19

113 14 26
                                    

Un tiempo habia pasado desde aquella platica en la cafetería, se podia decir que cada siguió con su vida, se habían visto un par de ocasiones.

Normalmente cuando Emilio iba por el pequeño, ya que este se lo pedía para que le invitara un helado, obviamente no se podía negar al deseo del niño asi que iba por él a la escuela. Encontrándose con el castaño, aunque solo mantenían una pequeña conversación, que se basaba en preguntarse como habian estado.

Sin embargo también se encontraron en la reunión que organizó Bobby, tampoco hablaron mucho, pero si compartieron algunas miradas y hablaron de nuevo un poco.

Hoy otra vez seria uno de esos dias donde se van a volver a ver, ya que es la fiesta de cumpleaños de Christopher.

Emilio estuvo prácticamente toda la mañana, ayudando con los preparativos de la fiesta, solo se fue momentos antes para irse a arreglar a su departamento, aunque le tomo más de lo esperado ya que no encontraba la camisa que quería ponerse.

Mientras el rizado sigue buscando su camisa, los invitados llegaron a la fiesta y entre ellos se encontraba Joaquín, felicitaron al pequeño para comenzar a disfrutar de la comida.

El castaño tras terminar de comer, se levanto para ir a ver a Christopher, quien estaba abriendo sus regalos con mucha emoción.

— ¿Te la estas pasando bien? —intrigó Joaquín sentándose aun lado del niño.

— Sí, todos me han dado regalos que me encantan, pero el tuyo me ha gustado más que todos, aunque falta ver que me regala mi tío Emilio —susurró el pequeño, escuchanzo reír al contrario por sus ocurrencias— ¿Por qué no regresaste con mi tío? Se que te pidió perdón y se que te sigue gustando.

— Digamos que lo nuestro no puede continuar ya que hay muchas cosas de por medio —comentó Joaquín, realmente le sigue sorprendiendo lo astuto que es el niño, por mas que evitó hablar de ese tema, parece que ya no tiene escapatoria.

— ¿Y porque no hablan de esas cosas?—intrigó Christopher, a veces no entendia a los adultos, a él le piden que hable las cosas y ellos no lo hacen.

— Es complicado —susurró el castaño, haciendo una pausa para pensar como explicarle— El término conmigo por sus miedos y ahora está en un proceso en el que no quiero intervenir, además si regreso con él implicaría decirle de mi cirugía y dudo que pueda hacerlo —agregó con una sonrisa nostálgica.

— Ustedes los adultos son muy complicados —se quejó el pequeño— Ire a ver a mi papá a ver si se quiere subir conmigo al brincolin —murmuró el pequeño para tomar sus muletas y caminar hacia su objetivo.

Joaquín no negaría lo dicho por el pequeño, si son muy complicados. A lo lejos vio como Eddy comenzaba a quitarse los zapatos para subirse al brincolin. Cristopher si podía subirse a los brincolines, solo que necesitaba sostenerse de alguien, ya que perdía el equilibro y la fuerza con facilidad.

Unos cuantos minutos después Eddy debio bajarse para atender a los invitados que acaban a llegar, recibiendo un par de quejas de su hijo.

Totalmente decidido a buscar a alguien mas para poder brincar, Christopher, le hablo a Joaquín, quien de inmediato fue.

— Súbete conmigo a brincar —pidió el pequeño con un puchero.

El castaño por un momento penso en decir que si, pero recordó su cirugía y las indicaciones del médico, asi que negó.

— No puedo, recuerda mi cirugía de la columna —explico, sin saber que en ese momento iba entrando cierto rizado que escucho lo que dijo.

— Tío Emilio, hasta que llegas, anda súbete conmigo —dijo Cristopher con gran emoción.

Llamado Hacía El Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora