La oscuridad, el frío y la lluvia acechaban aquella tarde en el antiguo y pequeño pueblo de Tempotown ubicado en el Monte de Herbos. Las calles se encontraban realmente desoladas, algo no muy común de observar allí, porque, aunque el pueblo es pequeño suele estar muy concurrido por su gran rusticidad, sus atracciones turísticas algo pérdidas en el tiempo para la época actual y por las personas cariñosas que lo hacen un pueblo único. Definitivamente era un día atípico en este lugar. Entre las pocas personas que se encontraban en la calle en ese momento, había un joven visitante caminando por la vía del pueblo.
El chico ronda los diecisiete años, su altura destaca entre los demás al ser un poco más alto que el promedio, su cabello es marrón y a pesar de que su cabello sea un poco rebelde, su peinado es impecable. También en su rostro juvenil tiene pequeñas pecas que se asemejan a diminutas manchitas de pintura marrón. Además, él vestía con una sudadera larga de cuadros rojos y negros, con unos vaqueros clásicos además de sus zapatillas deportivas.
Durante su solitario paseo visitó diferentes lugares asombrosos que el pueblo ofrece, entre ellos uno de los senderos del Gladroy Forest. Durante su visita, no se detuvo en ningún momento, hasta llegar a su destino, el cementerio del distrito. Él llevaba consigo un ramo de hermosas y coloridas camelias, que deseaba dejar junto a los restos de sus abuelos, siendo esta lo único alegre que se observaba ese día en este lugar. El joven sabía a dónde se dirigía, encontró fácilmente las lápidas que buscaba, a pesar de ser un cementerio grande y tumbas con variedad lápidas y capillas de estilo gótico.
Máximo y Lorraine Thompson eran los nombres de los abuelos del chico, sus tumbas eran visitadas constantemente por su nieto, siempre trayendo consigo un ramo de flores. Junto a la tumba de sus abuelos se encuentra la de alguien llamado Markus Westcott que incluso tiene la misma fecha de muerte que sus abuelos en su tumba, siendo esto algo que siempre ha llamado la atención del joven. El adolescente no recuerda haber escuchado ese nombre; sin embargo, no le daba tanta importancia, considerándolo una simple coincidencia.
El joven cada vez que visita la tumba de sus abuelos rompe en llanto, y esta vez no fue la excepción porque él amaba de sobremanera a sus abuelos. El día que sus abuelos murieron, él a pesar de su temprana edad les prometió visitarlos constantemente y cumplir esta promesa no ha sido sencillo para él, así que cada vez que lo visita llora su partida repentina a causa de algo o alguien se los arrebató sin ninguna razón hace diez años.
Durante la estancia del visitante en el cementerio, un joven policía ingresó al lugar, para hablar con el panteonero. La conversación se prolongó algunos minutos y después se acercó al chico con cautela.
—Buenos días —saludó amistosamente el policía—, me dijo el panteonero que tú eres Andrew Thompson.
—Sí, ese soy yo ¿Necesita algo de mí? —respondió con la usual amabilidad de él.
—Lamento informarte que hubo un incidente en casa de tus abuelos, necesito que me acompañes enseguida.
—¿Qué ha sucedido? —saltó el chico con preocupación.
—No me gustaría decírtelo aquí y creo que sería mejor que tú madre te lo diga.
El joven y el policía se pusieron en marcha, caminaron varios minutos a través del hermoso pueblo. Llegaron a la antigua casa de los abuelos del chico. Esta es muy antigua y grotesca, descuidada y con muchas plantas crecidas en la parte frontal, con vidrios rotos y muchas características que muestran el abandono que ha tenido esta casa durante los últimos años.
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El Monte de Herbos:El regreso de Gwydeon
Teen FictionEl Monte de Herbos, un distrito atrapado en el tiempo que esconde muchos misterios en su pasado es un espacio mágico lleno de secretos que sus habitantes tendrán que enfrentar. Se creía que Gwydeon, el peor mal que han evidenciado los pueblos Tempot...