Vigilando la Joya Preciosa de Obelia

Capítulo 3 : Capítulo 2

  'Mi padre de este mundo...'

La pantalla mostraba la espalda de Claude de pie. Estaba agarrando una túnica roja usada por aquellos en la familia imperial que estaban destinados a convertirse en emperadores que se arrastraban por el suelo.

'Era un verdadero psicópata', pensó Athanasia.

'No podría haberlo dicho mejor', pensaron todos menos Claude.

Claude solo miró la pantalla con interés. Se preguntaba por qué su hija pensaría así en él. '¿Soy tan terrible de padre?' el pensó. Hasta donde él sabía, estaba haciendo todo lo posible.

La pantalla cambió a una bebé Athanasia. Se puso pálida al sentir la piel de gallina en todo su pequeño cuerpo.

'Según lo que escuché de las sirvientas hablando', pensó Athanasia. Las sirvientas antes mencionadas estaban ocupadas limpiando el Ruby Palace, dejando al bebé desatendido en su cuarto de niños.

'Este Ruby Palace en el que vivo actualmente, fue originalmente donde vivían las concubinas del emperador'.

La pantalla mostró el exterior del palacio antes de convertirse en un grupo de damas sentadas juntas en una habitación, probablemente cotilleando entre ellas.

En resumen, el harén del emperador.

"... ¿Qué pasó con las damas?" preguntó Jennette. Esta fue la primera vez que escuchó que el emperador tenía concubinas. Por supuesto, ella sabía que era común que los miembros de la realeza tuvieran algunos, pero según Roger, el duque que la había estado cuidando en su mansión, el emperador no tuvo un harén durante años.

No sabía que su pregunta sería respondida tan pronto.

O así fue hasta que yo nací.

'Cuando el emperador mató a todos en el Palacio Rubí.'

"O-oh..." Jennette solo miró hacia abajo. Gracias a Dios que no mostró las secuelas de la masacre. Definitivamente se desmayaría por eso.

Anastacius notó lo pálida que se había puesto Jennette y le dio unas suaves palmaditas en la espalda. "¿Estás bien, Lady Jennette?"

"Ah, estoy bien, gracias por preocuparse, mi señor", Jennette le sonrió débilmente. Qué buen caballero.

De repente, la pantalla mostró a Diana, que se veía absolutamente impresionante con su traje rosa de bailarina. Ella bailó al contenido de su corazón frente a la multitud de nobles que miraban a la bailarina con asombro.

Mi madre era una bailarina invitada al banquete real.

"¡Ese soy yo!" Diana exclamó feliz mientras se señalaba a sí misma. "Me veo tan... encantadora", sonrió. Recordó cuando su grupo de baile recibió una invitación para actuar en el palacio y lo emocionados que estaban todos por tener una oportunidad única en la vida.

Y cuando les confesó a sus amigos que había llamado la atención de Claude de Alger Obelia, el emperador del Imperio Obeliano, estaban más que felices por ella. Sin embargo, lloraron cuando supieron que Diana había decidido quedarse en Obelia para vivir el resto de su vida con su amado amado.

Todos en la sala pensaron que Diana era hermosa, tanto en la pantalla como en la vida real.

'Llamó la atención del emperador y fue desflorada por él... Pero luego fue olvidada. '

"Eso no es cierto", murmuró Claude.

"¿Qué fue eso? No te escuché", preguntó Diana.

Claude la miró antes de volver a fijar los ojos en la pantalla. "No es nada."