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A la mañana siguiente Joaquín se levanto cuando su alarma sono, sr arreglo, al salor de su habitación, lo que no espero fue ver a su padre ya preparándole el desayuno, lo saludo agradeciéndole por el gesto.

— Buenos días pequeño —susurró Javier, padre del castaño.

— Hola papá —comentó sentándose frente a la mesa.

— Prepare tus favoritos, panques con blueberries. Anda desayunemos —pidió con una sonrisa— Tenemos que hablar, ¿cuando pensabas decirme que tu escoliosis te esta molestando de nuevo? —intrigó con una mirada algo molesta, por la falta de confisnza de su hijo.

— Lo siento —susurró Joaquín bastante apenado, simplemente no sabia como decirle.

— ¿Qué es lo que te dijo el doctor? —preguntó.

— Comencé con un dolor muy fuerte en la espalda, cada día empeoraba en vez de mejorar, el doctor me dijo que estaba forzando mi columna y que las varillas que la fijan, no se acomodaron como debia al crecer. Uso la faja para quitarle presión y esperar a que mejore, con la terapia que debo hacer y el medicamento o me deberan volver a operar —confesó el castaño, realmente a nadie le habia contado todo lo que le dijo el doctor.

— Hijo —susurró Javier, poniendose de pie para abrazar al castaño, quien también se puso de pie, intentando demostrarle su apoyo.

— Se que debi decirte, lo siento —murmuró Joaquín aferrándose a su padre.

— Descuida entiendo, pero ahora no te dejaré solo, estaré mucho mas al pendiente de ti, es mas te acompañaré a tu próxima cita medica —dijo tras separarse del abrazo.

— Esta bien —comentó el castaño con una sonrisa, sabia que no podia decir nada para evitarlo.

Desayunaron tranquilamente mientras hablaban de varias cosas, al final Joaquín se despidio de su progenitor antes de ir a la escuela, donde se quedo esperando en la entrada a Cristopher.

Aunque no debio esperar demasiado para ver al auto de Emilio llegar, de inmediato se acerco para ayudar al pequeño a bajar, viendo como esté iba a saludar a su amigo Charly, aprovecho ese momento para ir a saludar al rizado.

— Hola —susurró el castaño, dejando un beso en la mejilla contraria.

— Hola —contestó Emilio— ¿Qué tal te fue con tu urgencia de anoche? —intrigó.

— Me fue bien, lamento haberme ido de esa manera, pero recibí una vista inesperada — susurró Joaquín, se inclino para abrazar al contrario, siendo correspondido tras unos momentos— Extrañe dormir contigo —admitió sonrojandose un poco.

— Yo también te extrañe, ¿te espero para dormir? —dijo el rizado.

— Quisiera pero no puedo, te prometo que en cuanto pueda regresaré a dormir contigo, probablemente mañana o él sabado, pero no te preocupes si puedo cuidar a Cristopher —comentó el castaño.

— De acuerdo —aceptó Emilio no muy convencido, al ver que ya todos estaban entrado, se alejo — Ya debes entrar, te veo mas tarde —murmuró dejando un ultimo beso en la mejilla antes de ver como se alejaban.

Joaquín entró a la escuela bastante confundido por la actitud del rizado, lo notaba bastante extraño, sin embargo decidió ignorarlo, al menos por ahora.

[...]

El castaño se encontraba, sentado enfrente de la barra de la cocina, mirando a su padre cocinarle su comida favorita,  habia intentado ayudarle, pero fue imposible.

— ¿Haz hablado con tú madre? —intrigó Javier.

— Hace mucho no he tenido contacto con ella, sabes como es, y prefuero mantener mi distancia —admitió Joaquín.

Llamado Hacía El Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora