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No podías. Simplemente no.
La noche anterior; Estabas apunto de ceder; Y acostarte con ese hombre. Pero un golpe de realidad llegó a ti. El miedo incrementó y no pudiste hacer más que salir de esa habitación y correr fuera del motel.
No eras tú. Esa no eras tu. Sabías que no eras así. No de esa forma.
Mientras corrías; Las lágrimas de tu rostro se borraban con el viento que golpeaba tu cara. No podías sobrepasar esos límites. Estabas molesta con Hiroki por hacerte pasar por esto. Pero no podías evitar estar asustada. Temías de lo que podía llegar a hacerte por haber salido de ese lugar y no cumplir con lo acordado.
Esperabas con calma a que la puerta de su apartamento se abriera. Tus manos comenzaban a sudar de los nervios; Escuchaste como sus pasos se acercaban despacio, ¿Aún no se enteraba de lo sucedido?
Lo primero que viste cuando la puerta se abrió; Fue su rostro. Se veía cansado; Demacrado. Pero no notabas ni una pizca de enojo; De cierta forma. Eso te tranquilizó. Sentiste como tus músculos; Los cuales se encontraban tensos; Volvían a relajarse.
- Hiroki... - dijiste con una sonrisa - ¿Podemos hablar? - le viste alzar una ceja; Su semblante seguía neutral. Al no ver reacción alguna; Te acercaste un poco, con intención de pasar. Pero sentiste como de repente te tomó de la muñeca bruscamente. Jalándote hacia adentro.
Al caer sobre el pequeño sofá; Escuchaste la puerta azotarse con fuerza. Cuando tu vista por fin se había aclarado; Lo primero que viste fue a Hiroki acercarse furioso a ti; Tomándote de las mejillas; Obligándote a verle.
- ¿¡Acaso tu eres idiota o que te pasa!? - apretó aún con más fuerza sobre sus dedos - ¿¡Tienes idea la cantidad que ese hombre iba a pagar!? - En sus ojos podías ver reflejada la furia que sentía. Pensaste que no lo sabía aún. Debías admitir estar asustada. En serio lo estabas. Pero reuniste valor para hablar.
- Hiroki, ¡No soy capaz de hacerlo! ¡No soy así, esa no soy yo! - trataste de empujarlo y alejarlo de ti. - Entiéndeme por favor! - Intentaste zafarte pero no lograbas hacerlo. Era estúpido siquiera intentarlo; no podías comparar su fuerza con la tuya. Era claro que no ibas a ganar.
- Escúchame bien ______ - Temor, era lo único que podías sentir en ese momento. - Sácate esas estúpidas ideas de la cabeza. ¿Acaso no me amas? - Su mirada parecia haberse perdido; Nublado más bien. Todo lo que podías percibir de sus ojos era oscuridad. - Tu vas hacer lo que yo te pida. Por que si no - viste como llevó dos de sus dedos hacia sus labios - Si no; Te juro que te mato. -
