Es una historia ficticia, todo el contenido es proveniente de mi imaginación.
Es creada con el fin de conmemorar al tik toker GABENOTBABE, o su nombre real, Gabriel Salazar.
El titulo de la historia esta tomada por una frase de la canción 1004 km-Ju...
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– Sin duda era un idiota.–
– Claro que lo era.–
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– No, Gaby.– fue tras de mi.– Perdón, es que he estado estresado, solo eso.– No le dirigí la mirada y simplemente puse mis manos en mi cara frustrada.–
– Como sea Gabriel, no sé que te suceda. Desde que volviste estás distante conmigo y ahora estás con esto. Claro que tienes derecho a molestarte si crees que invadí tu privacidad, pero no entiendo.– se acercó a mi para abrazarme pero solo lo empuje.– De verdad tienes algo tan malo para ponerte tan alterado?.– pregunté.–
– No, Gaby, no es así. Solo que no sé.– comenzó a jugar con sus dedos nerviosamente.– Olvidemos esto, ¿si?.– Tomo mis manos y las comenzó a besar.
Diablos, ese hombre me conoce a la perfección y sabe que eso y los besos en la frente y cabeza, me volvían loca. Pero no, esta vez no sería así de fácil, me sentía ofendida por lo que acababa de ocurrir y su desconfianza.
– No Gabriel.- Dije con firmeza mientras quitaba mis manos de sus labios bruscamente.– No sé que te sucede, antes de que te fueras del viaje te enojaste, después Ricky te tuvo que llevar a fuerzas para que el señor no me trajera, "porque no me querías dejar sola en la calle", aunque traía mi auto.– Hice una leve pausa.– Y ahora te comportas como si estuvieras escondiendo que asesinaste a alguien o algo.– rodé los ojos con fastidio, me cruce de brazos y di la vuelta para dejarlo ahí parado.–
Gabe POV:
Había quedado con Gaby para hacer algo a la tarde, sabía que ella había sentido mi distanciamiento y siendo honestos si me preocupaba que podría pasar por la cabeza de aquella pecosa, pero tenía que hacerlo si o si. De otra manera se que saldría lastimada, lo cual era mi mayor miedo. Pues siempre he tratado de protegerla a capa y espada, ella era mi princesa y yo su idiota. Haría todo lo que fuera para evitar que saliera dañada, aún el dañado fuera yo, pero no me permitiría lastimar a mi pequeña. Tal vez no estaba pensando con la cabeza en frío porque el cariño que sentía hacia ella siempre cegaba lo demás que me preocupaba.
Sali de ducharme, acomode mi pelo me cambie.
Me puse esto:
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