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Julietta Blanco-Atlanta, Georgia

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Julietta Blanco
-Atlanta, Georgia.

Hoy por la madrugada, cuando llegamos, lo primero que hice fué quedarme sumamente dormida, mi cama, las pocas pertenencias que habían quedado en casa, seguían ahí, estaba felíz de estar nuevamente en mi hogar.

- ¡Jules! ¡Arriba! - me despertó papá elevando su tonalidad de voz.

- calla que tengo sueño - gruñí.

- ¡vamos que el día es corto! Te tengo una sorpresa que te va a animar - tomó asiento a mi lado en la cama.

- iluminame - ironicé.

- ¡Los Walton se enteraron que estás de regreso y organizaron un almuerzo!

Sentí muchas cosas juntas en ése momento, realmente no sabía si quería verlos tan pronto, jamás intentaron comunicarse conmigo ¿y ahora quieren volver a verme?

- no lo sé, pa, ¿estás seguro de que quieren verme?

- por favor, ¿qué cosas dices? ¿Por qué no querrían verte?

- porque no he sabido nada de ellos en éstos años, supuse que se olvidaron de que existo - me encogí de hombros intentando restarle importancia.

- ellos tendrán su explicación, deberías emocionarte. Antes, cuando te mencionaba ir donde los Walton te ponías como loca, ¿recuerdas? - preguntó en una sonrisa.

- Sí - recordé mirando a un punto fijo con una sonrisa involuntaria en mis labios - está bien, tienes razón, debo dejar de pensar lo peor - lo miré segura.

- así se habla, te dejo para que te maquilles y todo éso que hacen los adolecentes - dijo mientras gesticulaba con sus manos de manera extraña, lo cuál me hizo soltar una pequeña carcajada.

No había tenido el tiempo de desarmar los bolsos, entonces busqué algún atuendo cómodo y aceptable para usar en el almuerzo, opté por usar una remera blanca de radio silence que tenía una imagen en blanco y negro como estampado, unos jeans tiro bajo azules y mis clásicas converse negras de bota, recogí mi cabello en una cola, dejando dos mechones sueltos detrás de mis orejas, no solía usar mucho maquillaje más de lo básico, bastante rimel y un hidratante labial.

- ¿ya estás lista? - preguntó papá al verme bajar por las escaleras, a lo cuál yo asentí - genial, siéntate a desayunar entonces.

Obedecí, para que, segundos después tenga frente a mí un tazón con cereales y leche.

- ¿cómo obtuviste de vuelta la tenencia? - me atreví a preguntar.

- me asesoré con un abogado, la casa de tu madre no cumplía con los requisitos necesarios para una buena vivienda, completé algunos papeleos, le conté al juez como era que te sentías viviendo allí y obtuve tu tenencia sin problemas.

- genial, gracias - le dí una sonrisa la cuál correspondió.

- genial, gracias - le dí una sonrisa la cuál correspondió

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𝗕𝗹𝗶𝗻𝗱 𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 ᴶᵃᵛᵒⁿ ᵂᵃˡᵗᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora