...Ready for it?

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"Let the games begin

Are you ready for it?..."


Alissa

Estaba en la biblioteca de la universidad terminando un ensayo que debía entregar en una hora, mi primer semestre normal y ya estaba atrasándome con las tareas. Aunque en mi defensa me había costado trabajo tomar un ritmo.

Mis mejores amigas Daniele y Fátima estaban a mis lados terminando su respectivo ensayo; si una no terminaba la tarea por alguna extraña razón las otras dos tampoco y siempre terminábamos haciéndolas justo antes de la clase.

A decir verdad, me estreso mucho cuando trabajo contra tiempo y termino por enfadarme más de lo normal

Esto me pasa por querer leer hasta tarde.

—¿Me prestas tu marcador? —preguntó Fátima a mi lado, pero yo estaba muy estresada como para contestas cortésmente.

—Si joder, como si nunca tomaras el jodido marcador —me sentí mal por hablarle así pero realmente no estaba en mi mejor momento.

—Ese no es lenguaje para una señorita —exclamo una voz que no conocía en absoluto.

Levante la vista encontrándome con un chico alto, piel un poco obscura, ojos marrones y una perforación en la nariz, no iba a contestar mal pero como ya dije, no estaba en mi mejor momento.

—¿Por qué no te vas a joder a otro lado en vez de preocuparte en como debo hablar? —cuestione un poco brusca.

Mis amigas rieron, normalmente siempre contestaba cuando me reñían.

—¿Viste eso? —le pregunto al chico a su lado— esta chica me agrada.

Me dio una sonrisa que devolví.

Me agradaba despertar y recordar el momento en el que lo conocí, fue sumamente estúpido, pero ahora para mí era uno de los recuerdos más lindos que conservaba.

Aunque no era algo que yo me esforzara en recordar, simplemente siempre sucedía y me hacía sentir esa bonita sensación.

Sin querer distraerme más me levante de la cama para tomar un baño.
Mientras lo hacía no pude evitar pensar en cuanto ha cambiado mi vida en seis meses en los que decidir cambiar, las burlas hacia mi sobre mi cuerpo pararon, no en su totalidad, pero algo era algo.

Al salir de la ducha me tomé un momento para mirar lo que bien podría llamar nuevo cuerpo, mi abdomen ya era casi plano, mis brazos ahora eran delgados, mis piernas ahora eran algo gruesas, pero para mi cuerpo estaban bien, algo que nunca pude cambiar eran mis mejillas, seguían siendo algo grandes.

Pero comenzaba a amar mi cuerpo, eso era lo importante.

Salí del cuarto de baño y me vestí rapidamente, tome mi bolso y baje al comedor de mi casa, al bajar me encontré con mi madre, con su cabello recogido como siempre que se ponía al mando de la cocina, ella es linda, tiene 40 años, pero aun así parece más joven, supongo que el siempre estar activa era una ventaja.
Para mi sorpresa no se encontraba sola, estaba con mi hermana, ella ya no vivía con nosotras, había conseguido un lindo departamento después de graduarse.

Ella era algo parecida a mí, exceptuando que su piel era un poco más obscura que la mía.

—Hola, no sabía que habría desayuno familiar —saludé.

Y queriendo irme lo más rápido posible tome una manzana del centro de la mesa y una botella de agua del refrigerador.

—¿No vas a desayunar? —preguntó mamá.

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