1. Lumine.

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—Lumine... Por favor, despierta. Todavía te seguiré esperando, no terminaste tu travesía, no aún —. Logró escuchar la jóven desde la ventana de la habitación. Era cierto, la verdad es que ella busca͍̮b͕̲͖͆a͍̼̞͐ ă̶̸ s̩͙͖̗̫̋͛͟û̶̽ ̸h̶̿ę̷̵̧̖̫̗̆̊r̶̷̲͍͐̾̀m̶̷̢͔ͪ̽͡ă̶̸n̷̶̊̽͘ȍ̸̮͚̐̚ . . .















No, estaba muy agobiada como para recordar la voz de aquel chico.

Podía descansar un poco más.

























—Buenos días, viajera ¿cómo te sientes?

Unos ojos dorados se abieron con pesadez, intentando enfocar su mirada en algún punto fijo desde la posición en la que se encontraba. Pero su visión no podían reconocer nada, ni la silueta a su lado que le hablaba con tanta paciencia y confianza.

—No es necesario que me respondas ahora, necesitas recuperarte —. Dijo de nuevo esa voz jóven.

Su cabeza le bombardeaba de información, sin embargo, la muchacha no entendía nada de lo que transcurría en su mente, era como una espesa niebla que se interponía entre su conciencia y su realidad. Su cuerpo descansaba con una calma inexplicablemente dolorosa.

Con esperanza intentó levantarse, hacer que su cabeza reaccionara a la situación donde se encontraba. Pero sus articulaciones empezaron a crujir de dolor, consecuencia de cada movimiento que hacía. Sus hombros estaban tensos y sus pulmones reclamaban espacio para poder hincharse e inhalar oxigeno sin necesidad de clavar agujas contundentes al pobre corazón, que muy desesperado intentaba circular la sangre que el metabolismo necesitaba.

Está perdida ¿por qué duele tanto su existencia? ¿Donde puede recuperar lo que el mundo le reclamaba?

—Lumine, acuestate de nuevo. Todavía no te recuperaste del todo —. Unas manos calidas la sujetaron con cuidado. Le guiaron con precausión hacia la cama donde hace rato descansaba.

Su nombre era Lumine.

Lo había olvidado.

—¿Dónde estoy...? — atinó a decir con dolor en su voz. La garganta le picaba y le era dificil modular.

—Estamos en el Palacio, el Santuario Surasthana—. Contestó con seguridad —. ¿Lo recuerdas?

Una punzada le dio en el medio de su frente, se sentía familiarizada con el nombre y la voz.

—¿No estoy en Mondstadt...?

Hubo silencio. Un suspiro pesado proveniente de un tercero rompió el hielo en la habitación.

—Le avisaré a los demás —. Dijo una voz masculina con desanimo —. Al final... Tighnari tenía razón —. Y unos pasos firmes se escucharon alejandose a través de la puerta que se cerró con delicadeza.

No entendía lo que pasaba. Ella necesitaba una explicación.

Recostada en la cama empezó a analizar con más voluntad a su alrededor. No había más que unas viejas estanterías con libros que cuyo titulo no lograba leer. Más cerca también había una mesita de luz, con suministros médicos que facilmente pudo reconocer.

Era cierto, ya lo recordaba; Sumeru... La Ciudad de la Sabiduría, estaba comprendiendolo todo.

Mirando a su derecha, pudo nitidamente observar a la joven, que con su mirada baja, llena de lágrimas en sus ojos que bajaban desesperadas por sus mejillas coloradas de frustración, reflejaban una profunda tristeza en todo su rostro. La niña era la Reina Menor Kusanali, la Arconte Dendro.

—Nahida ¿Por qué lloras? — dijo la rubia, que a pesar de su dolor que recorría lo largo de su faringe mostraba preocupación a su buena amiga, sin ser conciente de su situación. Pero pnsandolo mejor, estaba avergonzada por no haberla reconocido.

—Viajera, perdoname, lo siento tanto —. Respondió ella con la voz temblorosa y con su respiración entre cortada —. No me di cuenta de tú dolor, no vi tus señales de auxilio. Hiciste tanto por Teyvat y yo... Y yo —. Se interrumpió a sí misma con sus manos. No podía evitar llorar tan fuerte, ni siquiera podía pensar con claridad por el dolor inmenso que la abrumaba.

—Sigo sin entender ¿Qué pasó? Nahida, explícame —. Cuestionó de nuevo, apoyando sus brazos doloridos sobre el colchón para descansar su espalda en el respaldo de la cama y observar mejor a la albina.

Pero no hubo respuestas, solo el llanto imparable de la arconte que desesperada intentó estabilizarse. Buscaba las palabras exactas para decirle lo que sucedió, de como tendría que ponerle freno a su viaje por la salud que durante tanto tiempo descuidó.

La viajera había estallado y quería descansar. Sobrepasó los límites que ella misma podía soportar, pero no lograba hacer memoria de todo aquello que vivió.

Toda la tensión se quebró cuando la puerta se abrió con lentitud. Asomandose una figura que no le costó reconocer a la muchacha. Era Tighanri y trajo consigo un bolso cargado con instrumentos, al parecer de metal, ya que sus pasos adentrandose en la habitación revelaban los choques freneticos entre los utensilios.

El chico de grandes orejas observó a su Arconte y bajó el bolso intentando hacer el menos ruido posible. Intercambiaron un par de palabras entre ellos y Nahida optó por marcharse del cuarto, no sin antes de decirle a Lumine: "disculpame por no darte explicaciones ahora, más adelante juntas las encontraremos".

Tighnari dio un suspiro que contenía desde el fondo de sus pulmones. Él también estaba estresado, indignado, todo le parecía tan injusto. Pero dejó de lado sus sentimientos para proceder a lo que vino.

Se sentó en el borde de la cama sin provocar mucho ruido, la joven rubia lo seguía con la mirada cuidadosamente, expentante a cualquier movimiento o palabra que suelte su par.

—Seré directo y claro, pero tampoco esperes mucho de mí, ya que soy guardabosques, no doctor —. Dijo sin más desviando la mirada al bolso que ahora estaba reposando en el suelo —. Quiero decirte que todos nosotros estamos dispuestos a ayudarte, ya que eres nue...

—Dimelo ya ¿qué tan grave es? ¿Por qué están tan tensos? Me duele mucho la cabeza... Solo dime —. Suplicó.

Ahora Tighnari miró fijo a la viajera, sin poder ocultar su mueca de tristeza.

—Lumine, tienes amnesia disiosativa. Esto ha sido tu punto de quiebre —. Dijo con emoción neutra —. El bolso que traje conmigo es para hacerte un chequeo médico, para ver si tu cuerpo no pasó a peores por el colapso.

Esas palabras fueron suficientes para que ella ya no escuchara nada, solo el latido de su corazón que empezó a doler de nuevo. Sus pensamientos se volvieron a volcar por todo su cerebro como un tsunami, exparsidos sin clasificación alguna.

Solo entendía una cosa.
Que ya no podría continuar su viaje.
No podría buscar aquello que tanto anhelaba y extrañaba.

Pero tiene sentido, ya que ni ella recordaba porque estaba en este mundo en primer lugar.





○ ○ ○

ALÓ, bueno, este es mi primer fic de Genshin Impact, no me funen. 😭

Solo agrego unas pequeñas notas adicionales, las cuales serán que soy muy lenta para actualizar, pido paciencia. Y que no pondré mensajes así de molestos para no cortar el ambiente del lector, solo será esta pequeña sección.

Espero que lo disfruten. B)

OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora