Jules regresa a Atlanta tras estar tres años fuera del país y se reencuentra con sus amigos de la infancia... Algunos no tan amigos, ¿podrá ella comenzar a desarrollar algo por ésa persona especial? ¿O conocerá los verdaderos rostros detrás de aquel...
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Julietta Blanco -Atlanta, Georgia.
Me desperté gracias al sonido de mi alarma, salí de la cama con un poco de pereza, para calzar mis pies sobre las cálidas pantuflas y dirigirme hacia el baño. Allí realicé mi rutina matutina como de costumbre y dejé mis ondas naturales respirar, ya que tenía la mayor parte del tiempo el pelo atado.
Me maquillé de forma sutil y busqué algo cómodo para ponerme. Finalmente elegí unos pantalones de chándal negros y como era una mañana algo fresca abrigué mi torso con una campera color azul marino sobre un top básico blanco.
Bajé a la cocina y me preparé un jugo exprimido de naranja, junto con dos tostadas para comenzar a desayunar sin apuro alguno.
Hasta escuchar el tono de llamada proveniente de mi celular.
Videollamada entrante de "Militoo!¡💌"
Respondí sin más.
- ¡Hola! - saludé intentando sonar animada.
- ¡Juli! Ya extrañaba tu voz.
- Milo, hablamos ayer.
- te extraño igual, ¿no te pasa lo mismo?
- sí, sí... - solté arrugando mi naríz.
Gesto que no puedo evitar cuando miento.
- ¿llamaste por alguna razón en específico? - pregunté repiqueteando mis dedos sobre la mesa.
- sólo quería hablar con vos, ¿o estás ocupada?
- no en realidad - di un suspiro tras mi negación - ¿cómo estás?
- mejor, hoy a la noche voy con Abi a ver la trilogía de Fear Street en su casa.
- me alegra - respondí dándole una media sonrisa.
- ¿qué tenés planeado hacer hoy?
- nada interesante, a las tres tengo entrenamiento y voy a pasar lo que resta del tiempo completando tareas - comenté llevando un bocado de tostada a mi boca.
- piola, ¿en donde entrenas allá?
- eh, en un gimnasio que encontré cerca de casa - volví a mentir - poco reconocido a decir verdad, está bien igual, a nylon.
- suena bien, supongo que tiene una cuota accesible.
- sí, por suerte - asentí y bebí un sorbo de mi jugo.
- sabes... Que para lo que necesites, si llega a complicarse, podés pedirme lo que sea, no tengo problema de ayudarte económicamente para que hagas lo que te gusta - me recordó.
- Milo... Sabes que aunque necesite jamás te pediría algo como éso, además mi papá está en una buena postura económica, pero gracias de igual manera - le dediqué una pequeña sonrisa que finalizó en una mueca.
