido, lo soltó y se separó de él como si se arrepintiera de lo que acababa de decir pero ya no pudiera hacer nada para remediarlo.


Heechul lo observó en silencio, viéndole alzar un puño como si fuera a golpear la pared para luego arrepentirse y dejarlo caer.


—¿Te acuerdas de Ryeowook? —preguntó, volviéndose hacia él.


¿Ryeowook? Heechul no recordaba nada.



—¿Me amas? —preguntó en un susurro.



—Sí —dijo él entre dientes—. ¿Lo recuerdas?


Wookie...


—¿Tu primo? —Heechul asintió. Un joven precioso, de ojos marrones y figura perfecta—. ¿Por qué no me has dicho antes que me amabas?


—Porque esperaba que tú lo dijeras primero —Siwon hizo una mueca que se convirtió en un suspiro—. Fue él al que viste.


—¿Te acostaste con tu primo? —preguntó Heechul, horrorizado.


—¿Por quién me tomas? —preguntó él.


—¿Por un borracho? —sugirió Heechul, fuera de sí—. ¿Te acostaste con tu primo porque estabas borracho y piensas que confesarlo te va a hacer bien?


—¡No me acosté con él! —resopló Siwon—. ¿Por qué no te callas y me escuchas?



Heechul consiguió acercarse a una silla y dejarse caer en ella. Escucharía lo que Siwon tuviera que decir, pero dudaba que pudiera borrar la imagen que tenía clavada en la mente de él echado en la cama, desnudo, con la sábana enredada a altura de las caderas mientras a su lado dormía una figura hermosa envuelta en lo que quedaba de sábana, con el castaño y brillante cabello extendido sobre la almohada, un brazo desnudo rodeando los hombros de Siwon y el rostro muy cerca del de él.


—Wookie me salvó de que me ahogara en alcohol y en la lástima que sentía por mí mismo —dijo él, atrayendo su mirada. Se había movido y estaba apoyado en la pared, con las manos en los bolsillos, en actitud tensa y abatida a un mismo tiempo—. Volví de Inglaterra después de intentar verte y me encerré aquí con una caja de botellas de whisky, decidido a no ver a nadie —continuó—. Apagué el móvil y desenchufé el teléfono. Me odiaba a mí mismo. Te odiaba a ti. Había caído tan bajo que no me hubiera importado dejarme morir en este apartamento. Y lo habría hecho de no ser porque Ryeowook obligó al portero a dejarle la llave. Fue implacable...


Heechul recordó que era un frío hombre de negocios, decidido a conservar las acciones que su padre le había dejado al morir y a no ceder ni un milímetro de su poder.


—Me encontró en la cama, vestido, con una botella en la mano. Me sacudió hasta despertarme, y me gritó y me insultó hasta conseguir que fuera a la ducha. Yo ni siquiera podía caminar, así que Wook prácticamente me llevó en brazos y se metió en la ducha conmigo, me desnudó y consiguió sostenerme de pie contra la pared hasta que el agua fría consiguió hacerme reaccionar. Entonces me sacó, me dio una toalla y me dijo que me secara y me afeitara mientras él volvía al dormitorio, buscaba otra toalla y se quitaba la ropa mojada. Recuerdo que me corté —Siwon se llevó la mano a la barbilla como si todavía pudiera tocar el corte—. Para cuando volví al dormitorio, wook se había envuelto en una toalla y había hecho la cama —hizo una breve pausa. Luego sacudió la cabeza y continuó—. Todavía hoy no sé cómo fue posible teniendo en cuenta que tú eres rubio rojizo y él moreno, pero cuando alzó la cabeza y me sonrió, su sonrisa me recordó tanto a ti que... perdí el control y lloré como un bebé. Lloré por ti, por mí, por Nikos...


Sin poder soportar ver cuánto sufría, Heechul se acercó a él y lo abrazó.


—No hace falta que sigas —musitó. Por propia experiencia sabía muy bien a lo que se refería.

🥀DEL DOLOR AL AMOR |SiChul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora