Abrí mis ojos lentamente intentando adaptarme a la claridad de la habitación, mis manos estaban entumecidas y mis extremidades algo adoloridas, no recordaba muchos de lo sucedido en las últimas horas, y sentía que eso ya se me hacía costumbre.
Para cuando mis ojos estuvieron completamente adaptados a aquella inquietante claridad intente estirarme, pero se me hizo imposible mis articulaciones dolían, mi pecho se comprimía ante aquel dolor. Mi vista estaba fija ante aquel techo vino tinto de la habitación algo peculiar ya que este me sonaba de algún lugar, pero mi memoria jugaba conmigo.
Pero justo allí mirando fijamente el techo de la habitación me di cuenta que algo andaba realmente mal de que ya había estado aquí, y no término realmente bien, o eso pensaba yo. Me incorpore de golpe intentando no prestarle atención al dolor que aquello ocasiono, pero mentiría si digiera que no grite por el dolor en mi cuerpo, el pecho se me contrajo haciéndome caer de aquella cómoda cama, inhale y exhale por lo que me pareció una eternidad. Al sentir que el dolor se iba apaciguado pude detallar mejor la habitación Vinotinto donde me encontraba, las paredes eran altas, y había una cantidad exagerada de libros, y películas viejas en los estantes de aquella habitación, aquel lugar era de un hombre, lo rustico en ella me lo decía. Intente ponerme de pie, consiguiéndolo al primer intento, mire mi cuerpo y está utilizando una pijama que no era mí, estaba en una habitación que no era mía, en un lugar que jamás había visitado antes que yo recordara. Camine poco a poco por aquel lugar intentando hacer memoria de como había llegado, escuche como alguien aclaraba su garganta haciendo que pegara un salto de muerte.
—Así que ya despertase. — dijo aquella persona afirmando la situación ya obvia. Me encontraba de espalda y aquella voz varonil no la identificaba de ningún lugar en específico, pero sabía que ya la había escuchado en otro momento — me daba intriga saber cuándo tiempo podías durar inconsciente, Zafara dijo que…— lo interrumpí en ese momento dando la vuelta y caminando hasta aquel hombre con la poco fuerza que le podía ejercer a mis músculos adoloridos, sentía que en algún momento caería al suelo de tanto dolor.
— ¿Zafara, donde esta ella? — mi voz sonaba áspera, pero el tono de exigencia no pasaba desapercibido para mí, y estoy muy segura de que para aquel hombre tampoco pasaba desapercibido, sus cejas se fruncieron, y su labio superior hizo una mueca.
—Ella acaba de irse, dejo a tus hermanos en la sala, pero creo que en este momento se encuentran en el pati jugando con mis sobrinos. — lo mire extrañada, que hacía mis hermanos aquí, si el día de ayer, o eso creo, Mijaíl dejo en claro que jamás los volvería a ver. — ella tenía sustos que resolver.
— ¿Que hacen mis hermanos aquí? y más importante ¿cómo llegue yo aquí? — no me dio chance de escuchar su respuesta ya que la puerta fue abierta en ese momento, frenando su respuesta.
—Emir sal de aquí, zafara dijo que a veces… —Claire estas despiertan — mire al dueño de esa voz y sentí mi cuerpo débil al hacer contacto con sus ojos ámbar, este se aproximó a mi evitando que me cayera en mi sitio, debido a la debilidad que sentía en ese preciso momento. — Emir búscale algo de Agua y un analgésico, Zafara dijo que lo más probable es que le duela en cuerpo.
—Como ella sabe eso? Aron fijo su vista en mí, rozo sus dedos por mi cuello y no pude evitar estremecerme. Aron me tomo por debajo de mis piernas cargándome estilo nupcial y llevándome de vuelta a la cama, cuando mi cabeza toco la almohada un sueño abrumador me envolvió. — que sucede Aron?
—No puedes dormirte Pequeña, ya es hora de que enfrentes al mundo que te rodea, sé que debes de sentirte débil, pero me asusta el hecho de que te duermas y no vuelvas abrir esos preciosos ojos Grises — sabía que mis mejillas se habían tornado rosadas, he intente aparte mi vista de él, su mano no lo permitió — no tienes por qué avergonzarte por mis cumplidos Claire.
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Sol De Medianoche... Luna De Sangre - Libro ll
FantasyYa han pasado 12 años, y el pequeño Aron ha crecido. Él siempre había soñado con encontrar a su mate, una mujer poderosa como su cuñada Emma, o inteligente como su cuñada Emile, y hasta fuerte como su hermana April. Pero la vida era todo menos compl...