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Los adeptus no tienen un padre o una madre, Xiao no es la excepción, el nunca ha tenido una familia de sangre.

Para Xiao lo más cercano a su familia siempre fueron Barbatos y Morax, ellos se hicieron cargo de enseñarle todo lo que sabe, y es feliz con eso, ya que para el sus "padres" son los mejores.

* * *

—Xiao.— Dijo el ex arconte en casi un susurro, el aludido no tardo más de dos segundos en estar a su lado.

—Morax, ¿necesita algo de mí?— miro fijamente al hombre delante de él, expectante a cualquier mínimo movimiento.

—Siéntate hijo, estamos esperando a Barbatos.— Le sonríe el hombre de visión geo.

Xiao se sintió muy feliz al ser llamado hijo por el hombre que lo crío, sin demostrar más se sentó frente a él.
Barbatos no tardo en aparecer, con el traía una botella de vino, uno bastante rico según el arconte anemo.

—¡Morax y mi pequeño!~— canturreo el pelinegro. —Espero no me hayan esperado por mucho tiempo, se me hizo algo tarde.— Soltó una pequeña risa y se sentó junto al más alto.

—No, no hemos esperado tanto.— Dijo Zhongli con tranquilidad.

—¡Que bien! Ya me preocupaba que me quisieras matar. En fin, ¿cómo estás hijito de mi corazón?— Giró levemente la cabeza para ver a Xiao.

—Estoy bien, gracias por preocuparte , papá.—

—¡OH POR BARBATOS! ¿ESCUCHSTE ESO Morax? ¡ME HA LLAMADO PAPÁ, QUE FELICIDAD!— Barbatos estaba casi llorando de la emoción que sintió en ese momento, el contario se limito a sonreír, estaba feliz, ya que al fin y al cabo ambos anemos eran su linda familia.

—Lo he escuchado cielo, me alegra mucho.—

beloved child ; zhongvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora