Capítulo: 2

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Al caminar por los pasillos del instituto todas las miradas caen sobre mi. Me encojo en medio de mis gigantescos mejores amigos. ¿Me habré puesto la ropa al revés? No sería la primera vez.

¡Dios, que tormento!

Analizo las miradas (La mayoría femeninas) y lo entiendo todo. A un lado tengo a Liam, con su cabello rubio atrapado estratégicamente en su gorro gris de lana, con solo algunos mechones rebeldes afuera y sus hermosos ojos azules. Lleva una camiseta gris y una chaqueta negra.

Por otro lado está Edgar, con su piel pálida, cabello café claro perfectamente desordenado, ojos color avellana. Hoy lleva una camiseta negra junto con unos jeans y unas botas y su sonrisa acogedora.

No se trata de mi, se trata de mis mejores amigos. No juzgo a esas chicas, mis mejores amigos son apuestos, algo muy agradable de ver, lo admito.

Lastimosamente la mayoría solo los ven como dos caras bonitas, no saben lo mucho que valen.

El entrenador aparece en el pasillo llamando a Liam que es el capitán del equipo de básquetbol.

—Bueno estimados amigos, el deber me llama— Liam deja un beso en mi mejilla.—Nos vemos.— Se despide dirigiéndose hacia el entrenador.

Ed empieza a caminar a mi lado en dirección a mi nuevo salón de clases.

–Está nervioso.

–¿Uhm?– Quito la mirada de los pasillos repletos de estudiantes que van y vienen para mirar a Edgar.

–Liam, está nervioso. Sabe que este año tendrá que esforzarse mucho para conseguir la beca.

–Oh, cierto... aunque yo estoy segura de que él se la ganará, es definitivamente el mejor, no es capitán del equipo solo por cara bonita.

Ed ríe y nos detenemos frente al mi salón de clases.

—Tienes toda la razón. Nos vemos en la cafetería, pequeña— Besa mi mejilla y se va en busca de su salón.

Entro al salón de clases y me siento hasta atrás. La maestra Raquel entra al salón saludando a todos con una sonrisa y luego empieza con el típico discurso de bienvenida y luego las aburridas clases.

***

Dos aburridas clases después me dirijo a la cafetería.

En una de las mesas se encuentran Ed y Liam mirando algo en sus teléfonos.

—Hola—Suspiro y me siento en frente de ellos mirando a mi alrededor con aburrimiento.

Ambos me miran— Uy, alguien no está de buen humor.

—Es que esas clases fueron muy, pero muy aburridas— Suspiro y entierro la cara entre mis manos.

—Te entiendo, pequeña — Dice.

—Les tengo una noticia para subir los ánimos.— Sonríe Liam.

—¿Podrías decirlo después de que compremos algo de comer?— Me quejo, juntando mis manos en una súplica.

—Está bien, gruñona.

Nos dirigimos a pedir nuestra comida mientras miro a las personas que hay en la cafetería, algunas chicas miran de reojo. Nos dirigimos nuevamente a la mesa después de pedir.

—Ahora si, ¿Qué ibas a decir Liam?

—Bueno el entrenador me habló de una beca universitaria y dijo que lo más probable es que sea yo quien la gane, así que tendré que esforzarme al máximo en los partidos.

Ed me mira con una mirada cómplice.

—En hora buena, felicidades Bro— Edgar le sonríe.

—Aún no es seguro que sea yo quien se lleve la beca.

—Yo estoy segura de que serás tú— Le sonrío. Tomo una de mis papas y la llevo a mi boca— Oigan, ¿Qué vamos a hacer hoy en mi casa?

—Vamos a ver un maratón de películas.— Dice Ed.

—¡Otra vez esas películas de terror no!— Se queja Liam.

—Yo pienso que son muy buenas— me encojo de hombros comiéndome otra papa frita.

—Y lo son, solo que Liam es un miedoso— Suelta Ed dándole una mordida a su sándwich.

—¡¿Qué?! ¡Si no soy miedoso!— Dice indignado.

—Si eres— Ríe Ed.

—No, no lo soy.

Dice Liam y empiezan una mini pelea.

—¡Chicos!— Río de su pelea.

—¿Si?— me miran los dos.

—¿Nos vemos en la salida?— Ya es hora de entrar a una nueva clase.

— Allí nos vemos.

Camino por los pasillos distraída y sin querer choco con una chica de cabello rojo intenso por los hombros.

–Discúlpame.

Digo, ayudándola a recoger sus libros.

–No te preocupes... oye, ¿Tú no eres la amiga de Edgar y Liam?– Su sonrisa crece al ver que asiento con la cabeza– Soy Magda.

Tomo su mano cuando la extiende y trato de que mi sonrisa sea genuina. No es la primera vez que alguna chica se me acerca por mis amigos.

–Bueno, ya tengo que irme a clases.– Empiezo a caminar sin mirará atrás antes de que me empiece a hacer preguntas raras de mis  amigos. (Me ha pasado)

***

Al escuchar la campana me dirijo hacia el estacionamiento viendo a los chicos esperarme recostados del auto.

—¡Hola!— Los saludo con emoción.

—Alaska, de verdad que no entiendo tus cambios de humor.— Ríe Liam.

Subimos al auto de Ed. Me siento en el asiento de enfrente y Liam en el de atrás.

—Oigan— Liam llama nuestra atención.

—¿Si?— Me acomodo en el asiento para poder verlo.

—No se vayan a enojar— Rasca su nuca— Pero me organizaron  una fiesta.

—¿Una fiesta?

—Si... Creo que es por el inicio a clases, aunque no sé si eso se debería celebrar, más bien creo que solo buscan una excusa para tomar alcohol y hacer Dios sabe que otras cosas. La cosa es que, van a hacer una fiesta en mi honor.

—Vaya...

—Eso está genial Bro, ¿Cuándo es la fiesta?— Dice Ed sin despegar la mirada del camino.

—Esta noche...— murmura.

—Oh— Decimos Ed y yo al mismo tiempo.

–Podríamos no ir...
Noto un poco de decepción en su mirada.

—No importa— Río— El maratón de películas puede esperar.

—Gracias, gracias.— Dice Liam repetidas veces e inclinándose para besar mi mejilla.

Edgar aparca frente a mi casa asegurando que dentro de tres horas viene por mi.

A L A S K A Donde viven las historias. Descúbrelo ahora