~ Fuggire ~ (Kihyuk)

VI.

La madrugada se hizo eterna para Kihyun quien había pasado la noche en vela atormentado por sus pensamientos.

Ya habían pasado casi 5 semanas desde el accidente, y Mihyuk no había mostrado señales de recuperar su memoria de los últimos 3 años. Aparte de que sus heridas estaban sanando correctamente, el único avance que podía notar se reflejaba en sus dibujos; su técnica había mejorado pero no podía evitar notar que algo faltaba en ellos. Aún no había podido descifrar cuál era ese toque especial que evitaba que Kihyun halagase los trabajos del artista con algo más que un simple "Está bueno", lo que lo dejaba con un sentimiento de remordimiento cada vez que notaba la decepción del más alto. No era una mentira, los dibujos seguían siendo mucho mejor que los de una persona promedio, pero había algo que carecían.

Cuando el reloj de su celular marcó casi las 4:00 am fue cuando el pelinegro se decidió a preparar una taza de café, rendido a la idea de pasar otra noche sin poder conciliar el sueño, un mal hábito que se había hecho rutina desde el accidente.

Kihyun no podía dejar de pensar en las palabras que habían pronunciado el pelirrojo hacía tan solo unas horas, cuando pensó que nadie lo estaba escuchando.

"Quiero ser tan importante como la persona que te dio ese anillo"

No había forma de malinterpretarlo. El anillo era una clara muestra de que estaba comprometido con otra persona, y aun así, Minhyuk le estaba ofreciendo su corazón por segunda vez. Y una vez más, ese ápice de esperanza se estaba haciendo presente como una pequeña luciérnaga en lo que era la oscuridad de su corazón. Aun así, su inseguridad lo frenaba de querer pensar en algo más. Siempre estaría la posibilidad de que ambos no quisiesen lo mismo. Necesitaba tener la certeza de que Minhyuk lo amaba, de que el pelirrojo quería estar con él, que jamás lo dejaría y lo volvería a olvidar.

En el pasado, los dos ya habían hablado sobre el futuro que deseaban: primero se casarían, comprarían una casa, adoptarían uno o dos niños y completarían su pequeña familia con al menos un perro, y si para eso debían mudarse a otro país, Kihyun estaba dispuesto a dejar todo atrás con tal de darle esa vida soñada a la persona que más amaba. Pero el accidente pasó, y el pelinegro ya no podía visualizar ese futuro. Apenas podía pensar en el día siguiente.

¿Qué pasará cuando Minhyuk se recupere? ¿Se mudará? ¿Encontrará a alguien más? ¿Alguien con quien compartir la vida que habían soñado para los dos?¿Me convertiré en un rostro fugaz de su memoria?

Los dedos del pelinegro se deslizaron por la cafetera mientras recordaba la última navidad que habían pasado juntos. Aquella mañana, Minhyuk lo había sorprendido con varios regalos, entre ellos, un lente nuevo y un estuche más grande para su cámara. El pelinegro ya le había dicho que no quería que gastase en él, pero -típico de Minhyuk- hizo caso omiso a lo que le dijo a pesar del regaño que le esperaba. "No es plata mal gastada si es algo para ti" le había respondido. Porque así era Minhyuk, caprichoso pero generoso, testarudo pero con un gran corazón, siempre a la espera de poder malcriarlo con besos, abrazos y regalos que sabía que el fotógrafo se negaría a pedir. Nunca había tenido la costumbre de recibir cosas pero Minhyuk cambió todo en la vida de Kihyun cuando llegó a su vida.

Una vez que su bebida ya estuvo lista, Kihyun tomó un sorbo que le terminó quemándo la lengua. Ese ardor y el olor a café recién preparado le hizo rememorar a sus mañanas previas al choque; el fotografo solía despertar cuando el pelirrojo recién estaba por acostarse tras quedarse la noche en vela creando una obra nueva. Generalmente, Minhyuk dejaba el brebaje marrón listo antes de ir a la cama, junto con una nota que el pelinegro leería antes de salir a trabajar. A veces esos pequeños papeles tendrían un simple "¡Buen dia! No olvides que te amo" y otras veces tendrían un dibujo acompañado de un corto poema que hacían sonreír a Kihyun a pesar de que algunos eran tan extraños como comparar su risa con la de una foca.