𝑮𝒂𝒏𝒈𝒔𝒕𝒂 // 𝐑𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐀𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐧𝐨 𝐅𝐞𝐥𝐢𝐱 (𝐍𝐚𝐫𝐜𝐨𝐬)

05. Algo contigo

Ramón

Tijuana, 1988

El ruido de alguien tocando a la puerta de mi cuarto me despertó, al hacerlo me di cuenta de que a un lado mío de la cama había una morra, ella estaba desnuda y al parecer yo también, entonces recordé todo lo que había pasado, ayer por la noche había ido a una fiesta en la casa del Kitty, me la encontré a ella y paso lo que tenia que haber pasado.

- ¡Món!, ya levántate , son las 12 de la tarde no te pases de huevón- me dijo en un reclamo mi hermana Enedina

- Ya voy Dina, en 10 minutos bajo- conteste

- Ta bueno pues, pero apúrate- me dijo para luego irse

Yo me levante rápidamente de la cama, me puse un pantalón y una camisa que estaba a la mano y desperté a la morra que estaba en mi cama.

- Ey mija, ya vete- le dije, ni siquiera recordaba su nombre

- Buenos días guapo, que bien me la pase anoche,¿cuándo nos volveremos a ver o qué ?- me dijo ella mientras se levantaba y se ponía su ropa

- Eso ya no se va a poder, lo que paso entre nosotros fue de una noche y ya, si quieres te pago pero hasta ahí - le conteste mientras sacaba unos billetes de mi cartera 

Nunca me había gustado estar con una morra más de una vez, había suficientes viejas en el mundo como para tener que repetir, además algunas se clavaban y ya no me las podía sacar de encima, por eso era mejor así, el corazón de Ramón Arellano Félix no lo tendría nadie.

La morra al parecer se enojo, me quito el dinero de las manos y se fue azotando la puerta, yo solo me eche a reir.

Unos 10 minutos después baje y en el comedor estaban mis hermanos, Benjamín y Enedina.

- Hasta que despiertas, ya iba a ir a tirarte un vaso con agua, pero Dina me dijo que ayer llegaste con una morrita - me dijo Mín

Asentí y me sente en una silla.

- Félix me llamo, me dijo que estábamos invitados a la boda del hijo de un gobernador, va a ser allá en Guadalajara y por supuesto que vamos a ir, toda la organización asistirá, no nos podemos quedar atrás - Me dijo Mín

Cuando me dijo eso una sonrisa de satisfacción se formo en mi cara, Amaia la hermana del Félix segurito iba a estar ahí, esta era mi oportunidad para echármela, aquí en Tijuana no había aflojado pero tarde o temprano lo iba a hacer, con unas cuantas palabras bonitas y promesas cursis todas caían, aunque, me había dado cuenta de que ella era más canija que las demás, pero de que iba a caer iba a caer

- ¿Y cuándo es o qué? - le pregunte

- Es justamente en una semana, alista todo- respondió Mín y yo asentí.

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Amaia

Guadalajara, 1988

Tan solo faltaba un día para la boda, hoy por la mañana había hablado con Félix y me di cuenta de que en él había cierta preocupación, podía entender el porqué, cuando era más joven y antes de todo esto Félix había trabajado como el guardaespaldas del gobernador y su familia por ello creo que sentía que les debía algo, Félix buscaba impresionarlo a él y a todos los demás, quería enseñar en quien se había convertido y que era lo que había construido.