EXTRA

3.7K 205 101
                                    

Contenido explícito.

Cristian x Paulo.






—Che, Paulo —le dijo en cuanto Dybala se quedó parado frente a él, con una mirada confundida en el rostro; estaba claro que no entendía muy bien por qué el otro joven lo había citado ahí si no era para echarse un rapidito antes de la hora de gimnasia—. Estuve pensando un poco de… esto entre nosotros —dijo, señalando a Dybala y luego señalándose a sí mismo—. Y la verdad no siento que pueda ir a más.

Dybala abrió tanto los ojos de golpe que parecía a punto de volverse loco, o vomitar, o ambas cosas a la vez. Tenía la cara verde del susto.

—¿Que qué? —solo atinó a decir, como un bobo que no sabía hablar ni tenía nada inteligente que decir. Y es que, ¿qué podía decirle? Eso había salido tan de la nada que Dybala se quedó sin palabras—. No entiendo, ¿qué pasó? Si estaba todo bien, Juli, no entiendo qué pudo haber pasado en esta semana para que me vengas con eso tan de la nada.

Julián metió las manos en los bolsillos de sus jeans, sin saber realmente qué decirle. No quería mandarlo a la mierda o ser tan sincero, sabiendo que si decía toda la verdad podía terminar diciendo alguna crueldad. A veces se le escapaba la frialdad cuando quería ser honesto. Se le caía la máscara.

Solo atinó a encogerse de hombros, esperando que fuera suficiente para hacerle entender a Dybala que quería terminar con eso y que buenos argumentos no tenía.

—No sé Paulo, solo siento que no da para más y listo, corta. Quedamos en que si alguno de los dos ya no quería, la cortábamos ahí sin problemas.

—¿Y por qué no querés más? ¿Qué es? —Dybala levantó un poco la voz, dejando que fuera la bronca la que guiara sus palabras. De repente, se le encendió la lamparita—. No me digas, hay otro.

—¿¡Pero qué decís?! No quieras buscar razones Paulo, dejalo ahí. Y si hubiera otro sería mi problema, no tuyo, vos sabés que lo nuestro no era nada serio y no te debo explicaciones de nada.

—Dale, decime, ¿quién es? No, dejame adivinar, ya sé: es ese asqueroso turro de Enzo, ¿no? Si boludo no soy, Juli, tengo ojos y me doy cuenta de cómo lo mirás.

Dybala tenía mucha bronca y ganas de llorar.

Julián llevó los brazos al cielo en un movimiento de exagerada exasperación. Solo quería irse de una vez y que Dybala dejara de romperle las pelotas.

—Cuando te ponés así no se puede hablar, Paulo. Cuando te calmés, hablamos, porque tampoco es que quiera perder tu amistad.

Juli se dio la vuelta y se fue, más molesto de lo que le hubiera gustado irse pero aliviado de haber cortado ese lazo que tanto le rompía las bolas. Por su parte, Dybala tuvo que pasarse las manos por la cara para no llorar y se fue por el lado contrario, caminando a paso rápido sin prestar atención.

No iba a ir a la clase de gimnasia, ya había decidido que no tenía ganas de verle la cara a nadie. Iba tan en su mundo, puteando mentalmente, que se chocó contra alguien y casi sale volando por la fuerza del golpe.

Un par de manos lo sostuvieron por el hombro y lo mantuvieron firme. Cuando levantó la cabeza para agarrarse a las puteadas, se encontró con el rostro de «el Cuti» Romero.

Dybala se fijó en quién carajos era el pelotudo que casi lo hacía caer. Cuando vio quien era, no pudo evitar sacarse aún más; era Romero, uno de los amigos del turro ese.

──Fijate por dónde caminás, pelotudo de mierda, casi me tirás. ──Romero frunció el ceño, ¿quién se creía que era?

Las manos de Cuti continuaban sobre los hombros de Paulo, así que las sacó tan rápido como pudo. Casi como si quemara.

Secreto | Enzo & JuliánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora