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–¡chao, hasta el lunes muchachos que pasen un excelente fin de semana!– y ahí iba una cansada danielle que iba saliendo de un día agotador.

trabajar en traki no es fácil muchachos, estar de aquí allá de allá pa' acá es medio rudo pero bueno, danielle es feliz ahí.

ya eran las nueve y pico de la noche y esa muchacha andaba era con una duda y un miedo porque la calle estaba sola pero sola sola que eso da miedo por la ruta que ella siempre tomaba para la parada de las camionetas y tenía la duda de pasar por el boulevard de sabana grande pero le daba flojera así que bueno, optó por la opción de irse por su camino de siempre pero a paso rápido.

todo iba bien, con su morral en la espalda relajada y saludando al señor del puesto de perros calientes que siempre se ponía en la misma esquina, danielle en el fondo se sentía aliviada de haber visto al hombre que atendía alegremente a una chama que le estaba dando la espalda al parecer hablando por teléfono, todo normal.

cuando iba a cruzar la calle sintió como ponían una mano en su hombro y ahí la de nacionalidad australiana se puso de todos los colores, ay dios.

–chica tienes el morral abierto... ¿danielle?–

–¿te conozco?

–conchale daniela– y ahí la muchacha del apodo pelo los ojos viendo a la otra muchacha reír mientras se quitaba el gorro que tenía puesto junto con el tapabocas, verga pero haerin a cualquiera le metes un susto así. –¿no me reconoces?

–ah si, tú– danielle no lo quería admitir en voz alta pero se puso contenta al ver a la muchacha que tenía el afán de decirle por otro nombre que no sea el suyo. –hola.

–no lo puedo creer, me estás saludando sin un insulto de por medio– danielle rodó los ojos con fastidio y la otra muchacha rió divertida. –¿que haces a esta hora, fresita? es muy tarde.

–estoy saliendo del trabajo.

–¿en dónde trabajas?– danielle cómo que ya se le estaba yendo la paciencia.

–en traki– la otra muchacha pelo los ojos y sonrió así bien cuchi, ay tan linda haerin alejandra vale.

–más fino... Casi se me olvida, tienes el morral abierto– la muchacha se paró detrás de la australiana que se quedó tranquilita viendo a la muchacha volverse a poner en frente de ella. –listo fresita, tienes que estar más pendiente.

–gracias haerin– dijo sinceramente regalando una sonrisa a la otra muchacha que sonreía feliz, con ganas de sacarle una foto para tenerla de recuerdo. –¿tú qué haces tan tarde por acá?

–estaba visitando a un primo, bueno primo mío como tal no es solo que nos criamos juntos y la webonada loca– tremenda explicación.

haerin iba a decir algo más pero le tuvo que hacer una seña a la otra muchacha de que la esperara ahí porque fue a buscar los pedidos, la muchacha acercándose con tres bolsas en mano y mirando a danielle con una sonrisa.

–ajá listo, vente que te doy la cola– verga danielle que lechuda, aprovecha.

–¿de verdad?– pregunto un poco penosa la muchacha caminando al lado de haerin que con una mano agarraba las tres bolsas y con la otra le agarraba la mano a danielle para cruzar la calle seguras, finalmente llegando a la esquina de la otra calle donde haerin tenía la moto así como si nada. –coño que pena.

–ah pues, que pena que nada dale con confianza– dijo para luego pedirle el favor a danielle de que le agarrara las bolsas la otra muchacha sin darse cuenta que haerin se estaba quitando la chaqueta que tenía puesta para dársela a ella. –toma, mira que está haciendo frío y no quiero que te enfermes– tan bella.

candela [newjeans & aespa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora