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Suspiro hondo mientras escuchaba em timbre sonar, terminó de arreglar su cabello para escuchar la puerta ser abierta.
Se dio un último vistazo al enorme espejo en su habitación para salir de esta y empezar a bajar las escaleras hacia la sala.
Escuchaba las voces de su padre y la voz del chico el cual la había invitado al baile de otoño.
Llevaba un hermoso vestido largo, de tela suave y delgada, un escote en forma de corazón, mangas que caian por sus hombros y un pequeño pero adorable liston en la cintura, el vestido de su color favorito , zapatillas que hacían juego, su cabello en un semi recorgido.
Sus manos temblaban de nervios, realmente no tenía planeado ir al baile, hasta que el chico más popular llegó hasta ella y le pidió ir al baile juntos.
Con un largo suspiro termino de llegar en donde dos personas la esperaban, la atenta mirada que le dedicaba Edward cullen le hizo ruborizarse.
—Espero se diviertan, Edward, cuida bien de Adrina— Menciono su padre pare retirarse a su habitación, dejando solos a ambos jóvenes.
—Te ves hermosa— Soltó el oji-dorado tan repente haciendo que la pobre chica de 16 años no pudiera controlar su sonrojo.
—Gracias— trato de sonar lo más serena posible.
Sin más ambos salieron de la residencia de la chica para subir al auto volvo blanco de Edward. En el camino no hablaron mucho, era importante decir que ambos se sentían completamente nerviosos.
Llegaron al baile que se efectuaba en la escuela de forks, todos los jóvenes bailaban y gritaban felices, mientras que otro solo se disponían a estar charlando en las esquinas.
Edward cullen, no podía dejar de mirar los hermosos ojos de la chica que estaba a su lado, la sonrisa que esta tenia mientras charlaba con unas amigas le hacían sentir miles de sensaciones que en sus años no había sentido.
Realmente quería hacer las cosas bien, quería esas sonrisas para el, que aquellos orbes brillantes le miraran más a él.
Sonrió mientras miraba una oportunidad, una suave tonada era lo que comenzaba a sonar en el lugar, todos comenzaron a bailar, Tomó de improviso la mano de esta para darle un beso en el dorso.
—Señorita, me permitiría esta pieza—. Hablo de forma dulce , la contraria asintió mientras el contrario sonrió ladinamente.
Sin más llegaron ala pista, la mano libre de Edward escapo a la cintura de la menor, atrayendola a él, la mano pequeña y tímida de Adriana fue guiada hasta el hombro de cullen.
Sus otras manos estaban conectadas, una suave danza empezó, ambos sin quitarse las miradas del otro, uno con una sonrisa inigualable, y ella en una ensoñación pensando que esto era solo un sueño.
Entre pasos el mayor soltó la cintura de la chica guiandola a dar una vuelta por debajo de su brazo, era un aire embriagante donde los dos estaban encantados.
La tonada cambió y ambos rieron notando que aún seguían tomados de las manos, decidieron salir del salón. Ambos embobados caminaron hasta los jardines decorados de luces cálidas y decoraciónes acorde al baile.
Una brisa llegó a ellos haciendo ala joven temblar por el frío, rápidamente Edward se quito su saco colocándole en los finos hombros de su pareja de baile.
—No era necesario —. Menciono avergonzada
—No quiero que enfermes— Hablo sin más. La contraria no dijo más, oliendo el aroma que la prenda tenía, el perfume de Edward.
Aun en una burbuja cálida y cómoda llegaron al kiosko, que estaba solo, ahí la brisa no llegaba , era más acogedor.
Aunque no lo creyeran Edward con nervios tomo la delicada mano de la joven, quien al sentir el frío tacto volteo su vista a él, este solo sonrió aclarando su garganta antes de hablar.
—Adriana..— Hablo tratando de sonar apacible.
—¿Si Edward?— Pregunto ella captando toda la atención poniendo sus ojos en lo dorados de el joven castaño.
El joven soltó un suspiro innecesario, si fuera humano, su rostro estaría rojo.
—Se que sonará repentino, pero desde hace un tiempo he comenzando a sentir cosas— Hablo mientras tomaba ambas manos de la menor— cosas por ti, me he enamorado de ti—
Murmuró bajo, pero audible para la joven, quien no sabia donde meterse, no sabia si se iba a desmayar o morir, su rostro enrojecio aún más mientras sus piernas podían compararse a las de un fideo.
—Yo no— ni siquiera sabía que responder, era tan sorpresivo.
—No digas mas, déjame demostrarlo— hablo y enseguida junto sus fríos labios con los labios rosas de Adriana.
Quien quedo estática por unos segundos para comenzar a seguir aquel dulce beso, su corazón latía a mil por hora, deseguro todo era en sueño, un lindo y bello sueño, donde el chico que le gustaba, sin saber , estaba correspondiendo a sus sentimientos.
Se separaron , las manos del cullen viajaron hasta el rostro de la contraria, acariciando con sus pulgares las mejillas suaves de la joven
—No sabes lo mucho que he esperado por ti—
Murmuró tan bajo que la joven de hermosos ojos no pudo escuchar , lo que más importaba era que Edward había encontrado su otra mitad.
Ambos encontraron su alma gemela, y ahora podrían ser felices por la eternidad.
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