Extras

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Un año había pasado desde aquel encuentro desastroso entre su familia y su novio, pero su postura no había cambiado

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Un año había pasado desde aquel encuentro desastroso entre su familia y su novio, pero su postura no había cambiado.

La invitación a la cena los había tomado completamente desprevenidos y el pelinegro lo había descartado de inmediato, sin embargo fue su pareja quien lo hizo cambiar de opinión, después de todo era su familia.

Por eso a regañadientes, se encontraba frente a la puerta de la casa de sus padres con una tarta de fresa en brazos, misma que había sido preparada por su novio. –¿De verdad quieres entrar? Estamos a tiempo de irnos Minnie... –Intentó una última vez. 

–¿Y haber venido para nada a Busán?

–Podemos aprovechar el tiempo en el hotel... –Comentó mordiendo su labio, sabía que era una de las debilidades del rubio, pero no funcionó.

–Más tarde quizá... 

Sabía que Jungkook no quería estar ahí, pero para él significaba más que cumplir el capricho de sus suegros, significaba demostrar que su dignidad seguía intacta, aunque fuera padre a su edad.

Antes de que alguno pudiera decir algo más, la puerta se abrió dejando ver al mayor de los Jeon. –¡Oh! Me pareció escucharlos, adelante... –Dijo animado mientras les cedía el paso. 

–Buenas noches señor Jeon.

–Buenas noches Jimin, estás en tu casa. –Respondió el hombre relajado. 

–Gracias, horneamos esto en casa. –Intervino el pelinegro pasándole la tarta a su padre. 

–¿Mi hijo horneando? Debe ser toda una experiencia...

–Minnie hizo todo el trabajo, yo sólo ayudé. –Mencionó restándole importancia y recorrió el lugar con la mirada. –¿Y mamá? –Se preguntó en voz alta. 

–Aquí estoy, estaba apagando el horno. –Escucharon decir a una voz detrás de ellos y la encontraron vestida aún con su delantal y los guantes de cocina. –¡Llegaron justo a tiempo!

–Emm... 

–Siéntense, quiero decirles algo antes de que pasemos a la mesa. –Pidió la mujer deshaciéndose de sus guantes. 

–Dinos... –La animó su hijo. 

La señora Jeon los miró un momento y sonrió. –Me da gusto ver que siguen juntos.

–¿Qué? –Dijeron los dos al mismo tiempo. 

–Les debo una disculpa a ambos... –Comenzó a decir apenada. –Después de aquella escena que armé, tu papá me llevó a terapia y comprendí que había actuado muy mal. –Reconoció. –No era mi intención juzgarlos de esa manera, me abrumé porque vi la posibilidad de tener nietos grandes y siempre soñé con involucrarme en todo el proceso con mi nuera y bueno, ahora sé que no voy a cumplir ese sueño tal cual...

–Suena algo egoísta si me permites decirlo... –Mencionó su hijo ganándose un apretón de manos de su pareja. 

–Lo sé hijo y lo lamento, quiero que esta cena sea como un nuevo comienzo para todos. 

Jungkook miró a su novio y al ver que su mirada estaba perdida en la pared, decidió hablar. –No creo que... –Sin embargo, no pudo terminar. 

–Que sea un nuevo comienzo, pero que quede claro que no me avergüenza tener dos hijos que me esperan en casa con una sonrisa cada vez que salgo de trabajar y que es decisión de su hijo si quiere o no involucrarse. –Aclaró el joven antes de cualquier otra cosa pasara. 

–Lo sé y lo respeto. –Aceptó la mujer.

El rubio miró a su novio y le hizo una señal para que dijera lo que realmente estaba pensando. –La verdad es que no me gusta que estemos peleados, siempre hemos solucionado nuestros problemas hablando y la verdad es que sí me dolió que me hicieras eso en un día tan importante para mí...

–Lo siento mucho hijo, perdóname. –Dijo la mujer al borde de las lágrimas. –Perdónenme...

–Por fortuna, no somos rencorosos, creo que podemos volver a intentarlo. –La tranquilizó Jimin con una cálida sonrisa. 

–Sin prejuicios esta vez... –Agregó el más alto antes de ir a abrazar a su mamá. 

Su novio lo observó y supo que estaban haciendo lo correcto, las personas podían cometer errores y lo mejor siempre era hablarlo. Esperaba que esa lección les sirviera para resolver problemas a futuro, dentro o fuera de su relación. 

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