Los hombres del pilar-la comedia

5-noche de amor bajo la luna

Un punto en el cielo afirmaba la media noche, el horario perfecto para amar, el horario perfecto para demostrar sentimientos y expresar emociones. Esidisi lo sabía bien, pero su corazón le pertenecía a alguien tan frío que tendría que entrar como un rayo a aque corazón, para obtener algo de atención mientras sus ojos se perdían en los mapas confusos que poseía.

No podía evitar perderse en el cuerpo de kars, pese a ser parecidos, el ajeno le parecía especial. A comparación de su pueblo, el era el único de piel tan clara y lisa, los músculos en el resaltaba muy sensualmente provocando una sensación rara en el. Jamás había visto de una forma tan romántica a kars, y pensó que eso se debía a la luna.

Kars no pudo dejar de sentir una mirada asesina en su nuca, temía el mirar atrás y tener que enfrentar a sus sentimientos, sabía bien que su rostro estaba enrojeciendo y que necesitaba que hablaran, había tenido tantas experiencias que jamás pensó en que le sería tan difícil hablar de esto.

Finalmente se canso de perder esa concentración que hace rato quedó atrás y ni el mapa entendía. Paro en seco quedando frente a un hombre que estaba completamente sorprendido por el repentino movimiento.

-mire, yo... yo a usted lo amor, porfabor, termine con este incendio que siento en mi pecho- dijo kars tratando de no sonreír mientras le suplicaba a Esidisi que le sacara las ganas de besarle que lo volvían loco, aunque no espero que se riera y alejara su vista.

-por todos los cielos kars, ¿que especie de amarre me has echo?- se le quedo mirando fijamente mientras volvía a juntar sus labios tomándose su tiempo como si el tiempo de repente no existiera.

Esidici estaba tan feliz por ser correspondido por kars que no podía evitar sonreír entre beso y beso que estaba presenciando la luna, en un momento se separaron del camino y ingresaron a una cueva bastante cómoda, seguramente de un viejo oso que ya no estaba. Y antes de perderse en la lujuria de sus manos aseguraron un lugar para dormir.

Dejando de lado sus pertenencias, kars, se aproccimo al moreno que lo esperaba desde un rincón de la cueva, viendo atentó cada movimiento del pelimorado. Sus besos evolucionaban mientras más cálidos se sentían, sus lenguas se encontraban y combersaban muy pegadas una de otra. Apesar de no querer dejar de besarle no pudo evitar querer explorar aquel cuerpo tan blanco como una hoja, en cierta forma le molestaba que fuera tan blanco y comenzó a dejarle besos, mordiscos y chupones por todo su cuerpo, desde el cuello hasta el muslo.  Kars daba buena devolución a la atención que le estaba dando Esidisi, permitiendole ser el único ser en escuchar sus gritos suplicante ahogados de placer y deseo.

No estaban seguros de dar un paso más profundo, por lo que inclino al de pelos morados para que ahora el fuera el que recibiera algo de atención allí abajo que suplicaba sacar aquella adrenalina que le dolía. Kars dudo, pero no tardo en agarrarle ritmo al acto y obviamente disfrutando de cada minuto que estaba viviendo junto al moreno que cada tanto soltaba un quejido por su excepcional trabajo.

Con el consentimiento de kars, Esidisi incorporo su virilidad con cuidado a aquella zona prohibida donde por consecuencia de este, grito agudamente dejando loco el cerebro de Eisidi que inmediatamente empezó a dar todo de sí mismo para seguí escuchando a aquel nuevo kars que lo emocionaba de una forma asombrosa.

Alcabo de unas horas ya estaban completamente satisfechos y descansando sobre el suelo de la cueva. Aunque esperaban con ansias salir debido a que las paredes estaban manchadas de una sustancia blanca que les daba vergüenza recordar.

Reposaban uno alado del otro dejando que la paz de algún modo existiera entre tanto lio. A ninguno le molesto estar alado del otro disfrutando de nada más que la presencia y tranquilos latidos por aver aclarado el tema de su relación.

-entonces ... ¿estamos saliendo?-pregunto algo apenado Esidisi mientras Kars por primera vez se río sinceramente y sin decirle ni una palabra tomó su mano firmemente. dejó que aquel acto lo interpretase soloamente el.