Imagination World (2º Generación)

Capítulo 0.1: La entrevista

Al ser los primeros en pisar las tierras del nuevo continente, los japoneses tenían cierta "ventaja" con respecto al resto de expediciones. Tal es así, que mientras los rusos discutían sobre la presencia de algún tipo de vida, los nipones ya se habían encontrado frente a frente con ella. Y aunque algunas pruebas hayan sido filtradas, son escasos los testimonios que se conservan de aquellos años, puesto que gran parte de la información recogida era y seguirá siendo, de alto secreto. No obstante, aún se escuchan historias sobre aquel primer encuentro entre los miembros de la primera expedición japonesa y uno de aquellos seres.

El más popular de los testimonios sobre aquel hecho resultó ser el de una entrevista a un supuesto integrante anónimo de las filas niponas, ya retirado y cuya existencia nunca se pudo constatar. Aunque el audio original no llegó a salir a la luz, todavía existe una parte transcrita de dicha entrevista:

Entrevistador: Se ha hablado mucho de la existencia de vida alienígena en el nuevo continente, ¿cómo de cierto son estos rumores?

Anónimo: Tan ciertos como el aire que respiramos, sí. Verá, ellos no quieren que eso se sepa, por eso nos pagaron grandes cantidades para que aquello no saliera de ahí, ¿entiende?

Entrevistador: Entonces, ¿asegura que realmente hay otro tipo de vida en aquel lugar?

Anónimo: Sí, efectivamente.

Entrevistador: Resulta difícil de creer, ya sabe, no todo el mundo cree en la existencia de vida más allá de nuestro planeta.

Anónimo: ¿Usted cree en Dios?

Entrevistador: Sí.

Anónimo: ¿Alguna vez lo ha visto?

Entrevistador: No. Pero disculpe, ¿qué importancia tiene saber esto?

Anónimo: Mire usted, yo no creía en ningún tipo de Dios hasta aquel día.

Entrevistador: ¿El día del primer contacto?

Anónimo: Exacto. Aquella fue la primera vez en mi vida que recé... que recé a un Dios cuya existencia negaba minutos antes. Lo que allí pasó me hizo creer en algo más... bueno, más bien deseé que de verdad hubiera algo más, algo que me salvara, que me sacara de allí con vida.

Entrevistador: ¿Podría contarme que fue lo que ocurrió exactamente?

Anónimo: Éramos más de cincuenta miembros en mi pelotón, todos bien preparados en sus respectivos campos de conocimiento, los mejores. Cada uno tenía su opinión sobre aquel lugar, más nunca pudieron ponerse de acuerdo.

Aquel día, recuerdo perfectamente como el sol se ocultaba sobre las lejanas montañas al noroeste del paisaje, mientras yo, sentado en un tronco de árbol recién talado, dejaba que sus últimos rayos calentaran mi rostro. El aire que allí se respiraba era diferente, muy puro y limpio. Y pues ahí me quedé, esperando que cayera la noche, mientras leves brisas de aire refrescaban cada músculo de mis agarrotados músculos.

De la misma manera que podía sentir el viento o el sol en mi piel, comencé a experimentar otro tipo de sensación. Algo que incluso hoy, me resulta complicado explicar.

Entrevistador: ¿Qué sintió?

Anónimo: Muerte.

Entrevistador: ¿Cómo? ¿a qué se refiere?

Anónimo: Desde la profundidad del bosque algo me observaba, algo con mucha sed de sangre. Sentí como si la muerte me estuviera observando, como si estuviera debatiendo sobre mi destino. Aunque quisiera escapar no pude, no pude reaccionar, mi cuerpo ya había aceptado su final incluso sin saber a qué me enfrentaba.