3- estrellas

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Era de mañana y en una pequeña cueva alejada de todo lo que era la sociedad humana estaba un hombre de cabellos morados con un vela que alumbraba débilmente quedándose casi apagada. Aquel hombre tenía los ojos cansados de tanto escribir, estaba obsesionado por aquellos poderes de su máscara pero no podría evitar sentir cansancio de tantos días intensos de investigación. Se rindió ante sus deseos del ocio y terminó de apagar la vela antes que el fuego consumiera por completo la será.

Salio de la cueva para admirar un rato el tranquilo firmamento repleto de estrellas, unía constelación que le enseñó su pueblo cuando era un pequeño niño y soñó despierta con aquel moreno con quien se había quedado viviendo hace un año. Sus ojos se cerraron y medito sobre su relación, no habían hablado luego del incidente tras la masacre.

Aquella noche, tranquila y fría como esta se habían juntado sus labios, pero el no había dicho nada, Eisidisi se le había quedado mirando con tranquilidad y nuevamente sonriendo como suplicando su aprobación. No reacciono al momento, pero luego de despertar del silencio tranquilizo su corazón y solo le dijo que lo siguiera mientras avanzaba a las profundidades del bosque. Aquel moreno no dijo nada más y lo siguió observando su pelo rizado adentrarse a aquel lugar oscuro.

Abrió los ojos porqué su luz lunar habia sido tapada por un cuerpo conocido, este le extendió la mano y se sentó a su lado para poder ver las estrellas juntos.

-kars, te ves bastante wapo durmiendo- el moreno giró su cabeza con la esperanza de que el lo mirase devuelta. Por suerte consigio que el lo mirara.

-cállate, que tengo sueño.-volteo su cuerpo de tal forma que quedó encima del pecho de Eisidisi cerrando nuevamente los ojos y escuchando sus calmadas respiraciones y latidos lentamente enloquecer.

Los hombres del pilar-la comediaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora