Capítulo 8

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Odec se subió a la nave principal para mejorar el traje a última hora, estaba lleno de gente, se subió para cambiar el vidrio por uno más resistente, tenía puesta una máscara para evitar lastimar sus ojos al repararlo.

Escuchaba afuera los soldados correr por llegar a sus puestos, me desesperaba tanto ruido a mi alrededor, estaba en el suelo añadiendo unos puas para darle más protección, si terminaba rápido podía ir a ver a Miles.

Le puse más pólvora y le di un cuchillo extra, estaba por terminar cuando entraron los pilotos de la nave, el coronel me vio y sonrio, cerró la nave para que no saliera.

—¿Qué hace? Me dijo que esperaria por su reparación—Frunci el ceño.

—Me equivoque, ahora iras con nosotros señorita, agarrese iremos a una guerra—Cóntesto dejándome sola, lo maldije en voz alta, intente huir pero se elevó en los aires, quería gritar tirarme de ahí pero no quiero morir, me deje caer en el suelo esperando volver a ver a mi niño, mire al techo recordando los momentos que pasé con él.

                            *Pasado*

Odec le hacía unos retoques a un maletin, los chicos querían preguntar pero les daba pena, Miles estaba jugando con su cabello, estaban en el suelo en docenas se materiales, ya que si ella no estaba con él, el niño lloraba.

—Está listo—Victorie con el maletin en mis manos—Miles, dame su mano, tu huella y la mía será la contraseña de esta cosa.

—¿Qué es eso? Mami.

—Mi bebé, quiero guardar cada cosa que me hagas, cada recuerdo tuyo pero a la antigua, fotos y videos de ti, tu serás el protagonista—Conteste besando su mejilla y señalando las fotos pegadas en la paredes—Vamos a guardar todo lo que me recuerde a ti.

—¿Y cuándo lo abriremos?.

—Cuando tu quieras, mi niño.

                           *Presente*

Si no sobrevivo al menos tendra cosas de mi, algo con lo que pueda recordarme.

No sabía que pasaba afuera, pero los ruidos, balazos gritos no dejaban de sonar, al menos todo estaba cerrado, estaba imperventilando, estaba roja no debía adivinar se que lo estaba, ni siquiera estaba concentrada cuando la parte de atrás de la nave fue abierta y entraron los nativos.

De la otra puerta salió uno de la cabina a dispararle, me agache para que no me dieran, el soldado logró hecha a los nativos, asome la cabeza para ver al gato tirado en el suelo, salí con cuidado, pero fue tarde cuando me aventó su flecha dándome en el vientre, grite del dolor.

De pronto la nave se movio bruscamente haciendo caer al nativo al aire, el soldado se fue a la cabina después de cerrar la parte de atrás, para ver por qué el alboroto, la fecha estaba casi enterrada, al minutos el veneno taparia mis pulmones, mi cabeza cayó al suelo, empezó a reparar por la boca por algo de oxígeno, cerré los ojos un minuto sentí que alguien me intentaba levantar, el coronel me veía asustado.

—No tenemos nada para esto, Odec oye no cierres los ojos—Me sacudió asustado, tosi por el dolor—No debí traerte aquí, Miles te necesita.

—No puedo—Conteste casi sin voz.

—No cierres los ojos, veme—Mi vista se nubló un par de segundos—No te iras, vendrás conmigo en el traje.

—No.

—¿Y qué hago maldita sea?—Grito arrepentido, nege con la cabeza con mis pocas fuerzas—Odec, perdoname por lo que hice—Beso mi frente con cariño, cerré los ojos tomando a la muerte en mis brazos—Maldito seas Sully—Se subió al traje viendo una última vez a su ex esposa muerta.

Coronel Quaritch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora