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________ Me llamo Higūrashi Kagome y mi nombre no tiene relevancia para muchos tanto de mi familia como de otras personas, sin embargó por mi hermano se que fue el nombre que escogió mi abuelo el día que me vió nacer

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________ Me llamo Higūrashi Kagome y mi nombre no tiene relevancia para muchos tanto de mi familia como de otras personas, sin embargó por mi hermano se que fue el nombre que escogió mi abuelo el día que me vió nacer.
En mi familia llena de competencia mi padre y mi madre eran los más orgullosos de todos, pues en tan poco tiempo el emperador nombró duque a mi padre solo por ser el primogénito de mi abuelo quien sirvió durante tantos años a la familia real y ese orgullo creció cuando mi hermano nació, él era la luz de mis padres y su felicidad, y cuando mi madre estuvo nuevamente embarazada de mí pensaron que sería de nuevo un niño, pero no fue así, sólo mi abuelo y mi hermano estuvieron felices de mi nacimiento, pero mis padres no y solo por un día de diferencia nació mi prima Tanaka Kikyō quien era la hija de la hermana menor de mi padre y su adoración, en mi inocencia jamás pensé que mi padre no me quería, pues siempre evitaba molestarlo cuando estaba en casa, pero siempre valía la pena o eso pensaba, pues en eventos del palacio mi padre fingía amarme con todo el amor que una hija se merecía al igual que mi madre, sin embargó eso dejo de pasar cuando mi abuelo murió todo cambio y realmente pude descubrir el verdadero rostro de mis padres, ¿Me dolía? Por supuesto que lo hacía, en toda mi pequeña alma pensé que mi padre si me amaba, pero que equivocada estaba.
Con el tiempo ni siquiera salía de mi habitación por el miedo a mi padres, pero en esa entonces yo no podía ver quién era mi cuidador, pues en navidad mi prima recibía las mejores cosas y yo, pues solo me podía conformar con ver o eso creía, ya que siempre al despertar en mi habitación siempre se encontraba una pequeña montaña de regalos que siempre me hacían felices, pues eran cosas que no tenía mi prima y eso me hacía feliz, sin embargó yo no entendía quién me regalaba esas cosas, hasta que un día lo descubrí.
Era primavera y yo tenía puesta una hermosa orquídea de oro en mi largo cabello azabache por lo que sabía de mi cuidadora era que aquella orquídea era una pieza única y que se sorprendía que la tuviera yo, en ese momento yo me sentía la niña más hermosa y feliz del mundo porque pensaba que tal vez había un poco de amor en mis padres, pero aquella felicidad se fue con la brisa fresca del viento.

- Tú, ¿Qué haces fuera de tu habitación? - pregunto mirándome con odio.

Asustada voltee para encontrarme a mis padres en compañía de mi prima quien lucía un hermoso vestido rosa.

- Y....yo solo quería salir un momento - respondí con miedo.

Por mi abuelo sabía que una hija jamás debía hablar con miedo, pero en este caso el miedo salía por si solo.

- ¡Lárgate, una insignificante basura como tú no debería arruinar nuestro paseó! - ordenó con seriedad en su voz.

Tanto yo como mi cuidadora hicimos una reverencia para irnos y cuando estábamos a punto de hacerlo escuché su voz.

- Tío, esa orquídea no la tengo - dijo con fingida inocencia.

- Oh, la pequeña Kikyō siempre deberá tener lo mejor de lo mejor - apoyo mi madre.

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