Banana

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[Lisa G!p]

Lisa Pov

Jennie me mira un momento con sus hermosos y profundos ojos. Tan alegres, tan tiernos e inocentes. Estos se iluminan con anticipación y entonces la introduce en su boca. Suelta un gemido gutural, sus párpados se cierran en deleite sin que pueda evitarlo y la larga longitud recorre sus labios.

Delicioso.

Su lengua va trazando caminos por toda la longitud, sin que una pulgada se salve de ser saboreada. Mientras tanto yo observo algo perturbada e intrigada. De repente, a pesar del tiempo que está haciendo afuera de casa, la habitación se siente muy encerrada y calurosa.

Trago algo de saliva audiblemente y con algo de vergüenza ahogo un gemido gutural que quiere salir de mi garganta. Todo esto sin apartar un segundo la vista de ella. Mi respiración ya está algo agitada y mis manos se aferran al sofá en donde estoy sentada. Intento mantener una expresión imperturbable, pero las acciones de Jennie me lo hacen imposible.

Ella vuelve a lamer, su lengua trazando caminos sorprendentes, disparando mi excitación y mi cordura. Ahora tiene abiertos los ojos, me mira fijamente y creo que me es imposible sentirme más trastornada. Me revuelvo en mi asiento incómoda y espero que no note la razón de mi incomodidad. Ella es una niña muy bella.

Todo lo que despide es fragilidad e inocencia. Ternura. Esas pocas palabras bastaban para describirla. No merece siquiera estar enfrente de mí. La única palabra que basta para describirme...es degenerada.

Enferma.

Al menos, así me sentía en estos momentos, mientras sus ojos inocentes, ajenos a todos los pensamientos malsanos que se formaban en mi cabeza, me miraban con algo de curiosidad. Santo Dios, Lisa, mírate. Eres patética. Ella seguramente, aparte de estar asqueada de ti, sentiría lástima si se enterara de tus lindos pensamientos», no puedo evitar pensar.

"Umm, perdona, ¿quieres un poco, Lisa?"-me pregunta, con algo de pena en su suave y

linda voz, sobresaltándome un poco. Lame de sus labios el chocolate que quedó allí y mi vista se despega de ellos para mirarla de nuevo a los ojos. Mis mejillas se sienten algo cálidas y vuelvo a tragar saliva. Tiene la banana cubierta de chocolate en su mano y me sigue mirando expectante. Lo único que puedo hacer en ese momento, para reaccionar, es negar frenéticamente con la cabeza, mientras me imagino lo patética que le debo de parecer a esta niña de quince años.

"N-no, gracias"-finalmente digo con un hilo de voz.

Jennie se encoge de hombros y me da una pequeña sonrisa. Entonces vuelve a introducir la banana a su boca y comienza a lamer lentamente, el chocolate derritiéndose igual que yo. Sus mejillas se colorean un poco ante me mi mirada y en sus ojos chispean con disfrute.

Mi mente morbosa estaba jugando conmigo de una manera muy cruel. Sin poder hacer nada para poder evitarlo. Distorsionada y retorciendo la imagen de la mejor amiga de mi hermana menor con pensamientos y deseos malsanos. Mis manos están aferradas en mis piernas, cubriendo algo que podría causar problemas.

Una parte de mí cuenta los segundos para salir de esa habitación y otra parte de mí, la enferma, masoquista e intrigada, quiere seguir viendo este pequeño y aparentemente inocente espectáculo.

Después de observar otras agonizantes, largas y lentas lamidas, al borde del colapso la puerta de la habitación se abre y suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo. Me paro de un brinco con las manos cruzadas delante de mí y mi hermana menor, me mira con algo de sorpresa y exasperación.

Jennie sigue sentada, pero me mira también con curiosidad. Ella también tiene su banana cubierta de chocolate en la mano y de repente pienso que no puedo ser tan enferma. No podría seguir mirando.

"¿Qué sucede contigo?"-me dice mi hermana arqueando las cejas.

"Tengo que hacer algo"-atino a contestar, no sin antes carraspear para encontrar mi voz.

Rápidamente me dirijo a la puerta de la habitación, llegando a mi hermana desconcertada, ansiosa por salir allí. Cuando llegué a la puerta no pude evitar dirigir una última mirada a Jennie.

Lo siguiente que vi me dejó helada.

Ella dio una deliciosa lamida, con sus ojos maliciosos y pícaros mirándome fijamente, para después guiñarme un ojo. Me quedé de piedra allí con la boca algo abierta y los ojos muy abiertos, intentando averiguar si esto era producto de mi imaginación o no, pues en un santiamén Jennie había recuperado la despreocupada e inocente expresión de su linda cara.

"Lo que sea"

"Vete, muchas gracias"-me dijo mi hermana, rodándome los ojos, antes de azotarme la puerta

en las narices.

Me quedé allí por no sé cuánto tiempo, asimilando todo lo que había pasado. Me di la vuelta robóticamente y comencé a dirigirme a mi habitación, con esas morbosas o inocentes imágenes en mi cabeza. Y maldije a mi hermana. La maldije por comprar esas bananas y por dejarme encerrada haciéndole compañía su mejor amiga, mientras ella iba a hacer no sé qué, sufriendo esa tortura.



Personalmente, este es uno de mis favoritos ^^

ONE SHOTS (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora