Parte Única

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Claro esta que ser el último yaksha le da cierta fama a Xiao, fama que llama la atención que él quisiera evitar abiertamente. No es que los humanos estén constantemente llamándolo para que él resuelva sus tonterías, no, son contados los casos en donde alguien se atrevió a mencionar su nombre.

Y no es que le moleste ni nada, pero últimamente son niños los que llaman por él, no puede evitarlo, todos sus sentidos se prenden en rojo cuando escucha que es llamado. Todos incluso los humanos saben que Alatus no es alguien muy amigable, incluso los niños son conscientes de esto pero, de todas formas lo llaman, no para que mate hilichurs o algo así, siempre lo retienen unos minutos para ofrecerle comida, caracolas, hierbas medicinales, entre otros detalles.

Xiao recuerda cuando una niña lo llamo, habiendo llegado junto a ella con la misma mala cara de siempre y la voz cargada de molestia le pregunta a la chiquilla si necesitaba algo. Ella lo mira con los ojos brillando, las mejillas sonrojadas mientras niega bajando la cabeza.

El adeptus suspira con cansancio dándose la vuelta para alejarse de la pequeña, aunque da el primer paso una pequeña mano sostiene la suya. Dándose la vuelta el de hebras negras puede ver como la infante le hace una seña para que se agache, otro suspiro escapa de sus labios mientras se hinca en una de sus rodillas. Ella timidamente le sonríe depositando una corona de flores sobre su cabeza.

Él la mira incrédulo, su expresión demuestra confusión pura y ella ríe por la cara que hace.

-Es usted muy hermoso señor yaksha- comenta la pequeña antes de darse la vuelta y despedirse de él.

Xiao se queda congelado en su lugar, mirando en la dirección donde la humana se esfumó. Una sonrisa surca efímera en sus labios, agarrando su lanza se desvanece con el viento teniendo sumo cuidado con que la corona no se estropee.

 Una sonrisa surca efímera en sus labios, agarrando su lanza se desvanece con el viento teniendo sumo cuidado con que la corona no se estropee

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Hace ya unas semanas que nadie lo llama, sus días han sido "calmados" dentro de lo que cabe. Porque aún que él quisiera normalmente mantenerse en soledad, Hu Tao siempre termina encontrandolo y arrastrándolo a Liyue, ya sea para que comparta junto a los demás o porque la chica se aburre.

La mayor parte del tiempo Zhongli termina apiadandose de su alma y lo rescata, dándole de excusa a la Directora de que lo necesita con urgencia, haciendo que ella desista de retenerlo más tiempo.

Xiao con un sonrojo imposible de esconder le agradece al hombre y este no hace otra cosa que acariciarle la cabeza, como a un niño pequeño. El adeptus trata siempre de contener un suspiro de puro gusto cuando el pelimarrón le da sutiles caricias como esas.

Ahora mismo se encuentra en su habitación en la posada Wangshu, comiendo con gusto un platillo de tofu con almendras. El sabor dulce lo llena de satisfacción y es exquisito como el tofu se deshace en su lengua. La noche es aparentemente tranquila, el viento sopla muy apenas, la luna ilumina los caminos que ahora están despejados, claro, gracias a él.

Come here, XiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora