8- Todavía no

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Destiny quedó reflexionando sobre esa conversación toda la noche, aunque no fuera una charla especial, era con él así que eso hacía que estuviera dentro de su cabeza dando vueltas.

◁Seguirá él pensando en mi, al menos alguna vez? Debería expresarle lo que siento por él? Estoy segura de hacerlo?▷

Decidió dejar de darle vueltas al asunto, ya que posiblemente ella no estaría presente en los pensamientos de Marcus.

A la mañana siguiente se armó de valor y se atrevió a ir a su casa a hablar con él para resolver esas preguntas que todavía no tenían respuesta y dejarle las cosas bien claras. Y eso hizo, pero lo que no se esperaba de todo esto, era que la persona que le abriría la puerta era la persona que más odiaba.


-Alisson... -Espetó la pelirroja con un tono más bajo de lo normal.-


Allí estaba, plantada detrás de la puerta sujetando el pomo. ◁Dios mio, qué hace ella aquí? Oh claro, es su novia...▷Se quedó pensando ella.◁Y ahora qué hago? Qué digo?▷


-Destiny! -Dijo riendo tan boba boba como siempre.-Qué haces tú aquí? -Sonrieno falsamente ya que sospechaba que ella se sentía atraída por su novio.-


-Em... Pues... ◁Oh no, me he quedado en blanco!▷


-Quién es Al...? -pasmado-


Se quedo allí parado, apoyando su gran mano en el marco de la puerta, admirándola.◁Wow, es ella? Sí, está claro, es ella. Qué hace aquí? Viene a declararse? Oh, claro que no tonto, ojalá.▷ Siguió sonriendo alelado, con la boca entreabierta y mirándola fijamente, las dos miradas se cruzaron unos segundos, hasta que Dest agachó la cabeza con rostro entristecido.


-Hola Dest, qué te pasa? Querías algo? -Expresó él cambiando su sonrisa deslumbrante por una apenada al verla así.-


-Nada nada, tranquilo. Lo siento, no era mi intención molestaros, yo quería... Bueno déjalo. Que vaya bien. -Dijo forzando una sonrisa mientras se marchaba.-


-Destiny no m... -Agachó la cabeza mientras entraba al salón.-


-Adiós! -Se despidió Alisson de forma malvada al ver que en aquel momento ella había vencido.-


Y cerró la puerta.

Y ella siguió llorando en su habitación, tirada en su cama, agarrando fuerte la almohada y sus lágrimas cayendo por sus mejillas hasta empapar las sábanas. Solamente necesitaba escuchar un "te quiero" de sus labios, y él de los de ella, ninguno de los dos lo decía y los dos se quedaban las noches en vela.






Hasta el fin [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora