¿QUIÉN COMO TÚ?

8

Entonces ella decidió enfrentarlo, cuando terminó el receso y todos volvían a la junta vio como ambos se separaban, momento perfecto dónde decidió frenarlo. Con todas sus fuerzas lo tomo del brazo derecho y lo volteo bruscamente, era grande, si, pero no le tenía para nada miedo. El ruso solo la miraba seriamente esperando el motivo de su perdida de tiempo.

—Tú ... —siseo venenosamente.
—¿Si, se te ofrece algo?
—Alejate de México
—No... ¿Porqué lo aria?
—Por que lo digo yo... No te conviene meterte conmigo.
—No sé a que estés jugando pero no me intimidas en lo más mínimo —se quiso soltar pero la fémina no le dejaba. —Así que, de la manera más amable te pido que me sueltes.
—Te lo repito nuevamente —dijo en voz baja y agravando su tono —No te quiero cerca de él...
—Con que derecho me pides eso, tu y él ya no tienen nada que ver —la miro de manera filosa.

—¡Él es mío! —grito frustrada, frustrada de la rotunda negación.

Entonces vio rojo, el llamativo color violeta de los ojos del más alto ya no estaban, su pupila se había encogido y su color normal era sustituido con un rojo carmesí...

Estaba molesto...

—¡México no es un objeto! No es tuyo ... Ni es de nadie... —exhalo profundamente pareciendo como si sacará humo por la nariz —El puede decidir con quién estar y con quién no y no pienso alejarme de él... No pienso dejarlo solo...

Sintió ardor en su mejilla derecha y su rostro se movió uno centímetros al lado contrario; América lo había abofeteado, no se esperaba el golpe, pero no le importo.
Tomo un poco de aire y siguió hablando.

—Así que escúchame bien tu a mí, por qué no lo volveré a repetir... —su mirada era penetrante y estaba decidido a decir todo lo que se tenía guardado — No me alejaré de México, por qué yo lo quiero, no me importa que hagas tus rabietas ni nada de eso. México ya no te quiere, supéralo así como el está intentando superarte; tal vez contigo haya pasado la mayor parte de su vida y no dudo de que en su momento fueron felices pero ¿Crees que todo el daño que le has hecho todos estos años son fácil de olvidar? Claro que no! ¡Tu lo dejaste de amar hace tiempo y solo lo usabas a tu beneficio, puede que tú hayas tenido los mejores años de su vida pero también le borraste su alegría, así pasen 10 primaveras, 10 veranos, 10 otoños o 10 inviernos, yo estaré a su lado... Y no me importa esperar una eternidad para que el este bien y se sienta capaz de tener una relación, yo estaré ahí... Para ganarme su corazón, para hacerlo reír y que vuelva a ser feliz... Tu lo dejaste ir, y ahora que está mejor sin tí, haré hasta lo imposible por verlo sonreír. No me rendiré, dare todo de mí.

La rubia americana estaba atónita, literalmente el estúpido comunista le estaba confesando que está enamorado de México.

—Yo si lo amé... Aún lo hago... —frunció el entrecejo con rabia y apretó la mandíbula haciendo rechinar su dentadura.
—Jejeje... —reía con amargura.

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“¿Quién como tú?”

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—Que lo tenías todo para ser felíz... Fuiste tu quien lo dejaste ir y lo lastimaste... Si lo amas realmente dejalo tranquilo, déjalo vivir.

El eslavo sin nada más que decir, se despidió cortésmente  dándose la media vuelta y siguió su camino por el largo pasillo de paredes blancas, apunto de acercarse al final del pasillo donde de se localizaba la puerta que le daría pase a la reunión donde ya iba atrasado, escucho un leve quejido y una voz rasposa llena de rencor.

—Te odio...

Escucho.

—El sentimiento es mutuo...

Finalizo para ingresar silenciosamente sin hacer ruido a la gran sala donde se encontraban todos los representantes y sus presidentes. Se encontró con esa mirada dorada que tanto le gustaba del lado de los americanos (ya que los dividen por continentes) y le sonrió, haciéndole un gesto de "paz" a modo de saludo; saludo que no se negó a corresponder de la misma manera.

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La reunión se dió por terminada y cada quien regreso a su país y ella estaba muy molesta pero a la vez triste...

Molesta de que ese ruso tuviera toda la razón y eso le dolía, le dijo toda la verdad. Siempre le hizo daño al latino y el la perdonaba a pesar de estar profundamente dolido, el la perdonaba. Era obvio que algún día este se cansaría de todo eso, que se cansaría de ella... ¿Qué le hizo pensar que él siempre la amaría? ¿Que solo la querría a ella y a nadie más?

Tenían razón... México siempre la amo a pesar de todo, amor que no se le fue de vuelta. Le quitó tantos años de su vida, le arrebato su juventud, gran parte de sus tierras (aunque esas se las vendieron sus presidentes a precios tan miserables, pero aún que el mexicano le suplico que no lo aceptara y lo hizo) ¡provoco guerras! Cosas que el no merecía... Él la ayudo y ella se aprovechó.

Es ahora que apenas se dió cuenta que realmente ¡lo tuvo todo! Tenía todo para ser felíz; era la primer potencia mundial, con una buena economía, una familia que la quisiera y un novio que la amaba con todo su corazón. Seguía teniendo todo, menos lo que realmente le importaba... El amor de México...

Lo que ellos tenían dejo de ser una relación sana, solo había cariño de una solo lado... Le dolía tanto ver la realidad hasta ahora.

Pero ya era demaciado tarde...

Perdió ese corazón noble y valiente rebosante de amor por culpa de su arrogancia y egoísmo.

Ella lo amaba, pero ya no había motivos para volver a intentarlo y México le dió fin a lo suyo de la manera más malditamente adorable, deseándole también a ella felicidad. Su estúpida historia de amor llegó a su final y no le quedaba de otra mas que aceptar que esta vez perdió.

Lo quería y deseaba que también fuera feliz, debía aprenderá a soltar y dejar ir cuando ya no hay más solución. Está vez sus lágrimas salieron a flote, deslizándose cómo cascadas dejando un recorrido de resignación y tristeza por sus mejillas hasta caer de su hermoso rostro; miró por la ventana del avión que estaba a punto de aterrizar en suelo estadounidense, deseo desde lo más profundo de su corazón que su amado latino la perdonará.

Odiaba a Rusia, pero si el hace que México brille otra vez solo observara a la distancia como ese corazón herido fuera reparado con cariño que ella no le supo entregar.

—Solo el tiempo decidirá si nuevamente seré digna de tí...