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"Iré a Renjun"
Cuando Yeji tomó una decisión que dejaba de lado su curiosidad personal, Jungwoo dirigió una mirada silenciosa a otro asistente que estaba a la espera.
El asistente que recibió la mirada hizo una reverencia y salió rápidamente al exterior; probablemente era para informar al joven Huang de la visita de la Emperatriz por adelantado.
"Uf..."
Respiró profundamente, exhaló y se frotó la cara con ambas manos. Estaba nerviosa, de nuevo.
El harén en el que convivían los consortes era un tanto singular; se asemejaba a un gran dona en cuanto a la forma del edificio.
Tenía una forma en la que varias habitaciones y pasillos estaban conectados dentro de la rosquilla, rodeados por un elegante jardín, y una gran piscina en la parte abierta en el centro de la rosquilla.
"A petición del Joven Haechan, he arreglado las habitaciones de Renjun y de Haechan para que estén más alejadas entre sí"
"Buen trabajo"
Tras explicar brevemente la ubicación de las habitaciones de cada consorte, el secretario se detuvo frente a la habitación en la que se alojaba Renjun y miró a Yeji en silencio.
Cuando ella asintió, Jungwoo abrió la puerta.
Yeji entró en la habitación mientras enderezaba los hombros, fingiendo tranquilidad y serenidad.
BANG
El sonido de la puerta al cerrarse por detrás se sintió fuerte hoy sin ninguna razón.
Entre el dormitorio del consorte y el pasillo exterior había otro pasillo más pequeño. No había ninguna puerta entre el pasillo interior y el dormitorio, sino sólo la forma de un arco. En la parte superior del arco colgaba un biombo de cuentas que velaba el dormitorio.
Al abrirse paso entre las cuentas ensartadas con una mano, vio a Renjun con el traje formal que llevaba antes durante el día. Parecía estar un poco cansado, como si hubiera estado esperando todo el tiempo.
Pero cuando vio a Yeji entrar en la habitacyión, una esquina de su boca se levantó fríamente como si supiera que ella vendría a él.
'Uh, wow, esto es realmente embarazoso'
En el momento en que vio esa fría sonrisa, se congeló al instante en su sitio, sin poder avanzar más. La situación se estaba volviendo rápidamente incómoda.
¿Qué debo decir? Ya que soy la emperatriz, ¿No debería dirigir yo? ¿Le digo que se acueste? ¿Que venga aquí?
¿Lo beso primero, o tengo que hablar con él primero? ¿Pero tengo que acostarme con él hoy? La cabeza le daba vueltas.
Mientras se quedaba congelada casi como una máquina, Renjun enarcó las cejas por un momento, antes de entrecerrar los ojos. Sonrió débilmente y se acercó lentamente a Yeji, como si supiera lo que ella estaba pensando.
