Cuéntame Un Cuento

Begin Again

"I watched it begin again"

Alissa

Una mano me detuvo antes de que pudiera seguir avanzando a mi motocicleta, dándome vuelta vi que era Brody, durante el resto el día no le hable, ni quiera a mis amigas, estaba demasiado ocupada maldiciendo a Anton desde la biblioteca e imaginándome las mil maneras en las que podría matarlo.

Volviendo a Brody, no estaba de humor para soportar uno de sus reclamos, pero yendo en contra de lo que quería hacer, que era ignorarlo y seguir mi camino, decidí llenarme de paciencia para escucharlo.

—Todos mis amigos se han estado burlando porque mi estupenda novia es tan idiota que le han robado uno de sus trabajos —no estaba feliz, pero en estos momentos, ni siquiera me importaba.

—¿Y crees que a mí me hace feliz? —inquirí de mal humor.

—Pues te veo muy tranquila, al parecer no te afecta que alguien te haya visto la cara de idiota. —sentía que enrojecía del coraje, me clavó dos dedos en la cien— A ver si ya aprendes a no ser tan ingenua confiando en cuanta gente se te cruza.

Podía ser mi novio, podía quererlo e incluso amarlo, pero aquello no impidió la abofeteada que le dí. Su mejilla, un poco amoratada por el golpe que recibió por parte de Anton, se contrajo y se tornó un poco más rojiza.

—¡Se supone que eres mi maldito novio, que deberías apoyarme, no reprocharme cosas que yo ni siquiera sabían que pasarían! —exploté— Y lo siento por el golpe, ¡Pero, te lo mereces!

Di la vuelta, dirigiéndome a mi motocicleta sin importarme las miradas o la ira palpable de Brody a unos cuantos metros de mí.

Antes de poder montarme en mi vehículo, Brody me tomo del brazo con más fuerza de lo habitual.

—Ni pienses que dejare que te subas en esa porquería —como pude me zafe de su agarre, el cual se volvió más tenso.

—Tú en esto no vas a opinar —exclamé mientras me ponía el casco.

Me monte en ella y antes de que encendiera el motor, lo alcance a oír.

—Atente a las consecuencias, entonces. —murmuró bajito.

Me fui sin siquiera dirigirle la mirada, no sabía de lo que hablaba, pero contradecirlo era como ganarse su desprecio, sin embargo, como dije antes, ahora no me importaba.

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Bien pude haberle contado a mamá lo que el estúpido de Anton hizo, más que nada para desahogarme, pero por algún motivo, el cual aun no comprendo, termine sentada en una silla de un tamaño tan pequeño que apenas mi trasero cabía y no solo eso si no que mi cabeza era adornada por una corona que a pesar de que maltrataba mi cuero cabelludo se me veía muy bien. Además de que tenía que tomar un delicioso té -nótese el sarcasmo- que apostaba que era agua del grifo.

Mi pequeña hermana, Di-di, había decidido que el día de hoy yo tendría el honor de acompañarla en la hora del té, así que no pude negarme, además, en algún punto termine contándole el desastre que fue mi día y ella asentía y se veía atenta a lo que decía. No sabía si me prestaba atención o simplemente esperaba a que me callara.

—¿Entonces, Anton, el chico sexy, robo tu trabajo? —pregunto ella mientras me servía mi quinta ronda de té— Que grosero.

—Lo sé, es decir, nos estábamos llevando mejor, ¿Solo me utilizo para no hacer sus deberes? —murmuré ausente.

—Lo más probable —dijo ella sin hacerme mucho caso.

Pero la verdad es que si me había dolido que hiciera pasar mi trabajo como suyo y es que era mi esfuerzo, después de que Brody tirara mi trabajo me saqué esa maldita historia de la manga y sí que me esforcé, era mucho mejor que la primera.