Capitulo 4

325 51 8
                                    

Guillermo llega a casa después de un largo día de estar vagando por las calles de la ciudad con sus amigos, claro está.

Lanza su mochila sin cuidado a alguna parte de su habitación, causando un estruendo ruidoso y alertador para su hermana menor.

—¡Ama, Memo ya anda aventando cosas!— grita con un tono de voz chillón, capaz de romper cualquier tipo de cristal.

Escucha una vaga reprenda por parte de su madre.

El rizado rueda los ojos, resoplando y hartándose al momento. ¿En qué parte de su vida habrá dicho que quería a esa adolescente que tiene una actitud prepotente y arrogante? Se arrepentía.

Escucha su puerta abrirse, sabiendo al instante de quién se trataba, la ignora y sigue en sus cosas, sacándose los tenis para ponerse sus chanclas que no daban para una usada más.

—Llegando tarde, cómo siempre—. Burlona escupió—. ¿De casualidad encontraste trabajo?

Primer golpe bajo.

—¿De casualidad ya puso la marrana?

—No sé, no me enseñan eso en la prepa, pero ya sé que tú no sabes lo que enseñan ahí, por eso te digo, animal—. Esas palabras le duelen en el corazón, se arrepiente de negarse su futuro por dárselo a ella.

—Cállate de una pinche vez, ¿Va? — aprieta sus manos, conteniendo las ganas de llorar, aún dándole la espalda.

—¿Te caló? Es que solamente uno de los dos podía estudiar, y bueno, mamá y mamá no pueden gastar en alguien que ni escribir sabe, un pendejo, pues—. Se menea por toda la habitación, tomando algunas hojas del viejo y gastado escritorio de su hermano, ella tenía uno mucho más lindo que le compraron sus padres.

Guillermo la ignora, se debe ir en un rato más, tiene tareas que hacer y lo sabe.

— Ojos con h... Que inteligente eres, ¿Eh? — se mofa, dejando de lado el papelito amarillo.

—A ti que chingados te importa que escriba de la verga, ya, vete a ver tu pinche tele o hacer tus tareas—. Con fastidio suelta, ya no quiere escuchar más crueles palabras, no quiere escuchar nuevamente que es un pendejo o algo similar.

Va en dirección a ella y sin cuidado la empuja, sacándola a la fuerza de su cuarto, cerrando con el seguro. Escucha unos gritos e incluso patadas a su descuidada y vieja puerta, jura que ve polvo salir por los golpes.

Suspira pesado y siente sus ojos quemar, su cuerpo le ruega llorar.

Se lanza a la cama, tapando su cara con una de las almohadas con una funda que dice PRI, pues la funda estaba hecha de una camisa vieja.

Deja salir un largo jadeo, liberando el estrés que le provocaba su hermana.

¿Por qué decidió dejar su futuro y esperanzas por esa niña?, ¿Por qué decidió velar por ella en vez de por él mismo?, ¿Por qué limitó su futuro?, ¿Por qué lo trataba tan mal?

Francisco Guillermo Ochoa Magaña no es malo en los estudios, cuando aún estudiaba, presumía de unas calificaciones envidiables de diez y rara vez un nueve.

Su posición económica no era la mejor, está agradecido porque ha mejorado con los años, pero igualmente sigue siendo deplorable.

Su futuro por el de su hermana, le pareció justo, no deseaba que su hermana, por falta de estudios, se casara joven o con algún hombre que la tratara mal y que ella dependiera económicamente de él, Guillermo quería que su hermana fuera una profesional que pudiera darse el lujo de comprarse unas buenas fundas de almohadas.

De huevos | Guillermo Ochoa x Lionel Messi (Universo Alternativo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora