Olvido

2. El tercero.

—Todavía está muy cansada como para seguir. Tomará más tiempo de lo que creíamos...

Los chequeos médicos se hicieron rutina en ese cuarto rodeado de libros y medicamentos. Todas las pruebas físicas que le hacían daban un resultado positivo, ella estaba bien, el dolor que sintió al momento de despertar desaparecieron, al menos en su mayoría.

De todas formas, era absurda la forma en la que sus músculos se tensaban y su respiración se aceleraba. Estaba claro, las pruebas eran inútiles, esos sintomas eran producto de su inestabilidad emocional, ya no podría seguir en ese cuarto.

Nahida y Tighnari se mantenían en contacto personalmente por la salud de la viajera, variando en sus tratamientos y en como ayudarla para que se recupere. Aun que, nada salía como lo planeaban. Lumine siempre tenía una recaída que la hacía retroceder de su progreso, era minima la mejoría que presentaba.

Eran concientes de que estaban contra la espada y la pared. Hubiera sido más sencillo para la Arconte buscar información en el Irminsul, pero no podría ser posible. Incluso si colocaba toda su voluntad en ello. Esto era una excepción, una muy grande.

Lumine era diferentes a todos.

Todo lo que ella experimentó, vio y sintió es un recuerdo divino, algo que el universo no podría guardar en el Árbol Sagrado. Por eso era tan complicado, era imposible de verificar la autenticidad de sus recuerdos que ahora estaban desconectados. Reemplazarlos con un cuento similar no sería lo mismo.

Hablando durante semanas, llegaron a una conclusión en común, y era que la viajera no podrá estar más encerrada haciendo ejercicios para conectarse emocionalmente con su mente. Deberá tener estímulos sociales con otras personas capacitadas para su prospera rehabilitación. Para lograr aquello, la albina propuso una idea que a Tighnari lo dejó helado, casi sin aliento, si no fuera la misma reina de Sumeru la que dio el plan, el muchacho se hubiera soltado a reir, tanto que le cairían lágrimas y le dolería el estomago de la fátiga.

Lastimosamente, esto no era una broma y ella iba muy en serio. Estuvieron mucho más tiempo de lo que imaginaban debatiendo la propuesta, era irreal para el muchacho que fuera capaz de maquinar tal tratamiento para la viajera.

De todas formas, al final del mes, él estuvo de acuerdo. 'No quedaban alternativas, después de todo' se dijo así mismo y soltó un suspiro, con esperanza de estar más aliviado por la decisión.

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Lumine observaba con calma a través de la ventana con marco de madera de la habitación. Respiraba con tranquiladad con los labios ligeramente separados, sintiendo la brisa del aire acariciando su rostro y refrescando el denso ambiente que había allí.

Sus ojos estaban abiertos contemplando, desde la lejanía, las altas copas verdes de los árboles que juntos, conformaban un bosque. Estaba asombrada, a pesar que la luminosidad del sol hacía que los colores del exterior les pareciera muy fuerte, ella estaba feliz de poder ver.

No sabía el porqué, pero sentía una fuerte conexión con aquella zona. Aún que claro... Debido a su 《condición》 no recuerda casi nada.

Perdida en sus propios pensamientos, no notó que la puerta de su cuarto hizo un ligero click, señalando que alguien había ingresado para poder conversar con ella. Pero de repente recordó, que en Sumeru, los libros estaban más caros que en Liyue. Ahora estaba indignada, debería empezar a leer novelas ligeras de Inazuma si quería matar el tiempo.

—Buenas tardes, viajera. ¿Cómo te encuentras? —preguntó una voz autoritaria. Intentando hacer presencia al ver que la chica ni se molestó en hacer algún movimiento al escucharlo entrar al cuarto.

Pestañeó un par de veces antes de voltear su cabeza con lentitud y mirarlo con seriedad. Intentó suavisar sus expresiones al reconocer quien era, estaba feliz de verlo tan saludable.

—Oh, hola, Cyno. No había notado que entraste —. Conestó ella con calma —. Pensé que estarías en el desierto trabajando, lamento que te hayas visto obligado a verme, no era necesario —. Le sonrió.

Lo cierto era que durante un tiempo Cyno visitó a Lumine para poder conversar con ella. Nahida y Tighnari estuvieron atentos a como su amiga se desarrollaba al cambio de ambiente, querían saber si había alguna posibilidad de que recordara a gente cercana a ella para poder proseguir con su tratamiento.

—Vine porque quise. No estoy obligado a nada si no quiero hacerlo —. Apoyó su lanza en la pared y se sacó su sombrero tan caracteristico suyo, lo dejó reposando sobre una mesita que se encontraba cerca de él —. Quería saber como estabas y como te sentías. Me tomé el tiempo de visitarte.

Durante sus charlas con Cyno, la viajera logró recuperar algunas emociones que creía inexistentes. Parecía incómoda mientras recordaba las persecuciones que hubo en el desierto y las injusticias que presenció allí por parte de la Akademia. A pesar que no le gustaba nada de ello, era necesario para que consiga recordar sus origenes.

—Lo normal, supongo —. Dijo con una ligera sonrisa —. Estaba pensando que en Inazuma, habían muchas novelas ligeras y que podría leerlas mientras me recupero.

Aun que nadie lo crea, Lumine no tiene muchos animos de recuperar su memoria. Para ella era tan doloroso como la primera vez que lo vivió, a pesar que recordaba a sus amigos, sentía que el costo de esos recuerdos eran injustos ¿Por qué había sufrido tanto? Quería saber que la había motivado a hacer todo este viaje, pero al mismo tiempo... Ella tenía miedo.

—¿Novelas ligeras? Creo que Collei leía mucho de esos libros —. Intentó seguir la platica, siendo sinceros, ni siquiera él sabía si era cierto.

—¿Collei?

—Sí, la aprendiz de Tighnari.

—Ah... Ella.

—La que tiene cabello verde y corto.

—Si, creo que ya sé quien es... Tiene una mascarilla ¿no? Estudió leyes en Liyue —. Afirmó contenta.

Cyno solo suspiró, era claro que se estaba confundiendo. Era una buena señal, pero no en este caso.

—Cuando la veas, recordarás quien es.

—¿Cuando la vea? ¿Vendrá a visitarme?

—No. Tighnari me dijo que ya podrás proseguir con tu tratamiento —. Agarró sus pertenencias y miró a Lumine, que seguía confundida.

—¿No te dijo nada? Al fin podras salir de esta habitación.

La jóven se quedó en silencio. A pesar que se quería molestar, no tenía una opinión al respecto. Solo sabía que todo era para su bien.