Honey Drop

Capítulo 8. Madre que estás en los cielos

El trabajo vuelve a la normalidad para Satoru al día siguiente y también su agenda. Pero dado que los Itadori todavía están luchando contra la gripe, Satoru todavía tiene que recoger a Megumi él mismo. Lleva a Megumi a la guardería en la oficina en lugar de dejarlo solo en casa.

Esto continúa durante un par de días, incluso después de que todos en la casa de Itadori se hayan recuperado, según la solicitud de Jin. El hombre mayor razona que el virus aún podría estar dentro de su cuerpo y no quiere arriesgarse a que Megumi, ni nadie realmente, lo contraiga. También le aconseja a Satoru que vacune a Megumi tan pronto como Satoru pueda, ya que pronto comenzará la temporada de gripe.

Siguiendo el consejo, Satoru lleva a Megumi a un médico un domingo por la mañana. Megumi está sorprendentemente tranquila cuando está a punto de vacunarse contra la gripe, aunque todavía se ve nervioso, así que Satoru sostiene su mano para distraerlo.

"Mantén tus ojos en mí", instruye Satoru en voz baja mientras un algodón empapado en alcohol se aplica en el brazo de Megumi. "Relájate. El doctor no te hará daño, estoy aquí", agrega, ganándose una risita del doctor.

Megumi aprieta los dedos de Satoru cuando la aguja delgada se abre paso y se adentra más, sus ojos que todavía están fijos en los de Satoru están un poco llorosos.

"Lo estás haciendo muy bien, terminará pronto", dice Satoru alentándolo y no más de medio minuto después, realmente lo está. La aguja delgada sale de la carne de Megumi, dejando un diminuto agujero que se cubre de inmediato con una tirita de colores. "Eso no fue tan malo, ¿verdad?" Satoru pregunta, desenrollando la manga del suéter de Megumi.

Megumi le da un pequeño ceño fruncido, casi un puchero como respuesta, instándolo a pellizcar su mejilla. Pero antes de que pueda hacerlo, el médico le pide la cartilla MCH de Megumi. Según los registros que se han escrito allí, Megumi ya ha sido vacunado varias veces, pero todo sucedió cuando aún tenía menos de tres años y, como era de esperar, nada de eso era la vacuna contra la gripe.

Aunque se recomienda que todos se vacunen contra la gripe cada año para prevenir un brote, dado que el virus de la influenza muta anualmente, no muchas personas lo hacen. El mismo Satoru no lo hace porque recibir uno cada año suena demasiado para él, la última vez que se resfrió fue cuando todavía estaba en la escuela secundaria y nunca ha tenido ningún problema de salud desde entonces, pero como su vida cotidiana involucra a Megumi ahora, él termina recibiendo la oportunidad también al final. Después de todo, la vacuna no garantiza una inmunidad completa y Megumi aún podría contraer el virus, especialmente de Satoru si Satoru no se vacuna. Además, los niños pequeños tienden a enfermarse mucho más a menudo que los adolescentes o los adultos.

"¿Podrías darme la misma tirita que le diste a él?" Satoru pregunta cuándo se da cuenta de que el médico está a punto de tomar una curita normal del color de la piel. "Para que podamos coincidir", explica, sonriendo a Megumi, quien parpadea como un búho hacia él.

El médico obedece fácilmente y los despide cortésmente después de darles algunos consejos generales de salud.

"Esto significa que no nos enfermaremos como Yuuji y sus padres, ¿verdad?" Megumi pregunta de camino a casa, mirando a Satoru, que camina junto a él por el exterior de la acera, con las manos entrelazadas, balanceándose ligeramente. La clínica está cerca, por lo que no es realmente necesario usar el automóvil.

"Todavía podríamos, pero la posibilidad debería ser mucho menor. Y si terminamos enfermándonos, supuestamente no será tan malo como las personas que no se vacunan", Satoru recita la información que leyó brevemente en Internet anoche. "Por eso, Megumi-chan, tienes que comer alimentos saludables... como pimientos dulces, por ejemplo", aconseja en broma. Megumi odia esa verdura en particular, siempre la deja a un lado cada vez que la encuentra en su plato.