A Dick le dan de alta dos días después, y cuando llega el día de regresar a la universidad lo voy a buscar a la puerta de su casa, haciendo que él me sonría de forma encantadora y amplia y sus mejillas se ruboricen.
—No es necesario que vengas, Jay, sé dónde está la universidad.
—¿No quieres que venga mañana tampoco, entonces?
Él niega, mientras cierra la casa con llave, se acerca a mí y me deja un beso en la mejilla, giró mí rostro para dejar un beso en sus labios, haciendo que sonría de nuevo.
Creo que amo su sonrisa.
Caminamos de la mano todo el trecho hasta la universidad, hablando cómodamente entre risas, y no sé en qué momento me dejó de parecer incómodo el hablarle.
Antes no podía dirigirle una oración sin tartamudear, ahora todo parece fluir de forma suave y relajada, en mí mente parece un tranquilo río de palabras.
No miento, me sigo poniendo nervioso, y cuando sonríe mis nervios aumentan en una sensación que pocas veces sentí, son nervios específicos que sólo Dick Grayson me provoca.
Pero no son las mariposas, no, no.
¿Cómo explicarlo...? Sí, son como pequeños seres alados en mí interior que se mueven y vuelan cada vez que me mira o que estoy con él, y se enloquecen cada vez que él sonríe o me besa.
Pero dudo que sean mariposas.
En su tiempo libre, él me acompaña en la biblioteca, y me ayuda a organizar los libros, cargando unos cuantos en sus brazos mientras yo los acomodo por orden de autor y alfabético, previamente acomodé pilas según su género para completar las secciones más fácilmente.
—¿Has leído alguno de todos estos libros? —pregunta.
—Unos cuantos —respondo—. Al acomodar todos, muchos me llaman la atención.
—¿Recomiendas alguno?
—Todos los de autoayuda —respondo sin dudar—. Antes creía que eran para gente que tenía problemas y los necesitaba, pero cuando leí el primero me dí cuenta que todos los necesitamos.
—¿Cuál es tu favorito?
—El Kamasutra.
Miro a Roy con el ceño fruncido de molestia, Dick comienza a reír tanto que casi se cae con todos los libros en sus brazos pero mí amigo lo sostuvo, mientras también reía por lo estúpido de la situación.
—Qué idiota —murmuro.
—¿Le dices idiota a la única persona que te quiere? —dice Roy, alzando las cejas.
—Hey, no —Dick niega—. No eres el único.
Sonrío por eso y noto mis mejillas calientes, Dick me mira y me sonríe y de nuevo mis nervios especiales me hacen sentirme diferente.
Roy me mira y su boca se abre en una ligera "o", mira a Dick y sus cejas se alzan un poco más, repite esa acción un par de veces sin poder decir nada, mientras su expresión de sorpresa crece.
Rodó los ojos con fastidio y me dedico acomodar más libros.
—Amigo —dice, abriendo los brazos hacia mí, me abraza sin mí consentimiento y hago una mueca de disgusto que Dick ve y ríe por ello—. Ya era hora, campeón, muchas felicidades —dice y me da dos nalgadas.
—Deja de hacer eso~ —me quejo.
—Es tu premio, malagradecido —dice, separándose de mí—. Dick, dale nalgadas diarias por mí.
El asiente.
—Lo haré.
—¡Dick!
—¡Jason! —réplica con el mismo tono.
Roy ríe y nos mira con ternura.
—Son tan bonitos —dice—. El uno para el otro.
—Vete.
—Bueno, bueno —dice, alzando sus manos como si se rindiera—. Los dejo en su intimidad —dice, con una sonrisa pervertida, busca algo en su bolsillo y saca un pequeño libro, de esos de miniatura que se ven en las ferias—. Toma, Dick —dice, dejando el pequeño libro sobre la pila que está cargando, y se despide dándome un beso volador.
—¿Qué te dio? —preguntó, mirando con el ceño fruncido a ese diminuto libro, Dick ríe.
—El Kamasutra.
—¿Qué tan enfermo está para tener un Kamasutra en el bolsillo?
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CONFESSION ── JAYDICK
Fanfiction𝐂𝐎𝐍𝐅𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍┊❝ ¿Podrán confesarse a tiempo antes de que a Dick se le acabe? ❞ ➛ Donde Dick Grayson le queda poco tiempo en este mundo, decide declararse a su crush mientras pueda. O ➛ Donde a Jason Todd le asusta salir del armario y que...