Cap2. Gwendolyn

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La noche ya había caído cuando un BMW negro llegó a toda potencia frente a una villa de aspecto antiguo y lujoso. El auto apenas se había detenido y alguien ya había descendido.

Dwayne descendió rápidamente del auto y se dirigió hacia la entrada de la villa, seguido de Levana por detrás.

Actualmente en su rostro no podía verse al joven maestro confiado, o al casanova Ignita y mucho menos al digno heredero de una casa Inmemorial, solo se veía el reflejo de un joven asustado. La culpa y el odio hacia sí mismo lo invadía, deseando desde el fondo de su corazón que su prometida se hallara a salvo.

Para el alivio de Levana, los guardias los dejaron ingresar sin problemas. Temía por lo que haría su amo si los guardias le negaban el avance.

Cuando ingresaron, ambos fruncieron el ceño al no ver sirvientes en la villa, lo cual era claramente antinatural. Pronto, frente a ellos apareció una hermosa dama vestida de sirvienta, de cabello negro y hermosos ojos marrones, tenía una pequeña nariz y unos labios carnosos.

"Hilda." Dwayne llamó a la criada.

"Buenas noches, Joven Maestro Dwayne. Mis disculpas por no poder brindarle una recepción adecuada." Hilda saludó e hizo una reverencia adecuada.

"¿Dónde está?" Dwayne preguntó en tono apático. No es que deseara usar tal tono, pero sabía que si se mostraba afligido las cosas no avanzarían.

Efectivamente, Hilda frunció el ceño, pero rápidamente lo ocultó, claro que no escapó a la visión del dúo, pero ninguno comentó nada.

"Está en su habitación." Respondió

Dwayne no se entretuvo más con la criada y se dirigió hacia la habitación de Gwendolyn.

Hilda se interpuso en el medio y dijo: "La señora ha prohibido las visitas."

Dwayne sentía que la ira se le subía a la cabeza, pero se obligó a calmarse. Sí dañaba a la criada frente a él, sabía que las cosas escalarían rápidamente, en especial cuando ya estaba en falta. Sin embargo, eso no significaba que aceptara pasivamente la situación.

"Muévete." Dijo fríamente. Y sin que él lo supiera, sus ojos habían adquirido un tono morado místico. Hilda sintió que su alma era tragada, bajo la mirada fría del niño y se congeló en el acto.

Dwayne caminó directamente hacia el segundo piso donde se hallaba la habitación de su prometida. Entró en la habitación, el aire que normalmente estaba lleno de su fragancia se mezclaba con el olor a desinfectante, que era una extraña combinación.

Gwendolyn estaba acostada en su cama, con un marco para colocar las gotas sobre ellas, con dos paquetes de intravenosas goteando lentamente.

En este momento el rostro de la joven belleza estaba bastante pálido, sus labios estaban incluso un poco secos y agrietados, a diferencia de su apariencia habitual. Sus hermosas cejas estaban ligeramente arrugadas, parecía tener un sueño infeliz y parecía estar sufriendo.

Dwayne creyó que, al ver a su Gwen a salvo, sentiría alivio, pero se equivocó. Verla en tal estado dolía y todo era culpa suya. Sabía que sucedería y permitió que sucediera, la culpa lo carcomía por dentro.

Extendió su mano para tocar el rostro de Gwendolyn y lo acarició suavemente. Su rostro estaba frío, haciendo que se sintiera más culpable.

De repente, las pestañas de Gwendolyn temblaron y abrió lentamente los ojos.

Los ojos de Gwendolyn estaban desenfocados, pero fijo su mirada en Dwayne, revelando una sonrisa feliz de verlo y quiso levantarse. En el momento en que realizó tal acción, el dolor golpeó su cuerpo haciendo que volviera a acostarse. Las lágrimas inundaron sus ojos debido al dolor.

El villano quiere un final felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora