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Después de ir a la granja donde se encontraba Mike, siguieron pedaleando con rapidez sin rumbo alguno, ni ellos mismos sabían donde estaban. Los recuerdos del verano de 1989 arrasó con todo. La ola de recuerdos llegó tan de sorpresa, no se lo esperaban, y ahora solo tenian que procesar las cosas con la misma rapidez con la que llegó. Era momento de acabar de una vez por todas con eso. No tenía porqué haber más víctimas que murieran en esas asquerosas manos de payaso.
En ningún momento se detuvieron a mirar atrás.
Todo era silencio, un completo y crudo silencio. Iban en fila: Bill encabezando, atrás Richie, Mike, Bev, Stan, y por último Ben. El ambiente estaba tan tenso que ni Richie con una de sus bromas podría romper. Aunque éste ya se encontraba pensando en otras cosas. En Eddie. En como salvarlo. El castaño lo era, es y será todo para Tozier. Éste no se podía imaginar una vida sin Eddie, sin sus quejas, sin sus regaños, sin sus hermosos y brillantes ojos. Lo amaba.
Obviamente amaba a cada uno de sus amigos a su manera, pero con su Eddie era distinto. Sus noches se basaban en soñar con su novio, en cualquier escenario posible, simplemente con que él estuviera allí en cada uno lo asombraba de sobremanera. De verdad que estaba enamorado del hipocondríaco. ¡ZAS! Lo primero que el de lentes pudo captar al voltear fue la imagen de el regordete Ben cayendo de su bicicleta, haciendo que su cuerpo rodara hasta chocar con la valla negra de una casa. Fue un golpe fuerte, tenía que decirlo. Se hubiera reído a carcajadas imparables si la preocupación no lo dominara en aquel momento.
