Capítulo 4 : Sucesos Dudosos

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    ─ ¿A qué esperas a atacar? ─ Dijo una voz fría y desconocida. ─ Uno, dos, tres, cuatro... ─ Se escuchó otra voz desconocida, pero esta voz era más dulce que la otra. ─ Wow, les tienen acorralados, ¿no irás a ayudarlos? ─ Dijo el chico de voz dulce pero al mismo tiempo misteriosa. ─ Esto es cuestión de vida o muerte, no para hacer amigos. ─ Dijo el chico de voz fría mientras que apuntaba a la cabeza de Alex con un francotirador. ─ Hmmmm... Parecen tener nuestra edad, mejor ayudémoslos. ─ Asintió el chico de voz dulce. ─ Cállate de una puñetera vez, Zen. ─ Contestó el chico de voz fría. ─ Tch. ─ Zen se fue corriendo para ayudar a nuestros protagonistas, Doro y Alex. "Este chico... nunca aprende nada" Se dijo el misterioso chico en voz baja. Al apuntar de nuevo con el francotirador, estos "enemigos" que venían en grupo ya estaban muertos. Este chico suspiró y se bajó de la ventana con el francotirador a mano. Al mismo tiempo que el chico bajó por la ventana, metió su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó otra pistola, pero esta era más pequeña que un francotirador. El chico, sin pensarlo, apuntó con una sola mano a la cabeza de Alex y le dijo a este: ─ Aléjate de Zen ahora mismo si no quieres morir. ─ . ─ ¿¡EH?! ¿¡MORIR?! ¿¡Y TÚ QUIÉN TE CREES?! ─ El chico de personalidad fría disparó a Alex en la pierna sin pensárselo. ─ Te dije que te alejarás, es fácil... Te salvaste de que no te pegue un tiro en la cabeza. ─ Dijo con una voz  relajada y burlona al mismo tiempo. Hubo una discusión entre los 3 chicos que tan sólo eran Alex, Zen y el otro chico, mientras que Alex se quejaba del dolor. Todos, todos estaban discutiendo menos Doro, Doro seguía teniendo miedo y seguía igual de callado que antes, los pensamientos de este chico revolotean por un lado, y, por el otro, eran los que daban señales de vida en su cuerpo. Las pulsaciones del chico iban lentas, ni siquiera hacía ruido al respirar y estaba mirando a un punto fijo.

─ Doro, ayúdame, anda... Este gilipollas me acaba de disparar en la pierna sin ningún sentido y ahora estoy cojo hasta que me recupere. ─ Dijo Alex mirando al protagonista con una cara de sufrimiento. Doro le agarró el brazo a Alex y se lo pasó del hombro derecho al izquierdo pasándolo encima de su espalda. ─ Vayamos a un sitio más seguro para refugiarnos y para curarte aquella herida que te hizo este chico tan serio... Perdón por el disparo. ─ Se disculpó Zen con una generosidad tan bonita. ─ No te preocupes, chico... estoy bien, gracias. ─ Dijo Alex mientras que seguía quejándose del dolor. ─ ¿Qué estás bien? ¿Acaso quieres que de verdad te pegue un tiro en la cabeza? ─ Dijo enfadado aquel chico del francotirador. ─ Mike, por favor... Tranquilízate ya... Solucionaremos esto... ─ Dijo Zen intentando consolar a Mikel. ─ Ah, si, que vergüenza... Me llamo Zen y el chico de aquí se llama Mikel; ambos tenemos 16 años. ¿Y vosotros? ─ Se presentó Zen "Vaya ángel... ¿Enserio está con ese tonto? Vaya peligro..." Se dijo Alex a si mismo. Mikel se cruzó de brazos y abrió la boca echando un buen suspiro. ─ ¿Y tú, morenito?, ¿Qué, eres mudo o qué? ─ Le preguntó a Doro con otro tono burlón. ─ Hey, no te pases ni un pelo, niño pistola. ─ Defendió Alex. "Vaya tontos..." Se dijo Doro mientras que suspiraba. Se escuchaba como otra vez Alex y Mike se estaban peleando y Zen estaba intentando romper la pelea de insultos y gritos. Doro no se lo pensó ni una, ni dos veces, ni siquiera tres, se fue camino a su casa, tan tranquilo, sin ningún objeto en los bolsillos ni en las manos, o eso creemos. ─ Doro... ¿¡ADÓNDE CREES QUE VAS SIN NINGUNA PROTECCIÓN!? ─ Le gritó Alex a Doro. ─ Me despido..., No te mueras, Alex, nos vemos pronto. ─ La personalidad de Doro cambió... De nuevo. ─ Pero...... ¡OÁSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIISSSSSSSSSSSS, NO ME DEJES! ─ Le gritó de nuevo Alex  a Doro, pero al chico al mismo tiempo que se dejaba la voz, le salían lágrimas por los ojos.

Doro caminó y caminó a camino a su casa, sin protección y sin armas, solo por una calle peligrosa y, encima, molestado. Se escuchaban a lo lejos de la carretera unos disparos y explosiones, algo que "puede" que sea normal de esa calle, aún así, no era sólo por esa calle, sino que por la gran mayoría de calles. Sacó las llaves de su casa, pero, al apoyarlas en la cerradura, la puerta se abrió. "Seguramente mi hermana se dejó la puerta abierta, de lo borracha que está" Oásis entró a su casa como si nada después de soltar un "Ya estoy en casa". La sensación al entrar a mí casa era muy rara y olía la casa a sangre y a carne fría. ─ ¿Cocinaste algo, Max? ─ Preguntó el chico mientras que se asomaba por la cocina. No había nadie en la cocina, así que abrí el frigorífico y saqué una lata de una Dr Pepper, y sin más, me la bebí.

 No había nadie en la cocina, así que abrí el frigorífico y saqué una lata de una Dr Pepper, y sin más, me la bebí

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─ Que rico dios mío... ─ Dije mientras que disfrutaba sorbo a sorbo de la Dr Pepper, pero mi hermana seguía sin aparecer, pero en el piso de arriba, se escuchaba un ruido extraño."No voy a subir ni aunque me paguen, de aquí no me muevo que estoy muy cómodo con mi Dr Pepper mientras que otros se matan para sobrevivir." Me dije mientras que me ponía a ver la pared, tampoco es que vaya a estar mucho rato así. Había mucha tranquilidad dentro de casa, más bien en el primer piso. Por la calle se escuchaban más y más disparos mientras que donde yo estaba el único ruido que se escuchaba eran el de mis sorbos a la lata. "¿Tanto me gusta la pared o qué?" Me pregunté porque no le quitaba la mirada a la pared color blanca con unos goterones más grandes que la cabeza de una ardilla. "Estás embobao, Oásis, mueve el culo, no te puedes quedar ahí parado viendo una simple pared" Me dije de nuevo, así que suspiré y me dirigí al segundo piso, que era donde provenía el ruido extraño del que hablé antes. Subí y subí los escalones que hay para llegar al segundo piso, y, me encontré algo inesperado.

Qué es esto. ¿Un perro comiéndose a mí hermana? La virgen... ¿Qué más va a pasar hoy? Al final voy a agarrar un trauma... En fin, que le voy a hacer... ─ Que aproveche ─ Le dije a aquel "perro" que se estaba almorzando a mí hermanastra mientras que pasaba al lado suya de camino a mí habitación. "Jaja, perdedora, no sabe ni sobrevivir ni 21 años... " Me reí de la chica mientras que me cambiaba de ropa a una más ancha y una más cómoda y más formal, no un pijama de color rosa  fucsia... Me llevaré alguna arma para defenderme cuerpo a cuerpo, a saber que tengo por mi habitación. ─ ¡AUXILIO, AUXILIO! ─ Alguien pedía ayuda, aquella voz parecía la de una joven chica, tendré que ir rápido a ayudarla lo antes posible...

Fin del Capítulo 4 : Sucesos Dudosos

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