LIVIN' ON A PRAYER | will x warren

1: Salvar al ciudadano.

Un golpe seco contra uno de los muros, Warren podía jurar que sintió uno de sus huesos romperse, aunque tal vez era solo una exageración por el dolor momentáneo que se estaba forzando por ocultar, intentó ponerse de pie, pero de cualquier forma no serviría de nada, Will también estaba en el suelo y parecía haberse resignado a perder cuando escuchó los gritos en coro de la cuenta regresiva; un suspiro escapó de sus labios antes de agachar la cabeza al escuchar la alarma que indicaba que habían perdido y a los pocos segundos los pedazos del muñeco estaban volando por todas partes, no le importaba en lo absoluto, no era algo real después de todo y solo quería salir de ahí y tomar un respiro, detestaba cuando lo elegían para salvar al ciudadano, pero tampoco es como que fuera una opción.

—Mechita, Stronghold, su ciudado quedó destrozado porque no fueron capaces de derrotar a sus villanos  —pudo notar la molestia de Will cuando el entrenador Boomer dijo aquello, aunque parecía ser más una frustración consigo mismo que con el profesor— ¡Siguiente ronda!

Salió de la cancha mientras los ganadores, de quienes ni siquiera se molestó en aprenderse el nombre, elegían a los próximos participantes; Will lo siguió de cerca, había tardado un poco más en reaccionar al hecho de que acababan de perder, no parecía estarle sentando nada bien, pero no era su problema, así que, se limitó a no preguntar.

—Lo siento —lo escuchó murmurar.

Frunció el ceño en señal de confusión, se detuvo para girar su cabeza sobre su hombro y poder verlo.

—¿Estás hablando conmigo?

—¿Tengo prohibido hablarte si no estamos en clase?

—No, pero no entiendo qué razón tendrías para disculparte conmigo.

—Perdimos por mi culpa.

Entrecerró los ojos antes de suspirar con pesadez, se giró para darle la cara a Will, no tenía la necesidad de hacerlo sentir mejor y podía detener la conversación aceptando sus disculpas, pero le generaba algo de lástima verlo preocuparse tanto por algo tan sin sentido como lo era una clase de la preparatoria, en unos días volverían a la clase y podría salvar a ese tonto muñeco, no era el fin del mundo.

—Perdimos porque se nos acabó el tiempo, no es la gran cosa ¿Si? a mí no me importa, a ti no debería importarte, ganarás la próxima vez —le sostuvo la mirada por unos segundos antes de suspirar—, lo que digo es que esto solo es una prueba, puedes equivocarte tanto como quieras, de eso se trata, preocúpate cuando estemos salvando una vida real.

Will apretó los labios en línea recta antes de desviar la mirada, en ocasiones le gustaría que las cosas como estas le imporan tan poco como parecían importarle a Warren, pero no podía esperar reaccionar de la misma manera que él lo hacía cuando había sido criado para que justamente todas estas cosas fueran de gran importancia para su vida, incluso si al terminar el ciclo escolar dejaban de tener alguna relevancia real en su vida.

—Sí, tienes toda la razón, lo tendré en cuenta —dudando unos segundos de sus acciones se decidió por rodearlo para poder terminar de dirigirse a los vestidores, en ese momento no quería seguir pensando en lo perdedor que se sentía, no debió asumir que ganaría siempre solo por haber tenido suerte de novato en la primera semana.

Warren se quedó quieto por unos segundos procesando lo que acababa de suceder, terminó por darse la vuelta para entrar a los vestidores de igual manera, los sentimientos de Will no eran su problema, así que no gastaría más de su tiempo en pensar por qué le estaba afectando tanto algo que él no consideraba la gran cosa.

💭

Recostó su cabeza contra la ventana del autobús cuando se encontraron sobre el camino una vez más, se había acostumbrado a las veinte vueltas que daba por el aire en el recorrido, pero ni siquiera sentirse en una montaña rusa le podía levantar los ánimos en ese momento, solo podía pensar en la conversación que tendrían sus padres y él a la hora de la comida, era sencillo omitir el detalle, después de todo, era bueno cuando se trataba de ocultarles algo, pero eso no hacía desaparecer el hecho de que sabía cuáles serían exactamente las palabras de su padre si, por alguna razón, decidía decirle la verdad.