~~Capítulo 2~~ suspir

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Luego del suceso, cegada por el miedo y la angustia, enfrentar la realidad fue una tarea muy dura.

Comprender que la posibilidad de encontrar alguien con vida era casi nula, fue complicado.

No salí de aquella casa hasta que fue estrictamente necesario.

La electricidad, el agua, el gas corriente y el servicio de internet, duraron aproximadamente un mes. Luego de ese tiempo quedé a oscuras.

Las noticias, redes sociales, llamadas telefónicas y mensajes, murieron ese día junto a la gente.
Mí última interacción, fue un suave -hasta luego- dado a mi padres. Desde aquel día, no he vuelto a hablar con una persona... Real.

Al momento de salir a la calle, lo que vi me espanto. Recuerdo que corrí con los ojos cerrados debidos al impacto causado por los cadáveres que abundaban donde mirase. Sigo teniendo pesadillas por ello.

Corrí durante mucho tiempo de la realidad, no podía hacimilarla, causando fuertes consecuencias en mí.

El shock me ocasionó problemas en el sueño y la alimentación. Las pocas veces que dormía era invadida por pesadillas y las pocas que comía era consumida por el asco.

Una noche, mientras miraba las estrellas, comprendí que yo misma me causaba aquellos daños. El mundo, Dios o en quien creyera, me ha otorgado está "segunda oportunidad" ¿Por qué? No lo sé pero, debía aprovecharla.

Así fue cómo me despedí de aquella casa. Me despedí de los recuerdos de mí niñez, las risas, el recuerdo de mis padres y la vida que conlleve allí.

Tomé lo necesario. Me subí a una camioneta y me embarque en una excursión sin punto de llegada.

Con escasos conocimientos de manejo, me emprendí en un viaje sin rumbo.

Hice paradas en varios lugares: ciudades, pueblos, lagos, hasta que llegue aquí, Mí punto de esperanza.

Ahora al salir, ya no abundaban los cuerpos debido a que se han descompuesto hace ya un buen rato, los restos los he tirado y el camino está despejado.

Adaptarme fue un punto medio entre fácil y difícil pues, vivir solo era más fácil que con una familia pero, saber que así sería por siempre genera pensamientos negativos.

Los libros son de gran ayuda. Un día, debido a la curiosidad que me generó la visita innecesaria a una tienda de ropa, termine con un hueso roto en el brazo izquierdo y si no fuera por ellos, estaría mal curado.

La casa, al tener paneles solares, me permite cocinar en una hornalla eléctrica o utilizar calefacción, por lo que los tiempos difíciles ya sean verano o invierno, no son tan estresantes. Le había hecho pequenas remodelaciones. Las paredes ya no eran verdes sino blancas, las sonrisas que decoraban la pared ya no eran de extraños sino de lo que algúnq vez fue mí vida y lo que antes había sido un sótano, hoy era una biblioteca separada por sectores.

Las historias escritas por buenos autores ayudan a distraer mí mente, me mantengo horas es ello. Otras actividades también ayudan, cómo la creación de pequeños poemas o la industrialización de mí propio jabón. Supongo que por ello sigo cuerda.

Jamás me habría imaginado lo ocurrido, no hay cambios en las plantas, en el agua, el aire. No logro entender como ocurrió ¿ Acaso solo se les había ocurrido morir y escapar de este mundo cruel?

A lo largo del tiempo, se me han ocurrido muchas hipótesis:
1- viaje a un universo paralelo o a otro mundo.
Idea descartada ya que los cadáveres los podía observar en grandes cantidades.
2- Estar inducida en un coma y que todo fuera producto de mí imaginación.
Hipótesis no descartada pero poco creíble.
3- Una pesadilla muuuuy larga.
4- un castigo del mundo.

Durante mí corta vida, he visto mucho más que otros con mayoría de edad. Cosas asombrosas cómo atardeceres o los rayos de una tormenta eléctrica que fueron fotografiados por mí mente, fui testigo de grandes nevadas y derrumbes pero nunca, desde aquel día, de otro suspirl.

En estos últimos años, encontré una gran compañía en las olas y sus sonidos. A veces, al mirar el horizonte me preguntó si aún habrá algo más allá ¿Habitaran los barcos sobre estos mares o ya se habrán hundido? Seguramente ellos sigan en pie pero en un estado de soledad indomable, al igual que yo, Sin ningún tripulante.

Repetidas veces doy paseos por estás aguas en una lancha que encontré cerca del muelle. La descubrí apenas llegue al pueblo, en una de mis tantas caminatas matutinas dadas por la zona. Tuve que arreglarla en varias ocasiones, ya que debido a su antigüedad, se ha descompuesto dejándome varada en plena costa. Gracias a ello, siempre llevo un remo de emergencia para lograr regresar a la orilla. Es blanco y posee manchas respectivas a su edad. Está decorado en sus costados con la palabra "candy" en un bonito color amarillo, por lo que, dadas las circunstancias, supuse era su nombre.

También aprendí arco y flecha mediante la visita a un museo antiguo que encontré en la ciudad. Este artefacto logro llamar mí atención de inmediato, convirtiéndose en mí "nuevo amor a primera vista". Lo tome prestado, vaya uno a saber de qué época vendrá. Desde aquel día, nunca he dejado de practicarlo, convirtiéndome en una muy buena arquera.

Disfruto mucho nadar y lo hago repetidas veces a la semana, despeja mí mente de cualquier pensamiento autodestructivo que en ella habitara, reemplazándolo por paz y seguridad.

Al caer la oscuridad de la noche, ya me halló en el silencio de mí hogar.

Mientras cocino con productos como: cebollas, calabazas y morrones los cuales abundaban en mí huerta, debido a las instrucciones del libro "botana básica" que descubrí en un cajón, escucho canciones clásicas de grandes bandas musicales en un MP3. Este Artefacto lo descubrí en otra de mis expediciones curiosas dentro de un centro comercial, se hallaba en una garita perteneciente a algún empleado de aquella planta, seguramente al sector de vigilancia pero, no lo sé con certeza.

Durante este tiempo, recorrí todo tipo de lugares: centros comerciales, parques privados, autos ajenos, pero nunca cementerios ni hospitales ya que me daba la impresión de que en ellos las almas de los fallecidos antes del suceso, aún vagaban por los pasillos.

Mientras husmeo un libro de ciencia ficción perteneciente a una antigua biblioteca que habitaba en el centro y ceno, el cansancio logra invadir mí cuerpo y no pasa mucho tiempo antes de que me deje consumir por el, sometiendome al peso de un nuevo sueño.

Sublevada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora