1. Bienvenido a Prófano.

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Un, dos, tres, un, dos, tres, un, dos, tres...

La nieve caía, el crudo y frío viento soplaba con fureza sobre mí, las campanas de la iglesia no dejaban de sonar mientras la desesperación se hacía grande con el pasar de los segundos...
El sonido del reloj retumbaba fuertemente en mis oídos como si fuera una clara señal, de que el tiempo se estaba agotando.

Llegó la hora.
Acabar con todo.
Yo, acabaré con todo.

No tardaron en retumbar las palmas de las personas que aplaudían a los recién casados que salían con sus estúpidas sonrisas en sus malditas caras de su recién matrimonio.

Ah, pero esa sonrisa no duraría mucho, y eso me alegraba.
¿Que si debería? Claro que no.
¿Pero lo hacía? Claro que sí.

Miré el reloj en mi muñeca mientras mi sonrisa se expandía, mi momento llegó, por fin vengaré el maldito infierno que viví.

Un, dos... Claramente no me esperé a llegar a tres, la iglesia en la que se encontraban mis padres recién casados, estalló en más de mil pedazos. Y fue tan simple como presionar un botón en mi mano derecha, ¿pueden creer eso?
En fin, llego el momento de esconderme, ¿no?
Sí, pero no como lo haría cualquier mundano.

Caminé tranquilamente a una tienda en lo que a mi alrededor todos corrían en dirección al templo donde yacía toda mi difunta familia, recién asesinada. Al llegar al interior de la tienda tomé una gabardina negra, un bolso de cuero y unas botas de esas que tanto me gustaban, entré al vestidor, me lo puse y salí.

— Señorita, déjeme decirle que ese vestuario le queda excelente, le da un aire misterioso, serio y suspensivo. — Opino la vendedora con una gran sonrisa y un humor estúpidamente sarcástico que no le quedaba.

— No es la ropa la que me da esos aires, y no debería ser usted la que me esté dando palabras sin yo pedirlas. — Con la navajilla que cargaba le corté el cuello silenciosamente, degollandola en cuestión de segundos.

Que bien se sentía.
Que bien me sentía.
Ya nada importaba, nada me dañaba.
Por fin era yo, y solo yo, en mi camino hacia Prófano.

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Juls Broughs
#Prófano.

~ Prófano. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora