-¡Jace! Mira lo que papá me enseñó–. Lucerys de 14 años había entrado sin permiso a los aposentos de su hermano encontramdose una imagen bastante rara.
Helaena estaba parada de puntitas mientras Jace la había agarrado de su cintura y ambos estaban a nada de besarse. Jacaerys en ese momento no supo dónde meterse solo sentía sus mejillas rojas y podían sentir a la princesa temblar y, a su vez, a un Lucerys que había tirado su espada y miraba shockeado la escena.
-¿Pero que?
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Helaena y Jace, luego del pequeño descanso, habían decidido volver a los aposentos de la princesa para que pudiese estudiar algunos insectos pero antes debían pasar por los aposentos del joven así este podría ponerse nuevamente su armadura de caballero y no levantar sospechas.
-Princesa–. Jace comenzó a hablar justo delante de la gran puerta que daba directamente a sus aposentos–. Quédese aquí, solo tardaré un momento.
-De acuerdo príncipe.
Una vez entró, Jace supo que había algo raro en Helaena, sus ojos violeta notaban algo de curiosidad e intentaron escabullirse mientras ingresaba a su habitación pero no le dio mayor importancia y se dirigió a buscar aquella incomoda armadura. Poco a poco comenzó a colocarse hasta que escuchó una voz proveniente de la puerta.
-Así que así es la habitación de un chico...–. La curiosa princesa se había escabullido hábilmente en la habitación mientras miraba todo el cuarto.
-¡Princesa!–. Por suerte, Jace ya estaba cambiado–. No debe estar aquí–. Él intento nuevamente abrir la puerta y dirigirla hacia fuera.
-Mucho rojo y celeste...–. Ignorando completamente al príncipe se safo de aquel agarre y comenzó a caminar hacia el centro del cuarto.
El cuarto de Jace era bastante simple pero lo que destacaba eran el color celeste Velaryon y el rojo Targaryen en sus cortinas y sábanas. Digno heredero del trono de hierro. Y, aunque le gustaba tener algo de privacidad con la princesa, si las voces susurraban que ella estuvo allí, sabía que Alicent no sería benevolente con el castigo hacia su hija -ni sobre él- por ende, se acercó de manera bastante distante hacia la princesa.
-Helaena, sabes que va a pasar si te encuentran o hablan respeto a esto–. El príncipe tomó a la princesa, quien de encontraba cerca del balcón, de la muñeca volteandola y quedando cara a cara.
"Dioses. Es perfecta" El joven había quedado hipnotizado mirando los ojos violetas, las mejillas rojas y prácticamente por toda Helaena Targaryen. Era su tía por los siete, pero no pudo evitar enamorarse después de todo era un Targaryen y un dragón esta con los de su misma especie... O eso decía Daemon.
-Jace...–. Podía sentir como la princesa temblaba por al cercanía de ambos.
-Hel...
Poco a poco comenzaron a acercarse, las manos de Jace se dirigieron a la cintura de ella mientras la joven logró ponerse de puntitas -Jace era menor pero ya había sobrepasado a Helaena en altura- y ambos olvidando al resto del mundo decidieron dejarse llevar aunque sea una vez... Hasta que apareció Luce.
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Los tres jóvenes se miran atónitos sin saber que hacer o que decir ya que era una situación bastante comprometedora, una joven casada cerca de su protector en una habitación vacía sin alguna dama de compañía. Poco a poco fueron reacionando y Helaena se alejo de Jace mientras Luce cerraba su boca de la impresión.
-Yo–. Habló Helaena–. Debo irme príncipe Jacaerys–. Hizo una reverencia y el príncipe le respondió, luego se acercó a Lucerys e hizo lo mismo.
Ahora solo se encontraban los dos hermanos solos mirándose sin decir ni una palabra.
-Hermano–. Comenzó Luce–. Necesito una explicación de que hacías con nuestra tía.
-Luce, no lo digas así–. Jace, que por fin había salido del trance mientras se acercaba a la puerta para poder cerrarla.
-Pero es así, es nuestra tía y esta casada con Aegon–. Luce caminaba de un lado a otro mientras intentaba calcular que pasaba–. ¿Desde hace cuanto?
Jacaerys no podía creer la situación, su hermano menor lo había descubierto solo con la princesa sin una dama. Si, este no era el mejor día de Jacaerys.
-Mira, no paso nada de nada con la princesa y no pasará porque esta casada además de que ella tiene sangre de la enemiga de mamá-
-Te pareces a papá hablando así, aún así, ¿sientes algo por ella?
¿Qué si sentía? Claro que si, desde hace dos años o tal vez más. Amaba a Helaena Targaryen. Amaba sus ojos violetas curiosos, amaba su cabello plateado rizado, amaba su gusto a los insectos, amaba su amabilidad, amaba su bondad, amaba su imaginación, amaba la manera en como le sonreía, amaba lo tierna que podía llegar a ser y sobre todo amaba que no era igual a ninguna eñrsona en este mundo.
-Jace–. Sabia que Luce conocía la verdad sin haber dicho nada–. Ella está prohibida.
-Lo sé–. El joven suspiró–. Si dices algo respecto a esto, le diré a Daemon que andas bastante cerca de Rhaena.
Lucerys velaryon quedo estático al escuchar eso, era obvio que Jace sabía que había pasado cosas-besos y caricias- entre su hermano menor y su hermanastra.
-No diré nada no más porque no quiero que papá me amenace con Hermana Oscura.
Ambos rieron.
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Ya había caído la noche y era su turno nocturno, por suerte tenía entendido que Aegon no se iba a presentar en los aposentos de Helaena aquella noche pero, aún así, decidió utilizar los pasadillos para no ser detectado. Como era un turno nocturno que nadie debía saber, no usaba su armadura pera poder pasar por aquellos malditos pasadizos que, en algunos casos, podían llegar a ser demasiado angostos; una vez cerca de la habitación de la princesa escucho unos llantos.
Quedo estático al escuchar eso, sabía que se trataba de las lágrimas de su amada princesa y eso provocaba que la sangre del dragón se despierte y quiera aniquilar a Aegon -irónicamente sabía que si le decía a Aemond, él no dudaría en ayudarlo por más que tengan tensiones- así que, con cuidado abril la puerta y se encontró la peor imagen que vio hasta ahora en su vida. Su princesa tendida en medio de la habitación con una mejilla roja y sus manos entrelazadas y temblando.
-Helaena–. Dijo Jace provocando que entrará lo más rápido posible en el momento que reaccionó.
-No... No vengas–. La princesa tapo su rostro para que Jace no la vea–. No debes verme así.
A Jace le importaba un carajo como se veía, lo importante es que este bien así que se acercó y se arrodilló asi quedaron a la misma altura, procedio a tomar sus manos mientras las apartaba de su cara y miraba fijamente el moretón.
-No es tan grave por suerte–. Los dioses sabían que intentaba controlarse para no ir a buscar al borracho de Aegon y darle su merecido–. Ese maldito...
-Jace, no digas eso.
-Pero es cierto Helaena–. Mientras hablaba, ambos comenzaron a levantarse–. Si no fuese porque me detienes, yo mismo le daría una paliza y seguramente Aemond me acompañaría.
Una vez ambos estuvieron de pie se mirarla fijamente, es como si en ese momento Jace hubiese sentido que su princesa estaba más calmada sumándole al hecho de que estaban en mitad de la noche, solos, en la habitación de ella. Que los dioses nuevos y viejos estén de testigo, él intento detenerse, pero no pudo.
Simplemente la besó.
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De Negro Y Verde || Jacaerys x Helaena (En edición)
FanfictionBasado en la serie precuela de juego de tronos, "la casa del dragón", y parcialmente en el libro "Fuego y Sangre" de George RR Martin . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Qué pasaría si la princesa de los verdes, Helaena Targaryen, y el...