Suficientemente Normal ʰʸᵘⁿˡⁱˣ

X. Esculturas de Papel

En los dos días siguientes, Hyunjin se aseguró de acomodar sus muebles de una forma más cálida y familiar, adornándolos con mantas coloridas y colgando cuadros. Era lo mínimo que podía hacer para que Felix disfrutara más en su corta estancia.

Había agendado su cita en la embajada de Inglaterra para tramitar su VISA al día siguiente, aunque estaba indeciso sobre si llevar a Felix con él o no. El aeropuerto había sido un escenario poco más que caótico y, a pesar del profesionalismo de los trabajadores, un establecimiento gubernamental no mostraría la misma empatía si el azabache tenía un ataque de ansiedad.

La solución a la situación se presentó sin necesidad de pedirla.

Hyunjin escuchó el timbre de su apartamento. Qué raro, el casero había hablado con él en la mañana sin dejar pendientes. Caminó a la puerta mientras Felix comía de un tazón con fruta y yogurt.

— ¿Si, dig...? ¡Madre! —exclamó sorprendido.

Había hablado con ella antes de su viaje, explicándole la situación sin prometer visitarla, pues no estaba seguro de la reacción que tendría Felix o ella. Sobre todo porque no le había hablado explícitamente de su consagrada relación sentimental todavía.

—La misma, ¿acaso pensabas que no vendría sabiendo que viajarías aquí?

—Ah, eso pensé. ¿Padre está aquí?

—No, él está con sus negocios; y desde que le dijiste que no querías dirigir la compañía familiar, está molesto con todo lo que tenga que ver contigo. ¿Estás ocupado, o algo?

—Bueno, es que... —estaba nervioso. —Tengo compañía, madre.

—Válgame, ¿y quién es?

—... Pues... Felix.

— ¿Felix? ¿Ese Felix del que me hablaste? El hijo del matrimonio Lee —observó. —No mencionaste que te acompañaría en tu viaje hacia acá.

—Sí, él no está acostumbrado a conocer gente nueva. Me preocupaba qué reacción tendría contigo.

Yeji tenía un contexto específico sobre el joven de cabello azabache por las conversaciones telefónicas con Hyunjin. Estaba al tanto de su diagnóstico y de las condiciones en la tutoría de su hijo con él, la posición dentro de su empresa, el escándalo del juicio y que Hyunjin había tomado su decisión de vivir en Inglaterra, pero no se esperaba la cercanía.

—Bueno, averigüémoslo —contestó segura, ahora dirigiendo su mirada hacia el ojiverde.

La mujer de cabello rubio cenizo pasó a lado de su hijo e hizo su camino al interior del complejo, encontrando al mencionado joven, sentado y comiendo. Sonrió de lado hacia su hijo, caminando directamente hacia él.

—Hola —saludó, sentándose en frente.

Felix, aun con pedazos de uva en la boca, miró hacia la mujer. No la conocía.

—Hyunjin... ¿Dónde está Hyunjin? —preguntó con espanto.

Afortunadamente el rubio entró al comedor y le colocó sus manos sobre los hombros para calmarlo, dándole un beso en su cabello.

—Ella es mi madre —explicó. —Se llama Yeji.

—Felix, soy la madre de Hyunjin. Mi nombre es Yeji —se volvió a presentar. —Estoy feliz que hayas venido a Noruega. Hyunjin me ha contado que tienes una inteligencia extraordinaria, aunque Hyunjin nunca mencionó que eres apuesto.

El azabache se cohibió de inmediato, levantándose de su asiento para ir a refugiarse a la altura del pecho de su novio. Su cara estaba roja y arrugaba la tela de la camisa al estar nervioso.