II

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— Felicidades, es una hermosa y
saludable niña — Decía la enfermera mientras entraba a la sala con la bebé en brazos después de realizarle todas las pruebas necesarias al neonato.

La mujer cargo a la bebé en brazos y la miro, admiro el leve manto de cabello que tenía, un color rojizo, igual a ella, una tez blanca y aterciopelada como su padre, tan pequeña que deseaba protegerla.

— Bienvenida al mundo mi pequeña Liz — la miraba risueña mientras esperaba a que el padre de la pequeña entrara por la puerta.

La llegada de Elizabeth al hogar no fue difícil pero tampoco lo más sencillo, Michael se adoptó fácil a la pequeña, entendió que era una bebé y no podía jugar con ella de manera brusca, que no era un juguete, que lloraría fácilmente - aunque esto ...

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La llegada de Elizabeth al hogar no fue difícil pero tampoco lo más sencillo, Michael se adoptó fácil a la pequeña, entendió que era una bebé y no podía jugar con ella de manera brusca, que no era un juguete, que lloraría fácilmente - aunque esto no pasaba seguido ya que la niña tenía un temperamento tranquilo - y que no podía cargarla sin supervisión.

Escuchaba seguido como eran los bebés, ruidosos, necios, llorones y muy débiles, sus compañeros de clase solían quejarse de sus hermanos constantemente, el no sabía nada sobre esto recién hace 7 meses había nacido Elizabeth y no había pasado nada de lo que sus amigos le decían, la niña era extremadamente tranquila, no lloraba fácilmente, era muy risueña y se reía de todo lo que veía, no dormía mucho pero cuando lo hacía no se despertaba fácilmente.

Le parecía interesante, le gustaba cuando jugaban, se hacían reír mutuamente, la risa de la niña era contagiosa pero empezó a notar que la niña era demasiado simpática, incluso a sus amigos les agradaba jugar con la pequeña y no podía evitar sentir celos.

— ¿Dónde está la princesa de papá? — Se escuchó la cantarina voz de su padre desde la sala, su padre empezó a llamar a Elizabeth "princesa" desde que la vio, parecía fascinado con ella y claro, cualquier pade o madre lo haría con una niña que no le quita el sueño durante las noches.

— ¡Aqwi! — balbuceo en lo que estiraba sus brazos para llegar al hombre.

— Tan hermosa como siempre, idéntica a tu madre — La pequeña risa de la mujer se hizo presente desde la bella isla de la cocina en la que ya hacía sentada con su típica taza de té.

— Tan hermosa como siempre, idéntica a tu madre — La pequeña risa de la mujer se hizo presente desde la bella isla de la cocina en la que ya hacía sentada con su típica taza de té

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