-Encuéntrame si puedes.
-Cuando lo haga te arrepentirás de jugar conmigo.
-Esta por verse... Vamos Pan, encuéntrame.
-Peter Pan nunca falla.
-Anotado. Ahora, ¿puedes volver a decirlo pero con más arrogancia?
-Te esperare el tiempo que sea necesario...
—Grace—coloca a la chica frente a la rubia—. Ella es tu hermana menor, Rosalie.
—Mucho gusto—Rose la saluda con una sonrisa amable, de soslayo miraba la gran sonrisa que aparecía en el rostro de su padre, aquella sonrisa jamás la había visto en su rostro.
Su padre ahora era completamente feliz.
—Hola hermana, me alegra al fin conocerte—le sonríe la castaña de vuelta.
—Y ella es mi esposa, Elise.
—Es un placer al fin conocerte Grace, Jefferson espero mucho tu regreso—la envuelve entre sus brazos.
—El placer es mío, gracias por hacer feliz a papá en mi ausencia.
—Kitty, podrías mostrarle a tu hermana su habitación, por favor—le pide el sombrerero emocionado.
—Claro, sígueme Grace.
—La casa es muy grande—menciona la castaña.
—Lo es, incluso tenemos un salón de juegos. Papá lo construyo cuando tenía 4 años, también hay una enorme biblioteca—responde la rubia—. Te va a encantar tu habitación, mamá y yo nos encargamos de decorarla para ti.
Abre una gran puerta café, la habitación parecía a la de una princesa.
—Es hermosa, gracias—abraza a la rubia, esta corresponde su abrazo.
—No hay de que, somos hermanas después de todo.
—Me alegra tener una hermana, aunque creo que sería raro si digo que eres mi hermana menor. En apariencias me veo más chica que tú.
—Cumplí 15 hace un mes, tu pareces de doce.
Se observan frente el gran espejo que había en la habitación, se miran entre ellas antes de reírse.
—No es tan malo tener una hermana—Rosalie abraza a la castaña—. Bienvenida a la familia.
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Rosalie se encontraba en la biblioteca familiar, por las tarde se encerraba con su abuelo ahí para disfrutar de un buen libro mientras beben su té favorito.
—Abuelo—lo llama dejando su libro sobre la mesa de centro, no sin antes colocar un separador en la página donde se quedo.
—Dime pequeña—la mira unos segundos antes de volver a su lectura.
—He recibido mi primera tarea.
El mayor deja su libro de lado, se acomoda en su lugar prestándole toda su atención.
—Dime, ¿a dónde te diriges?
—Neverland.
George no pudo evitar mirar con asombro a la menor, no se esperaba que ese fuera el primer cuento que visitaría, esperaba algo más ligero.
—Interesante—se coloca de pie buscando el libro de Peter Pan, al encontrarlo se lo entrega a su nieta—. Recuerda que ningún personaje es como lo describen en los cuentos de hadas. La historia original de cada personaje fue modificada en su totalidad, fue reescrita para ser apta para todas las edades.
—Es por eso que quiero cambiar los cuentos, quiero eliminar aquella diferencia entre el villano y el héroe. Deseo contar la verdad, quiero que todos tengan su final feliz.
—Se que lo lograrás, pongo toda mi fe en ti—se agacha a su altura—. Un consejo: Jamás permitas que alguien te prohíba hablar, tu voz es tu mayor poder. Eres la narradora, nadie puede silenciarte—besa su frente cariñosamente.
—Tengo que hablar con mamá y papá, ¿me ayudarías?
—Cuenta conmigo, yo me encargo de convencer a Jefferson—le guiña un ojo divertido.
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