Capítulo 3

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Semanas pasaron desde esa noche, nada nuevo se creaba en el barrio, una que otra pelea, pero era calmada con gran facilidad.

Guillermo estaba con Andrés en su cuarto, solamente hablando, Guillermo lee una revista tumbado sobre su cama. Andrés escucha música desde la radio vieja de Guillermo.

Andrés sentado en el suelo, con la espalda recargada en la cama, que era una palabra muy grande para describir la poca cosa que era.

—EHH, CHAPARRO—. Colmó la tranquilidad del menor.

—¿Qué quieres pendejo?— Tapó sus oídos, pero ya era tarde, ya estaban zumbando.

—ME ACABO DE ACORDAR—. Se irguió en su cama, dejando de lado la revista—. ¿Te acuerdas la banda que me mama? La de argentina.

—Los ches, sí, sí—. Con hastío respondió, sin ganas de escucharle.

—El mes que viene van a dar un concierto, en argentina—. Su voz se notaba contenta y hasta juguetona, tomó un casete entre las repisas, poniéndolo en una casetera, apagando la radio—. Esa canción es el éxito de su álbum, esta perra, ¿No?

—Pues, al chile, me vale madres, llega al punto, cabrón—. Con hartazgo espetó, dándole una mirada cansada al ricitos.

—Que quiero ir.

—Estás pendejo—. Burló—. No tienes ni para pagarle la prepa a tu carnala, quieres andarte yendo a Argentina. Tantita cabeza, Memo, que para eso no cobran—. Tomó por sentado que el joven entendería, desvió la mirada y la posó sobre unos guantes en la esquina—. Ya es mucho soñar que queramos ser futbolistas, wey, ya bájale.

Gestó en su cara una tristeza y desilusión, de verdad quiere ir, pero Andrés tiene razón, a penas y le alcanzaba para traer comida a la casa.

—Pero puedo pedir prestado...— Susurró, aferrándose a la pizca de esperanza que estaba en su pecho.

—¿A quién, wey? Nadie en este pinche lugar tiene varo, ni Alexis que es el menos jodido—. Estaba receloso, pues sabe que tiene razón.

—A Saúl, a él le va bien.

—Mames, ¿Crees que su pinche chango lo va a dejar prestarte?— Ahora estaba un poco más optimista, pero aún tenía razón, era imposible conseguir el dinero.

—Yo le caigo muy bien, me lo prestará, confía en mí, pendejo, ten fe—. Golpeó el hombro, soltando una risita.

—Me cae que no sabes dónde tienes puestas las pinches patas—. Negó, harto y cansado de la actitud de su amigo. Le dedicó una mirada casi de fatiga. Se levantó, sentándose al lado de su amigo—. ¿Pero sabes qué? Eso es lo que me gusta de ti, cabrón, imaginas cosas chingonas, todo el tiempo.

—¿Están listos?— Cuestionó con ojos brillantes Kun, darían un concierto, el primero grande

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—¿Están listos?— Cuestionó con ojos brillantes Kun, darían un concierto, el primero grande.

—Claro, pibe, siempre—. Aseguró Juli, afinando su guitarra, mirándole fijamente soltando una risilla treviesa.

De huevos | Guillermo Ochoa x Lionel Messi (Universo Alternativo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora