Sus labios no dejaban de fruncirse, recordando lo que Joaquín le había dicho la noche anterior antes de irse a la cama. Era una cosa acerca de llevarlo a un lugar sorpresa, él realmente no tuvo una oportunidad de indagar más sobre el tema ya que luego de recibir un tierno besito en sus labios, el pelinegro se durmió con rapidez.
Era extraño, ni siquiera estaban cerca de una fecha especial que podían celebrar. Algo se traía entre manos, sin omitir que contó con el descaro de dejarlo con la duda, no sólo esa noche, sino también la mayor parte del día siguiente cuando desapareció sin despedirse.
Sentía como su lobo estaba poniéndose triste, nunca pasaron tanto tiempo separados de Joaquín (exceptuando la vez que Emilio terminó la Universidad). Incluso para él era angustiante, así que no supo qué hacer cuando recibió un mensaje del azabache diciéndole que iba en camino para buscarlo y que, por favor, parase de estar preocupado.
Increíble, nos deja solos todo el día y después piensa que por decir "por favor" todo estará bien con nosotros.
Alfa tonto.
Eso no era todo, Christian tenía esta mirada divertida en su rostro cuando estuvieron reunidos a la hora de almorzar, mientras que Sebastián le sonreía con mucha nostalgia. No entendía. No comprendía de qué se estaba perdiendo si siempre estuvo con ellos. Los únicos que parecían ser normales eran Matthew (por supuesto, ¿Qué podía tener un cachorro de trece años que ocultar?), y la linda Tylor.
Ah... pasaron tantas cosas con los papás Min; luego de ser tan buenos y gentiles, la vida finalmente los compensó logrando que pudieran tener un hijo biológico. Habían perdido la esperanza la vez que decidieron rescatarlo a él del refugio, pero ahora Tylor era su milagro y no podían ser más felices con la nena de cabellos grisáceos y adorable eyesmile que vivía rodeada de amor. De todas maneras, Emilio seguía amándolos incondicionalmente sin importar que ya no era un pequeño.
Estaba sentado en el mueble de la sala de estar, mirando la puerta como si con eso obtendría todas las respuestas que necesitaba. Según las palabras que dijo Matthew cuando tenía nueve años, no funcionaba porque sus poderes eran débiles y él no estaba creyendo lo suficiente.
No pasó mucho, el auto del alfa fue escuchado por el rubio, logrando que su nervioso lobo se inquietara el doble. La curiosidad burbujeando en su pecho lo hacía sentir ridículo, quizás estaba haciendo un gran asunto donde no lo había.
-Mailo -Joaquín dijo con suavidad una vez que entró a la casa.
-¿Qué hiciste? -fue lo primero que preguntó con los ojos entrecerrados. Una sonrisa gigante iba estirándose en los labios del menor.
-¿Estás molesto? Lo siento por dejarte solo tanto tiempo -seguidas las palabras, se acercó para levantarlo del sofá y envolver sus brazos alrededor de su cuerpo, el cual se relajó. Dios, Emilio lo extrañó tanto que no pudo evitar restregar su nariz en la unión del cuello y el hombro, llenándose de su olor -Perdóname por no avisar, cariño. Quiero que sea perfecto.
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¡Es Mio! - Emiliaco
Teen FictionEmilio es omega Joaquín es su alfa mimado Adaptación autorizada por @avamochi