Forcejeó tan fuerte como pudo e intentó zafarse de esos delgados brazos que evitaban que se levantara del rasposo suelo. Incluso mordió esa mano que tapaba su boca.
Las piernas delgadas de su oponente le rodearon la cintura y con gran agilidad ese cuerpo de peso ligero se posó encima de su vientre. No le quitó la mano de la boca pero en cambio acercó el rostro para hablar a su oreja.
— No grites o nos mataran — Era un susurro débil y agitado, pero la instrucción era clara.
Su rostro se relajó cuando su cerebro captó la voz de esa chica, podría reconocerla en donde sea.
Asintió con calma fingida y por fin la chica sentada sobre ella le retiró la mano de los labios. Ambas se limpiaron la saliva que había sido esparcida en su mano y al rededor de su boca. Enid podría suponer fácilmente que su cabello era un desastre.
— Tenemos que irnos de aquí, Enid Sinclair — Con mucho cuidado se alejó de la chica mayor, sentándose ahora en el suelo.
— ¿A dónde? — También se sentó, sintiendo un ardor frío recorrerle la espalda.
— A la cabaña de mi abuela.
— ¿Estás demente? — Alzó la voz más de lo debido.
— Shhh, mantente callada — Merlina Addams parecía totalmente alterada y por alguna razón, verla así le sacó una sonrisa — ¿Por qué sonríes, loca?
Ella solo negó y giró su rostro para evitar mirarle a los ojos. No lo iba a negar, o tal vez sí, pero justo ahora su corazón latía rápido por otras razones. Desde que habían terminando, lo que sea que tuvieran entre ellas, no la había vuelto a ver ni tampoco había escuchado su voz y el único recuerdo que tenía de ella, era ahora lejano. Verla de nuevo y tenerla así de cerca le otorgaba felicidad.
— Muévete, creo que el tipo se fue.
Merlina se levantó despacio, sacudió sus ropas y le extendió la mano para ayudarla a levantarse, ella la tomó con poca energía. Y ahora su espalda no era lo único que ardía, también sus brazos. El escozor hizo que se quejara levemente y con el cuerpo temblando de dolor, observó sus brazos llenos de sangre gracias a las raspaduras que se habían provocado al caer al suelo y luego resistirse a ese "abrazo".
— Cuando lleguemos a casa te curare las heridas, ahora hay que salir de este vecindario de maníacos.
Sus pasos eran rápidos y ninguna habló por los próximos 15 minutos, ese ambiente las tenía un poco intranquilas. Habían pasado cerca de varias otras colonias y todo estaba increíblemente desértico, a excepción de un par de hombres que luchaban a golpes en medio de la calle. Los evitaron a toda costa y continuaron con su camino.
— Necesito ir con Bianca.
— No podemos.
— Quiero saber como está. Por tus palabras cuando me lanzaste al suelo, pude deducir que mi vecino no era el único que enloqueció.
— Y estás en lo correcto, por eso no podemos ir.
— Willa, por favor.
No se dieron cuenta del momento en que se detuvieron, se miraban fijamente a los ojos. Addams en serio quería negarse, pero nada haría a Enid cambiar de opinión, así que decidió que tendría que hacerla abrir los ojos.
— Bien, ¿Dónde vive?
— Como a tres casas de aquí.
Trotaron hasta la casa y se encontraron con la puerta abierta de par en par, eso le supo mal a Merlina. Entraron con el cuerpo rígido y tan solo caminar unos pasos, el olor de algo muy dulce las hizo taparse la nariz.
Enid fue la primera en avanzar más allá del recibidor, sus pasos eran silenciosos y lentos. Entró a lo que era la cocina y el aire de sus pulmones escapó en cuanto vio el cuerpo del hermano de Barclay tirado en el centro de esta, la sangre brotaba de su cuello y sus ojos estaban completamente apagados. Hubiera caído al suelo si Merlina no la hubiese sostenido.
El olor era tan fuerte que inclusive podía saborearlo, el olor dulzón que las recibió era característico de la ciruela. Aún con el asco derramándose por sus papilas gustativas, se quitó los dedos de la nariz e inhaló un poco, toda la casa olía a ciruela o al menos eso parecía. El recuerdo del pasillo en el supermercado apareció brevemente en su memoria.
Se soltó de los brazos de la gótica y corrió hacia el piso de arriba, recordando el porqué estaban ahí en ese momento. Bianca debería de estar por ahí en cualquier lado, escondida en alguna esquina de la casa.
Mientras tanto, Merlina se quedó vigilando la entrada de la casa, se preguntó de dónde provenía el olor. Cuando había tacleado a Sinclair en su vecindario, ese olor parecía muy lejano, como una suave brisa que te golpea el rostro.
Volvió a la cocina y con mucho cuidado se fue acercando al cuerpo del Barclay, su mano se acercó al cuello del joven; sus dedos se hundieron en el corte que había en la zona y apartó la mano con prisa, justo cuando tuvo la sensación de que la sangre parecía salir de un tarro de mermelada. Sus dedos estaban pegajosos y la textura de esa sangre se veía espesa, como un coágulo. Si es que su hipótesis era verdadera, el olor a ciruela provenía de la sangre regada en toda la cocina y algunos lugares más en la casa.
— Maldita sea — La voz de Enid a sus espaldas hizo que saltará en su propio lugar. Su rostro se frunció y vio con reproche a la alta — Bianca no está.. ¿Por qué rayos me miras así? — Volvieron a tener ese duelo de miradas por unos cuantos segundos, hasta que la rubia se dio cuenta de la posición en la que estaba su chica — ¿Qué intentas hacer?
Fue entonces que la pelinegra recordó lo que estaba haciendo. Se puso de pie y con los dedos aún levantados se acercó a Enid.
— ¿Ves esto? Es la sangre del chico. Huele — Le acercó los dedos a la nariz y ella como buena y obediente señorita, le hizo caso. Solo aspiró un poco y sus ojos se abrieron lo suficiente como para dar risa — La sangre es lo que mantiene el olor en esta casa y me parece muy extraño que su sangre esté tan pegajosa. Y ya que no encontraste a Bianca, deberíamos irnos ya.
— Tenemos que buscarla.
— Enid Sinclair. No vamos a buscarla, porque no sabemos donde está y no voy a perder las horas del día en buscar a tu amiguita desaparecida.
La rubia se rindió contra ella. Ya la había convencido en venir aquí, se habían desviado de su camino y no faltaba mucho para que se hiciera de noche. Ahora tocaba rezar a todos los dioses para no toparse con algún desquiciado en medio del bosque.
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plum // wenclair au [f]
Fanfiction[ ↻ ] Ella era la persona más cobarde que existía. Ella era un saco de inseguridades. Pero ella no mordió la fruta. - Merlina Addams, prometo esta vez aprender a ser valiente. •Historia original •Mención de asesinatos •Pareja principial: s. enid...