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El día de la coronación, Yeji se puso delante del espejo vestida con el traje de gala de un emperador, con sentimientos a flor de piel. Estaba encantada, pero con nostalgia, pero también eufórica y aprensiva.
"Nana, ¿te acuerdas? Lo que pasó hace seis años"
Preguntó mientras retorcia los dedos dentro de su suave y esponjosa manta roja.
"Quería convertirme en Emperatriz. La Emperatriz de Hwang"
"Por supuesto. Lo recuerdo todo"
La institutriz miró a Yeji con expresión de orgullo, antes de derramar lágrimas.
"¿Por qué lloras en un día tan alegre?, nana"
"Oh, querida, me disculpo. Qué insensata soy"
Yeji fue rápidamente hacia la institutriz para abrazarla.
"Sólo deseo que Su Majestad la Emperatriz pueda verte ahora mismo..."
"Nana, la gente lo malinterpretará si lo dices así. Mi madre está en buena forma. Puede verme cuando quiera"
Yeji se echó a reír mientras palmeaba la espalda de la institutriz.
"Sí. Es sólo que ella no estará allí para ver la coronación en persona. Hoy es un día especial después de todo..."
"Hmm. ¿Tal vez pueda ir a visitarla mientras llevo ropas similares a las de la ceremonia?"
"Una vez que te conviertas oficialmente en el emperatriz, estarás aún más ocupada. Cada acción estará bajo restricción a partir de ahora. ¿Podrías viajar al Templo? Está bastante lejos"
"Bueno, debería visitarla al menos una vez al mes"
Aunque sería aún mejor si mi Madre me visitara en persona. Se tragó sus pensamientos, sabiendo que había una escasa posibilidad de que eso ocurriera. La institutriz se secó los ojos con la manga y habló con voz nasal por contener las lágrimas.
"Estará encantada"
"SI"
Se le hizo un nudo en la garganta.
"Mi nana. Antes eras mucho más grande que yo. Antes cabía en tus brazos como si nada. Ahora, eres tú la que cabe en los míos"
"Su Alteza..."
"Gracias. Por estar siempre conmigo"
El anterior emperador había despedido a la institutriz cuando Yeji empezó a recibir sus estudios de soberanía, porque pensaba que empezaría a flojear con la institutriz a su lado.
Por esta razón, la institutriz había regresado a su finca, donde residía originalmente, y fue capaz de mantenerse viva incluso cuando Hanseok se hizo cargo del palacio imperial durante el último año.
"Paremos de llorar, mis ojos no pueden estar rojos durante la ceremonia"
Yeji soltó a la institutriz de su abrazo y se frotó los ojos.
